jueves, 2 de agosto de 2012

No siempre lo que quieres es lo que necesitas.

“Intentamos interpretar las cosas de acuerdo con aquello que queremos, y no como realmente son”.  El Aleph – P. Coelho

Nuestra naturaleza egoísta generalmente nos lleva a fallar en el discernimiento de lo que podemos o debemos y de lo que queremos o necesitamos.  Estando muy consciente de eso, es que cuando felicito por algún acontecimiento particular, me gusta desear a la persona lo que necesita (su mente y su corazón), y cuando tengo mis conversaciones con el CHIEF, siempre procuro decir mi mantra “que me conceda eso que Él sabe que necesito, y que no sé pedirle”.

Perspectiva tangible:
Yo creo que las cosas empiezan a materializarse cuando las ponemos en la mente, cuando somos capaces de soñarlas y luego tenemos la voluntad de hacerlas posible (por eso siempre incito a que sueñen y en grande).  Pero seamos honestos, hay metas que cuestan más que otras (creo que éstas son las más divertidas porque nos exigen más).  Una vez un sabio maestro de mi vida me dijo: pobre de aquel que no tenga propósitos en su existencia, más le valdría tirarse por un puente. Sin seguir el sentido literal de su frase, creo que tiene razón.  El tema con nosotros los panameños es que estamos sumergidos en un profundo consumismo y la mayor parte de nuestras aspiraciones o proyectos están linealmente enmarcadas en acumular cosas y por ende ganar deudas (y un par de dolores de cabeza). Queremos más de lo que podemos y peor aún, compramos, adquirimos e invertimos en cosas que no necesitamos. Ejemplos clásicos:  ¿cuántos zapatos o carteras necesitamos las mujeres? Juguetes para hombres:  el carro más grande, más veloz, más coqueto… el último Omega (reloj) que indique que no soy un limpio (aunque literalmente lo esté)… ¿Cuántos juegos electrónicos tienen nuestros niños? la computadora (Mac por favor), iPad, iPod nano, PSP, Playstation, Nintendo Wii o DS… Y no sigo porque ustedes conocen la lista mejor que yo.

Me da miedo ver lo vanidosos que somos hoy en día y los apegos materiales que nos tienen prisioneros… Y al final, pareciera ser un “te sumas o te quedas”. No hay límite para saciarnos porque es una competencia sin tregua. Entiendo que nadie quiera ser pobre, pero ¿cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar? ¿Y qué cosas sacrificaremos en el camino?

Perspectiva intangible:
Sabiduría, fortaleza, salud, amor, tolerancia, prosperidad… Quiero pensar que también son algunos de los dones a los que aspiramos. ¿Y si resulta que lo tienes, pero no lo has sabido aprovechar?  Si queriendo ser y tener más que mi vecino, mi amigo, mi ex, para que vean lo bien que estoy, estamos dejando escapar las pequeñas grandes cosas que nos han sido otorgadas…  Miramos a través del ojo de la aguja y somos severos jueces de los errores ajenos, lo interpretamos todo desde lo que creemos es la verdad absoluta… Ayayai, lo hacemos muy lúcidos de que nuestra casa está hecha de vidrio. Imponemos nuestro criterio, con lo fácil que podría ser ponernos en los zapatos ajenos. No es lo mismo estar dentro del ruedo que fuera de él.

Mi sugerencia para hoy es que evaluemos lo afortunados que somos: respiramos (sin ningún aparato), hablamos, caminamos, tenemos la opción de abrazar o construir con nuestras manos, escuchamos (a veces solo lo que nos conviene), pensamos, decidimos o por lo menos tratamos…  Por más o menos que sea, tenemos amigos (así sea tu perro), familia, sagrados alimentos, trabajo o quien nos dé la mano si estamos buscando… Cada quien lleva sus demonios interiores contra los que lucha día a día, pero también, sabe cuáles son sus fortalezas, ventajas, oportunidades… ¿Las estamos aprovechando?  Pongamos la cosa en su justa balanza, porque al menos a mí me dieron mi respectiva sacudida ayer, y mi consciencia de carne y hueso, me dijo que era más fácil aconsejar o ayudar a otros que hacerlo conmigo, ¡ups! Seamos ejemplo de las futuras generaciones. Darles lo que necesitan, no lo que quieren siempre, así nos evitamos lidiar con los pequeños déspotas egoístas que mañana serán adultos monstruosos y desagradecidos.  Ser objetivos, no pasionistas.

Como dice mi abuela, no hay que acumular basura, ni ropa sucia… ¿qué cosas buenas queremos acumular a lo largo de nuestras vidas?  ¿Cómo queremos ser recordados? ¿Realmente hago lo que quiero en vez de lo que debo?  Poder, tener, querer y deber… no son la misma cosa y juntas suelen confundirnos. Se los dejo de tarea. Bendiciones,

No hay comentarios:

Publicar un comentario