miércoles, 8 de agosto de 2012

Lee panameño LEE

¡Ay panameñito vida mía!
Hoy no hay frase.  Le voy a regalar unas pequeñas líneas al panameño común y su idiosincrasia folclórica y relajada.  El “Hoy” se llama “LEE panameño, LEE”. De paso les doy la conclusión de esta reflexión por adelantado: incentivemos en los muchachos el hábito de la lectura.  Podemos arrancar por cuentos, revistas, libros motivacionales… Nos podemos poner creativos y que lean los textos de las vallas cuando vamos en el auto, los titulares de los periódicos, las etiquetas de los medicamentos, pero por favor, que lean.

Para nadie es raro que en Panamá aparte de nuestros tradicionales juega vivo y quién llega más tarde (impuntualidad), otra característica peculiar es esa impasible desidia por la lectura.  Y me quiero sacar el clavo.

¿Cuántas veces te ha tocado ver aquel personaje (para no acusarte directamente), que va a cualquier lugar público y lo ves luchando con la puerta porque aunque el letrero dice “hale”, éste insiste en empujar? ¿Te ha pasado que estás en la fila para pago por tarjeta del corredor (norte o sur) y en medio del tráfico pesado, con cien carros detrás de ti, “aquel” descubre que se metió en la fila equivocada (a pesar del ENORME letrero de señalización que hay de frente) y pone su cara de “yo no fui, yo no sabía”, lo cual entorpece aún más el condenado acceso? ¿Y qué hay de tu trabajo? “Ese” al que le mandas las instrucciones paso a paso por correo electrónico y luego te llama para preguntar el detalle de lo que literalmente le explicaste… O de “esos” que se pierden por los corredores o por las avenidas porque las señales viales son meros adornos del paisaje y pueden divagar por horas antes de llegar a su destino, mientras tú esperas impaciente… ¿Para producir úlcera no?

Lo cierto es que aparentamos saberlo todo, asumimos muchas cosas, pero no nos interesa perder el tiempo en quemar neuronas a través de la lectura… Las respuestas: 
ü  Me da pereza (o sueño)
ü  No me gusta
ü  No entiendo
ü  No sé
ü  No tengo tiempo
ü  No lo necesito
ü  No me inspira

Cada una más tonta que la anterior.  Falacia completa. Ingerimos miles de cosas, incluyendo auto medicados, sin siquiera saber qué o para qué son, porque la curiosidad no nos da por verificar que tenga alguna contraindicación según nuestras limitaciones de salud; por eso a veces solucionamos una cosa y dañamos otra. Pones en una caja FRÁGIL y el interior llega como piezas de rompecabezas, pero bueno para echarlo al cesto de la basura, porque “alguien” no leyó, no vio que era FRÁGIL. Si yo les contara cuántos cabellos he visto caer al piso porque hay que economizar la estilizada en un salón de belleza, no leí las instrucciones y quedé medio calva por los próximos meses o con el cabello más colorado que una zanahoria… Ayayai… O de llanto por ropa desechable que me costó muchos dólares, pero no me fijé que la etiqueta de uso decía: “lavado en seco”, “no secadora”, “no torcer”…

En otras ocasiones, ni siquiera somos capaces de leer instrucciones, así que pagamos para que nos hagan las cosas más inverosímiles por pereza mental.  Pues sepan que las neuronas son las únicas células del cuerpo que no se reproducen, y no es excusa para no pensar y menos para dejar de leer.  Cuidado con firmar contratos o documentos legales sin leer.  Con el cuento de que en ocasiones son formatos preestablecidos, si firmas, no hay reclamo.

La lectura instruye, engrandece, aporta, alimenta, te regala conocimiento, abres caminos, con ella creces y tu entendimiento también. Lee lo que te plazca, pero hazlo: noticias, chismes, drama, ficción, acción, risa, información… tienes millones de opciones. Entre mis regalos de 15 años, recibí de una tía muy querida un diccionario de sinónimos/ antónimos.  A esa edad, claro que me pareció un obsequio poco atinado… Hoy, lo conservo como una joya preciosa y aunque la gente se ríe cuando me ve sacar mi papiro preciado, mucho que me ha servido a lo largo de estos años, es el único que me queda de la edad de las ilusiones, porque hasta el anillo me lo robaron.

Éste es un cuento muy largo, porque en la cadena de “no leemos y/ o no sabemos leer”, acontece el hecho de que tampoco sabemos escribir o lo hacemos como hablamos.  Muy feo, que un profesional letrado, con maestría y doctorado, no se ocupe de su ortografía.  No todos tenemos la facilidad gramatical, pero ¿ortografía? Si no sabes cómo se escribe algo, busca y cerciórate, hello! Ya la Real Academia de la Lengua Española está en Internet. Y no es inaceptable la pobre excusa de que en msn, bbm o a través de redes, se contagia el mal hábito de recortar palabras y honestamente, me da mucha tristeza con la generación que está en marcha… Leen y hablan peor de lo que escriben.

En el país de los locos somos más, cuidemos algo más que el cuerpo, alimentemos mente y espíritu.  Me parece que por ahí viene la Feria Internacional del Libro, den los primeros pininos y por Dios, ya dejen de empujar la puerta si el letrero dice HALE, o ir en contra vía cuando hay señales claras que dicen SALIDA. 

Bendiciones,

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