martes, 24 de diciembre de 2013

Se me inunda el corazón…

Con la clásica alegría de vivir porque sí… Se me enjuga de memorias tejidas sobre sonrisas, picardías, música de la vieja escuela de la Fania All Stars… Me sobresalto con los olores a pino importado o algún desodorante que lo imita, a jamón recién horneado, dulce de frutas, rosca de pan fresco, arroz con coco y guandú…  Me abraza la caricia del sol que calienta mi alma y la suave brisa que despeja mi rostro o encrespa mi vestido como ondas de agua; se asoma como niña traviesa la costeña que hay en mí.

Ya empiezo la evaluación cronológica de un capítulo que está por culminar, sin evitar la nostalgia por el recuerdo de los que ya no están; el tiempo que voló, la duda por lo que dejé de hacer, la satisfacción por lo que logré y el placer por reescribir lo que he de alcanzar en víspera de las cuatro décadas.

Se sobresalta mi corazón porque está más vivo que nunca disfrutando del amor en todas sus expresiones y pequeñeces. Se mira agradecido con la Divina Providencia por las bendiciones y por los desafíos que han sido muchos; se hincha de orgullo victorioso aún a pesar de las inevitables derrotas porque vuela alto en un espacio donde la mente no conoce límites y donde la palabra imposible no existe.

Escribe mi corazón con sentimientos sabios la nueva historia que experimenta de 24 en 24; optimista, decidido, ardiente y fuerte porque sabe que lo que no mata, fortalece y que cada circunstancia contiene su halo de conocimiento y aprendizaje.

Está lleno mi corazón hoy y siempre de buenos deseos para todos los que me sonríen, pero también para todos los que me dan la espalda. Y aprovecha este ciclo contagiado de felicidad y añoranzas para compartir y enviar bendiciones.  Por aquellos quienes tenemos al lado y no vemos, por los que sucumben a nuestro encanto, por la familia, los amigos, los seres queridos, los que partieron anticipadamente, por los instantes mágicos y las chiquitinas grandes cosas, sonrían, agradezcan, vivan y no importa qué: “disfruten”… Cada sorbo de aire, cada esbozo, cada detalle.


Gracias 2013, bienvenido 2014, te esperamos con esperanza, fe y una gran sonrisa.

GG

domingo, 20 de octubre de 2013

Instantes mágicos

Ningún día es igual a otro, punto. Me ha pasado como a muchos que sucumben ante la rutina y se pierde la esencia del hechizo y del aprendizaje que viene con cada amanecer… Eso, el amanecer. Algunos quedamos en la noche perpetua o en el día irreverente y plagado de mil cosas que nos hace creer que el tiempo no alcanza.

Creer que no hay propósito o que éste tiene por fuerza que ser algo notable, extraordinario… Busco en la brújula el norte, sin recordar que también hay sur, este y oeste. Extraño respirar el aire marino de la costa y me pregunto: por qué no he ido…

Definitivamente suele ser más fácil decir, que hacer; aconsejar, que practicar; hablar, que escuchar. Se hace pausa y sin querer, es probable quedarse en ese estado sin observar, sin apreciar. Agradecemos (a veces), pero, siempre hay un pero.

No quiero mirar atrás para darme cuenta de todas las cosas que pude hacer y no me atreví, o todas las cosas que se me pasaron esperando lo inesperado.  Los vacíos los llena Dios (y eso va también para los que no creen).  Cada día trae su magia y tiene su poder. Tiene 24 horas, mitad luz de sol, mitad luz de luna y así también es la vida, hasta en sus momentos más difíciles. 

Los instantes van desde el mismo segundo que abrimos los ojos y descubrimos que despertamos; muchos no lo logran.  Que nos paramos y vemos con alegría o con angustia el reloj; eso significa que vemos, sentimos y escuchamos (si trae alarma)… Que nos bañamos, desayunamos y salimos. Igual: tengo agua, tengo comida, tengo pies para caminar o un medio de transporte para andar; y en efecto, un destino al que llegar, aunque no me guste.

Hay los otros más obvios y que se nos hacen menos tangibles: los buenos días del extraño, la sonrisa de un niño, el te quiero de un ser querido, que también puede caer en la mortal rutina y no logramos apreciar su significado y profundidad. Un cielo radiante de azul o de gris…

Cuando me dicen que hay otros que no pueden o no tienen, a veces aflora el egoísmo de pensar que es consuelo de tontos porque “mi pesar” es más grande que el de los demás y que eso no importa porque estoy centrada en “mi problema”. Y se me pasa, se me pasa el encanto de cada día, se me olvida esa fracción de segundo que sonreí o que pude regalar una sonrisa, me tomo las responsabilidades tan a pecho que pierdo de vista que la vida es una y vuela.

Te invito, como me invito a mí, a gestar el compromiso personal de archivar en la memoria los instantes mágicos de cada día, descubrirlos y atesorarlos. Es un ejercicio que si se hace bien deja gratas sorpresas y alimenta nuestro corazón. Son las pequeñas grandes cosas las que verdaderamente valen la pena.

GG

sábado, 15 de junio de 2013

¿Qué me trajiste papi?

Es la frase que hasta el sol de hoy, se me ha quedado tan grabada que aún la digo. No me es difícil regresar en el tiempo y descubrir que hay muchas sonrisas guardadas en la memoria gracias a mis papás.

¿Papá solo hay uno?  Negativo.  Si tener uno es un premio, tener dos, es una completa bendición.  El único problema es saber de cuál estoy hablando en determinado momento. Las niñas tenemos esa habilidad innata para amar y envolver a papá… Muy diferente a lo que pensaba hace algunos años, discrepo en la teoría de “madre/ padre”, porque siento que tanto la figura materna, como la paterna son irremplazables.  Nadie llena el espacio nadie, sencillamente vamos adaptándonos y hacemos limonadas con la lluvia de limones que nos va regalando la vida.

Aprendí de fútbol (y cómo no permitir que me metan gol), de carros, de moral y valores, de disciplina, de cómo tomar, con un par de gritos… a conducir, de equivocarme y seguir, de lo bueno, lo malo y lo feo, de besos, abrazos y te quiero(s)… Mérito completo de mis papás.  Pero la lección más grande es la de amar.  Suena chistoso, pero son los hombres de mi vida; que me aman sin que yo tenga que darles nada a cambio (al buen entendedor, pocas palabras).  Tienen vocación de psicólogos, prestamistas/ financiera (sin intereses), bufones, amigos, muy buenos críticos… Aunque no lo saben, se compensan y a través de eso he recibido una formación equilibrada y feliz.

Por cada mal padre, hay muchos otros y muy buenos. Les he visto en acción y desde la perspectiva de ser hija, les comprendo.  Dentro del matrimonio/ relación o fuera de ella, conozco verdaderos súper héroes que se niegan a fingir demencia o desconectarse de su camada. En estos tiempos, se necesita coraje, por no decir otra cosa más folclórica, para ser papá. 

En atención a los miles de hijos sobre la faz, no puedo menos que agradecer a esos personajes.  Generalmente comparan a las mamis con los ángeles, muy subliminal, sutil… Sin chiste o para tergiversar, los papas tienen su gen canino, pero no cualquier can, hablo de raza Premium: protectores, cazadores, leales, inteligentes, fuertes, con grandes habilidades y sentidos altamente desarrollados (como el olfato por ejemplo)… Podría compararlos con Batman, Superman, Iron Man, etc., y si los tiro a todos en una licuadora probablemente me quede corta.

Gracias papás por darnos el don de la vida.  A los que están, a los que les separa la distancia física, a los que ya partieron, pero siempre nos cuidan: “muchas gracias”, por ser ejemplo a seguir, aún en la imperfección que todos tenemos, gracias por la calidad del tiempo, por los mimos, el apoyo, las lecciones, las nalgadas, los regalos, las reglas… Gracias por cada frase reiterativa: cuídate; cuando tú vas, yo vengo; pregúntale a tu mamá; NO, porque yo lo digo o un simple OK, y aquella que a veces es dura de decir pero que se siente en lo más profundo – “te amo hijo”.


Más allá del día comercial, si son papá deportista, papá fashion, papá amargado, papá extremo, papá chistoso, papá tacaño, papá intenso, papá “multitasking” (hácelo todo), papá intelectual, papá DJ, papá tecnomaniático, papá driver, o simplemente PAPÁ,  Dios les bendiga y les conceda el discernimiento y la sabiduría que necesitan para llevarnos de la mano siempre… Porque no hay obstáculo que el amor no pueda vencer… Solo mueren quienes pasan al olvido. Bendiciones y ¡FELICIDADES!

GG 

domingo, 9 de junio de 2013

¡Sí quiero!

Sí quiero, fue la frase que pronunció esta mañana Norma Alejandra.  Hasta ese momento, una total desconocida para mí y puede que la vida no nos tropiece otra vez, pero hoy fui testigo de su voto de fe para recibir el sacramento del bautismo.  Visiblemente apenada (parece de personalidad tímida), probablemente porque calculo que tiene unos veinte tantos años, dio un paso con la valentía que supone aceptar a Dios en su vida y con la gran responsabilidad que eso conlleva.  Hicimos de ese momento uno de los más especiales en su vida, no solo con aplausos y buenos deseos, sino con oración y amor. 

La mayoría de los católicos pasamos por ese proceso de forma un poco diferente, ya que somos recibidos como cristianos sin contar con uso de razón, pero sí con la convicción y posterior educación de nuestros padres. Luego participamos de la primera comunión y cuando tenemos el criterio para decir “sí quiero”, nos confirmamos.

Quiero hilar este hecho con dos cosas importantes.  Primero, el amor.  Dios es amor, y el más grande de todos los mandamientos es amarlo con toda nuestra fuerza, poder y confianza, y, al prójimo como a nosotros mismos. Les comparto un fragmento de la segunda lectura de hace 2 domingos:

“Ya que hemos sido justificados por la fe, mantengámonos en paz con Dios, por mediación de nuestro Señor Jesucristo. Por Él hemos obtenido, con la fe, la entrada al mundo de la gracia, en el cual nos encontramos; por Él, podemos gloriarnos de tener la esperanza de participar en la gloria de Dios.

Más aún, nos gloriamos hasta de los sufrimientos, pues sabemos que el sufrimiento engendra la paciencia, la paciencia engendra la virtud sólida, la virtud sólida engendra la esperanza, y la esperanza no defrauda, porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que Él mismo nos ha dado”. (Rm 5, 1-5)

Segundo, sí quiero.  He estado como muchos, en situaciones de suprema alegría y de extrema tristeza. Hechos que ayudan a poner nuestra vida en perspectiva y ponen a prueba la voluntad y la fortaleza de espíritu.  Muchas más veces de las que puedo aceptar, he sentido que no puedo librar la batalla o que la prueba me supera... Pero así como dijo hoy Norma Alejandra: sí quiero; he comprendido que aceptar es una cuestión de fe.  Puede que las cosas no salgan como queremos, pero les aseguro, que salen como deben ser y que cada experiencia deja su aprendizaje y nos acerca a lo que debemos ser. Seré muy cuidadosa y ahora más consciente cuando vuelva a decir la frase “sí quiero”.

Para conocer de Dios hay que amar.  El padre Popito preguntó hoy, qué es más fácil… ¿Amar o dejarse amar?  Una buena reflexión para la semana y un cuestionamiento útil de hacer en todo momento de nuestras vidas.  Como decía la Madre Teresa de Calcuta: ama hasta que te duela, y si te duele, ama más.  Démosle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.  Bendiciones,

PD. Dile hoy a quien amas, lo que sientes, puede que lo esté necesitando... Y si ya lo hiciste, no está de más reiterarlo.

GG

domingo, 19 de mayo de 2013

Desde el seno familiar


Familia es familia y cariño es cariño, como dice el maestro Rubencito.  El 15 de mayo se celebra el “Día Internacional de la Familia”…  Ya sea que se componga de 2 o de 10, la familia es el eje fundamental en nuestras vidas… Hay muchas cosas que se aprenden en la escuela y luego en la calle, pero los pilares que nos definen se forjan desde nuestro hogar.

Como a muchos, me preocupa el rumbo que está tomando esta noble empresa junto con sus principales accionistas.  Más que una crítica constructiva, estas líneas son un llamado de atención para todos.  No tengo que ser madre para dar una opinión objetiva porque soy hija y fuera de lo que todos sabemos y anhelamos, me enfoco en los hijos de hoy. Además, tengo ahijados y me tomo en serio ese rol.

No hay amor más grande, fuera del que muchos sentimos hacia Dios, que el que inspiran los hijos. Lo sé porque mis padres me lo demuestran cada día de mi existencia.  Veo algo atónita a la nueva generación y honestamente me da susto y algo de tristeza.  Aunque no puedo, ni quiero generalizar, percibo que los padres se han convertido en muchos casos, en una especie de esclavos y otras veces en tontos útiles para los hijos… Y claro que conozco perfectamente el arte de la manipulación, sobre todo con mis papas (afortunadamente tengo dos), porque las niñas venimos diseñadas genéticamente para trapear el piso con ellos (en el sentido jocoso de la frase).

Entiendo que aunque la obligación llega hasta la educación secundaria, nuestros padres lo llevan más allá, procurándonos aprendizaje de primer nivel universitario y es comprensible, porque probablemente es el único o el mejor legado que nos pueden heredar y que nadie nos puede arrebatar. Pero lo que pasa hoy día es un tanto absurdo.  Los padres empeñan la vida y lo que no tienen para complacer a los hijos desde muy temprana edad, no sé si es para compensar el tiempo que no les alcanza para dedicarles, si es mera apariencia o un extraño gesto de amor; en ocasiones lo ven como una obligación a pesar de sus propias limitaciones y otras realmente les parece una gracia.  Ejemplos sobran. Toda la tecnología que sale: iPad, androids y familia, MacBook, juegos de videos de todas las marcas y modelos habidos y por haber, tutores, cursos de golf (ya pasaron de moda los deportes populares, mientras más sofisticados, mejor)… ¿Para qué mi hijo de 5 años necesita un celular y por qué tiene que ser el más sofisticado? Ah Gina, es que es otra generación, no seas chapada a la antigua… Yo tuve celular de adulta y aunque son supuestamente otros tiempos, no morí.

Las familias de clase media, se tiran unos lujos incomprensibles y a veces innecesarios.  Pagan la mejor educación, aunque eso signifique comer arroz con huevo y que conste que yo lo haría de ser necesario.  Vas a la casa y hay una computadora por persona, y si son cinco, hay cinco y si los hijos ya están en etapa universitaria, también veremos estacionados cinco autos, aunque estén trepados unos encima de otros. Muy pocos se rehúsan a llevar ropa o zapatos que no sean de alguna "prestigiosa marca". Y la nana les lava hasta la ropa interior porque pobrecitos, tienen tantas obligaciones en la escuela o están en etapa de divertirse, que si hacen su cama se pueden fracturar el brazo. Perdí la cuenta de cuántos infantes he visto en el supermercado haciendo tremendo berrinche porque no le compraron la golosina que querían y padres avergonzados que terminan cediendo con tal de que se aquiete o de no pasar la pena.

¿Quién, cuándo y cómo ocurrió esto?  El dilema no es que inviertan mil, dos mil o la cantidad de dinero que sea en su vástago mensualmente (el costo de la vida ha subido y lo sé)… Lo que me aterra es que estamos legando eventuales adultos déspotas, egoístas, que creen merecer todo y que entran al mundo real creyendo que la humanidad caerá rendida a sus pies al mínimo esfuerzo, para encontrarse que afuera no es como en casa y que nadie está para aguantarles sus inmadureces.  Son niños y jóvenes que no conocen el valor de ganarse las cosas, porque si yo como madre me voy a sacrificar es con plena consciencia de que ese niño da la talla y se esfuerza… Anuente de que es posible que cometa errores y que habrá ocasiones en que requiera otra oportunidad… Pero no es el caso. Es una generación con todas las ventajas tecnológicas que hace 20 años eran una fantasía, pero con tan escaso sentido común, con tan poco criterio, y con una mediocridad digna de “Believe it or not”, que francamente no sé qué será del futuro inmediato de la humanidad porque ni escribir saben (y me niego hablar de esto porque necesitaría muchas páginas para desahogarme). 

Demasiado consumismo, demasiadas libertades y que me perdonen los profesionales en la materia (psicólogos y psiquiatras), pero hace 20 años nadie murió porque le metieran un correazo por irrespetuoso o le castigaran porque perder una materia.  Soy hija única y no por ser niña me libré de sacar la basura o lavar el baño; y cuando mi mamá decía: NO HAY, yo entendía que no, sin enojarme, sin acomplejarme, sin hacer espectáculo y era incapaz siquiera de torcerle la boca o peor aún contestarle, era impensable. 

Con ese cuento raro de que hay que ser amigos de los hijos, de que pegar es maltrato físico, el famoso “time up”… Ayala vida… Me reservo lo que estoy pensando. Mis papas son mis papas.  Afortunadamente hemos tenido la suficiente confianza desde que tengo uso de razón para preguntar sin sentirme censurada y para contarle mis cosas a boca abierta y sin pepitas en la lengua. Y no he dejado de ser su niña a pesar de los años.  Pero me enseñaron de límites, de respeto, de confianza, y pesar de la enorme ello, siempre necesité que fueran MIS PAPAS, que me dieran directrices y no que parquearan conmigo en la fiesta de mis amigos (aunque eso todavía pasa). Un equilibrio que agradezco porque creo que no lo hicieron tan mal.  La universidad pública me la pagaron, pero me lo gané, no es que fuera Sigma Cum Laude, pero me dediqué.  ¿El carro? ¿La maestría? Esas me las pagué con el esfuerzo de mi trabajo y por eso es que lo valoro. Este enredo se ha convertido en una competencia sin tregua de papas que terminan desgastados y de hijos que andan por la vida desorientados y que repetirán los mismos patrones de conducta.

Ojo, cada quien tiene la libertad de criar a sus hijos como mejor le parece.  Pero creo sano hacer un alto, con todas las partes involucradas y empezar por asumir responsabilidades de la misma forma que los beneficios. Los valores cívicos y morales nunca pasan de moda, y no es tarea de los profesores, ni de la calle (allí es que se dan los verdaderos estrellones).  El respeto y la confianza se ganan, procuremos ser ejemplo de vida para los que van a relevarnos, porque de ellos depende la supervivencia del planeta (que bien maltratado está) y de la raza “humana”. Sensibilizarnos por nuestro medio ambiente y por nuestro prójimo como por nosotros mismos.  El tiempo que le dediquemos, sencillamente no tiene precio.

PD.  Feliz Día Internacional de la Familia para todas las familias, porque ninguna es perfecta, pero sobre todo a los padres abnegados que contra viento y marea se empeñan en darle buen ejemplo a los hijos y por éstos, que aprecian el esfuerzo de sus padres (y que gracias a Dios, siguen siendo la mayoría).

GG

"Caminamos en la fe"


Llevo meses, semanas, días pidiendo como letanía iluminación Divina para ver los mensajes que el Supremo tiene para mí, y como este don se lo debo a Él, hoy se lo dedico porque para los católicos es una fecha importante: Pentecostés.

Toda la semana Francisco, ha hablado sobre el Espíritu Santo.  Y no me crean irrespetuosa, pero es que literalmente así es como pido en mis oraciones por él. Probablemente sea parte de la cochina confianza porque es un Papa latino, y me siento muy orgullosa de lo que veo y lo que siento desde que asumió las riendas de la iglesia.

Comparto la segunda lectura de hoy de la Primera Carta a los Corintios:
Nadie puede llamar a Jesús “Señor”, si no es bajo la acción del Espíritu Santo.

Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo.  En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. (1Cor12, 3b-7. 12-13).

No he estudiado teología, y tampoco pretendo dar una interpretación de la palabra porque me parece que es clara y quizás muchas de las grandes controversias en ese plano, son justamente porque cada quien la interpreta como le da la gana.

De cualquier forma, me acojo al llamado de Francisco (estoy convencida que sin el protocolo preferiría ser llamado así, a raja tabla). En este “Año de la Fe”, deseo que nuestro corazón esté abierto a la Palabra de Dios por intercesión del Espíritu Santo,  que esté abierto al bien y a la belleza de Dios cada día. 

Más claras no han podido ser las señales para mí… Llevo tres semanas que comulgar se me ha vuelto un momento más sensible de lo regular y cuando me dejo llevar por la música del coro (que me encanta), a veces me siento llorar de pura emoción… El cuestionamiento es válido: ¿Qué estoy haciendo como cristiana?  Nos hemos acostumbrado a ser oyentes y quizás dentro de lo que cabe cumplir a medias los mandamientos de la Ley de Dios, pero cuántos estamos llevando la fe a otras personas… ¿Por qué le dejamos la tarea de evangelizar a otros? Ajá, luego no sabemos por qué nos roban el mandado… Dice el Papa: no se es cristiano según el momento… Y por mi formación me niego a ser católica de apellido y a conveniencia hipócrita.  Quizás pierda algunos fans en el camino, pero me reactivo (aún más) a la fe que profeso. ¿Soy capaz de “hacer ver” mi fe con respeto, pero también con valentía?" Sí quiero.

Dice la Madre Teresa de Calcuta: A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota. Entonces procuremos ser esa gota cristalina que da vida porque el ejemplo y el cambio empiezan desde mí.  En la iglesia había un letrero exageradamente grande que decía “Somos una iglesia que camina en la esperanza”. Cierro invocando al Espíritu Santo para que sea artífice de cada paso que damos sin importar el credo, la raza o las creencias, incluso las científicas y ateas.  Que se mueva en cada uno de los que leen estás líneas y nos permita ser “instrumentos de paz”. Bendiciones,

GG

sábado, 4 de mayo de 2013

¡Ayala vida!


¿Qué pasa cuando asumes?  Ayala vida… metes la pata.  El tiempo y múltiples golpes me han enseñado lo poco práctico que es asumir, tanto en el plano personal como profesional.  En el primero, incluye la parte afectiva/ emocional, pero también la espiritual.

Cuando hablo de “asumir”, no me refiero al significado que dice que es hacerse cargo, responsabilizarse de algo, aceptarlo. Sino al término más bien de origen legal, que habla sobre el hecho que la ley tiene por cierto sin necesidad de que sea probado.

Algunos “Ayala vida” comunes:
  • Asumí que esa era su responsabilidad
  •  Asumí que lo sabías
  • Asumí que como me dijiste esto, eso era aquello. En matemáticas 2 + 2 son 4, pero en la vida no todo es así
  • Asumí que tú lo traerías
  • Estamos en verano, asumí que habría sol.  Somos los gestores de los cambios climáticos, así que ya nada es predecible con el tiempo
  • Pensé que tenías dinero (tiempo, carro/ transporte, agua, o lo que sea que creemos que es un hecho)
  • Pensé que podías, querías o tenías…
  • Pensé que era soltero(a), casado(a), divorciado(a), etc.
  • Pensé que te había quedado claro (o que me entendiste)
  • Pensé que yo le gustaba, peor, pensé que me amaba 

Hay varios dichos que aplican: el que parpadea, pierde; y camarón que se duerme se lo lleva la corriente. Uno de los peores errores que cometemos es pensar por los demás, eso produce que en algunas ocasiones, hablemos por ellos y luego vengan las complicaciones, los lamentos y las disculpas, los enojos y hasta las desilusiones.

No deberíamos dar por sentado nada.  Hay varias a respuestas para este mal hábito. PREGUNTAR.  Si no entendemos, no sabemos, o existe la duda razonable, hay que preguntar.  A veces no es que no nos entienden, es que no nos damos a entender, así que hay que asegurarse y preguntar. Tenemos cierto fanatismo/ inclinación por inventar, armar enredos y dramatizar las cosas, hay que andar con cuidado y atentos.

DEMOSTRAR.  No podemos asumir que el jefe o el colaborador, según el caso, es adivino. Las capacidades se miden de acuerdo al esfuerzo del trabajo, a los hechos.  Que porque tenemos una licenciatura, maestría o doctorado, nos la sabemos todas, bastantes letrados conocemos con habilidades cuestionables.  Todo se trata de aprendizaje y cada día se construye mediante hechos. En el plano emocional, el amor se demuestra y lo repito hasta el cansancio.  No se debe asumir que porque nos aman, nos tienen que aguantar y que toda la vida nos amarán por nuestra linda cara. El amor es perfecto, los seres humanos no, así que tienen sus limitaciones y por ende se fastidian (y bien rápido para mi gusto).  No asumir que por los buenos sentimientos, las personas van actuar como esperamos o queremos, eso no funciona así. Tanto aguanta el cántaro hasta que se derrama o se rompe. Excepto Dios, nadie tiene ese poder infinito y elástico para amar, pero no olvidemos que también lo tiene para juzgar, así que mucho ojo, que como dicen, en esta vida nada es gratis y hasta el cielo hay que ganárselo.

PENSAR… Pienso, luego existo.  El sentido común, es el menos común de los sentidos.  Antes de hablar, hay que pensar. La mente es un músculo, hay que ejercitarlo.  La gran mayoría de nuestras metidas de pata, ayala vida, o “plop” (ya saben que soy fanática de Condorito), son justamente por asumir y abrir la boca, ejercitar el clan de músculos imprudentes (todo en uno: la lengua), sin pensar.

Este es un trabajo de ensayo y error, por más chispas que estemos, en algún momento caemos, lo bueno será APRENDER, para no repetir siempre los mismos errores y seguir en la búsqueda por ser mejores seres humanos.

GG

¡Auxilio, no sé qué hacer con tantas hormonas!


No soy la más versada en términos científicos para hablar del tema, pero sí soy especialista empírica porque las vivo y me matan por lo menos una vez al mes.  El título de este cuento parece un tema exclusivo para mujeres, pero ¿adivinen?  -- Las hormonas participan en la regulación de nuestro crecimiento y desarrollo, reproducción, comportamiento y envejecimiento. Al incidir directamente en el estado de ánimo femenino, también afecta a los caballeros.

Me dio por “googlelear” y casi me infarto del espanto. Puede definirse a las hormonas como agentes químicos producidos por ciertas células o tejidos endocrinos específicos llamados glándulas, que son vertidas en la circulación sanguínea. Actúan a distancia, ocasionando grandes cambios en determinadas células o sistemas, aun cuando operan en pequeñas cantidades.

Hace varias semanas, en un mismo día, dos personas a las que quiero mucho y que me conocen, me preguntaron: ¿estás con el periodo?  Y las lectoras femeninas, seguramente se verán identificadas porque un gran porcentaje habrá recibido este cuestionamiento por lo menos una vez en su vida.

Durante mi adolescencia veía este tema como un mito, así como aquello de los traumas “post”, pero cuando los años te alcanzan, las realidades también.  Mi primera reacción ante la pregunta fue de indignación, luego de coraje y al final de uso del razonamiento.  No estaba con el periodo, pero sí era un comportamiento hormonal porque en unos días estaba por venirme.  Es bueno saber, como conocimiento general, que también hay “pre”, y que cada cuerpo femenino actúa y se comporta de manera diferente.  A mí me da el indeseado síndrome premenstrual.  A veces me pongo irritable sin saber por qué que yo misma me cabreo de mí; otras traigo la sensibilidad a flor de piel y lloro hasta por reír… No se puede predecir, solo ocurre.

Hablo de esto porque es algo con lo que se vive a diario, pues en la casa, en el trabajo o donde quiera que vayamos, tendremos a una mujer al lado.  Y para que comprendan, incluso aquellas que no sabemos qué pasa con nuestro cuerpo, no es algo que hacemos o decimos para irritar o incomodar a nadie, de hecho, para cada una, dependiendo del nivel, es difícil manejarlo, casi me atrevería a decir que está fuera de nuestro control (y seguramente algún psiquiatra o ginecólogo quiera desmentirme), pero si pudiésemos elegir, siempre querríamos estar bien, hablando en términos hormonales, claro está.

¿Qué son necesarias? Sí lo son y también son un montón.  Entre estrógenos, progesterona, que incluso hay casos en que te las inyectan, ya pasé por eso y solo puedo decir: ¡plop! (al estilo Condorito); testosterona, cortisol, tiroideas y compañía limitada, pueden volver la vida femenina en un caos.  Y ni hablemos cuando se entra en la menopausia, que eso es punto y aparte.  Puedo decir con propiedad, a pesar de no haber entrado en esa etapa aún, que la he vivido (inducida, pero la viví) y no es nada agradable.  Eso de tener frío cuando otros tienen calor, o de sudar a chorros cuando el resto está seco, no me hace gracia.  Tampoco el insomnio o las ganas de salir corriendo en pelotas por la avenida gracias a la ansiedad… Y no estoy describiendo a una hipocondríaca  sino a una mujer común y silvestre; perdón, corriente.

Esta lucha no es fácil, pero tampoco es opcional, por lo que en el camino, aprendemos a torear el asunto y aceptar esas cosas que no podemos cambiar, porque aunque a veces se nos pase, las benditas hormonas forman parte de nuestro planeta venusino y tienen sus bondades aunque no las sepamos apreciar.

Cierro con algunos tips.
Para los hombres
  • Mamá, hija, hermana, esposa (peor si es ex esposa), amiga, compañera, si es de género femenino no trates de comprender, no seas iluso que ni nosotras nos comprendemos. Ámanos, respétanos y paciencia. No te queda de otra.
  • Cuando entramos en periodo hormonal, ya sean horas, días o meses, sencillamente no jodas. Si no das, ni dices dónde hay, mantente al margen.  Lava tus platos, haz tu trabajo, arregla lo que tengas que arreglar, habla o calla según el caso, pero NO te pongas intenso porque vas a empeorar las cosas.  Puedes fingir, pero no te pases.
  • Aprende a descubrir en las mujeres de tu vida esas etapas.  Cuando se nos disparan algunas (investiga), es que nos ponemos más bonitas (aprovecha para tirar los piropos), o más candentes (sácale millaje).
Para mujeres
  • Si las hormonas te ponen de cabeza,  no ir contra la corriente.  Recuerda que es temporal, así que aprende a fluir.
  •  ¡Acéptalas! El resto de la humanidad no tiene la culpa.  No abuses, la gente se puede fastidiar de tenerte paciencia, la mente controla al cuerpo, pero...
  • No te reprimas.  Si tienes ganas de llorar o gritar, busca el momento y el lugar y hazlo.  También tienes otras alternativas que ya probé y son efectivas: ejercicio, comer sano, masajes y distraerte en algo que te gusta.
  • Complácete.  Esos días u horas intensas, puedes cometer uno que otro pecadillo.
  • Antes, durante o después, independientemente de la edad o la etapa, no hay diferencia. Cultiva la paciencia y “trata” de ser consecuente.
  • Si no pasas por eso, da gracias y jamás te burles, ni subestimes a las demás… Mírate en ese espejo, no sabes cuándo te va tocar. 
  • Dios es perfecto, la naturaleza sabia y nosotras las más hermosas criaturas. No lo olvides.

GG


domingo, 31 de marzo de 2013

Soy culpable


Se me acusa de ser intensa y me declaro completamente culpable.  Pretendo justificar un poco esta extraña conducta, echándole el muerto al entorno que me rodea, aparte de, mi peculiar personalidad.  Aunque no puedo generalizar, el panameño común suele serlo y vaya que a veces cabrea, pero que quede claro que una cosa es ser intenso y otra muy diferente es|ser necio, inoportuno e intransigente.

Y es que independiente del país de origen, a como están las cosas, hay que ponerle algo de intensidad a la vida, recordando que ningún extremo es saludable.

Ser “intenso sano” desde mi perspectiva es ser meticuloso con las cosas que dices y con las cosas que haces.  No dejar nada a medias y puede ser que el seguimiento es lo que más tedio causa al intenso y la víctima de la intensidad.  Es un poco de preguntar, para no caer en la ignorancia; hablar cuando hay que hacerlo, pero saber callar cuando es propicio (de no ser así, no se es intenso, sino impertinente).  Ir de frente con la verdad y no patrocinar injusticias.  Vivir con fuerza, amar con fuerza, luchar con fuerza y hablo de fuerza interior, de espíritu emprendedor y guerrero.  Tiene un poco de obseso, pero también de precavido; algo de raciocinio y otro tanto de intuición desarrollada…  Una mezcla de factores que si no se manejan bien pueden caer mal (el intenso fastidioso).

El intenso natural cansa o vence, prefiero estar en el último grupo sin producir lo primero.  Fijar metas y ser constante. A veces, “solo a veces”, el fin justifica los medios y hay que dar ciertos empujoncitos para que las cosas se den, sin forzar el balance.

Si hoy me llaman intensa por decir la verdad (sin herir susceptibilidades), lo soy.  Por decir te quiero un millón de veces o demostrarlo, lo soy.  Por preguntar y preguntar y volver a preguntar para estar segura y no meter la pata, lo soy.  Llamar las cosas por su nombre y encarar la realidad, culpable.  Detallista extrema, sí, es correcto. De no ser así, es posible que no fuese la diferencia para aquellos que amo y con aquello que me apasiona. Soy deliciosamente intensa hasta para dormir.

La intensidad le da color y sabor a la existencia, nos nutre de energía vital. Bien utilizada nos abre caminos y mal llevada nos puede cerrar puertas.  Nos da permiso para reinventarnos y nos permite descubrir la vida en todo su esplendor. ¡Despierta que la vida es corta y hay que disfrutarla con emoción!

GG

sábado, 30 de marzo de 2013

“Pongo de moda el amor porque es una decisión y se demuestra con hechos”


En estos días en los que el romanticismo parece una cursilería; los detalles están basados solo en muestras de afecto materiales; las pruebas de amor se circunscriben al sexo; y, la intolerancia está en su apogeo… Vuelvo a hablar de amar, a ver si de muchos que me leen, por lo menos uno entra en sintonía.  Dicho y sostenido, cuando se trata de amar, hay que tener valor, por no decir otra cosa en su esencia más vulgar.

Sin ponerme muy religiosa, me parece que la expresión máxima de amor, para aquellos que somos católicos – cristianos es la del Padre que ofreció al Hijo, y la de éste, al dar su vida por redimirnos… Aunque muchos pensemos que somos capaces de hacer esto por la persona que amamos (padres, hijos, pareja, fe, etc.),  a la hora de la verdad, nunca se sabe y hay espacio suficiente para la duda razonable. Ni hablar; en nuestra perfecta imperfección, estamos muy lejos de semejante capacidad.

Me viene a la mente una frase de esas que te mandan por Internet, pero que quedan en el subconsciente, que dice que hay cosas que una vez que pasan, no regresan: el tiempo, las palabras y las oportunidades… Si me refiero a “las palabras”, no siempre es como nos dicen que se las lleva el viento.  Calan en lo profundo del alma y tienen poder masivo de destruir o construir. 

Hago referencia a esto porque es fácil hablar, pero nos resulta complicado actuar.  Incluso al que más le cuesta decir “te amo”, le es sencillo si se compara con demostraciones concretas.  Y retomo el primer párrafo, que para amar no se necesita invertir millares en bienes materiales.  Es una cosa del día a día; un ¿cómo estás?, ¿cómo te fue?, ¿en qué puedo ayudarte? (y hacerlo), gracias, por favor, te he extrañado, haces que sea mejor… No dar por sentado que la otra persona sabe lo que sentimos, porque todos necesitamos escucharlo, todos consentimos un abrazo, y apreciamos los gestos… “Apreciamos los gestos”, por más sencillos que parezcan, hay que saber agradecerlos.

No se mide en lo que más puedas dar, sino en lo que puedas hacer para ser la diferencia en la vida de ese ser querido. El amor muere con el hastío de sentirse ignorado y nace cada día con la fe.  Rompe barreras de tiempo y distancia, y que conste que no soy idealista, pero sé que se puede y que transciende más allá de nuestros sentidos y del espacio.  Se antepone al egoísmo y a la soberbia porque siempre buscar ser mejor.

Fácil es decir te quiero, porque yo quiero ir a Europa, quiero mi carro, quiero ganarme la lotería, pero amar, y que eso tenga fundamento, no siempre se ve, pero existe.  En el amor no hay guiones, tampoco manuales, ni nada está escrito. 

El amor no se debilita, los que nos debilitamos somos nosotros. A medida que la consciencia envejece, perdemos ciertas facultades y se sensibilizan otras.  Cualquier día es bueno para preguntarse qué estaría yo dispuesto a hacer por amor y qué me limita. También recordar que el amor nace en mí.  Y aunque las palabras tienen poder, los hechos hablan más que mil de ellas. 

No importa cuántas veces me decepcione de los seres humanos o de mí, ni cuantas veces haya perdido en búsqueda del amor, siempre me repondré e iré por más y apostaré por él.  Quien busca, encuentra; quien pide, será saciado; quien toque la puerta, se le abrirá.  Cada vez que tengamos el coraje de decirle a alguien que le amamos, procuremos demostrarlo en toda la extensión de la palabra, con firme decisión y completa libertad.  El amor no es una moda, porque no pasa, pero creo que ya va siendo hora de ponerlo como prioridad en nuestras vidas y darle el verdadero sentido que merece.

Ama y haz lo que quieras.  San Agustín.

jueves, 7 de marzo de 2013

Muerta antes que sencilla


Solo el título me incita a la risa y es que perdónenme, pero esto no aplica solo para las féminas, sino también para los machos. Pues es que el panameño es todo un personaje, que hace que sus jocosas frases, palabras y estilo de vida se contagien hasta al más frío de los habitantes de este planeta, ya sea que estén de paso o hayan decidido rendirse a la belleza de nuestro pequeño paraíso.

En el contexto de lo que nos compete, es posible que muchos lo vean como mera vanidad, pero es más que eso.  Las minucias, me hacen suponer que ante nada y ante nadie dejamos perder el glamour

La gasolina, el pan o la comida en general, los servicios públicos, todo sube, pero ¿adivinen? “Primero muerta, antes que sencilla”. No es una cuestión física, sino de actitud, y eso es algo que abunda en grandes proporciones en tierra istmeña.

Del lugar donde orgullosamente nací, esta práctica es más común que en cualquier otro lugar sobre la faz.  Sin remordimiento, sin vergüenza y sin complejos, andamos del 1 al 10, aunque sea a pie;  la verdad, es que el estilo integral, no necesita de cuatro llantas. Probablemente en la costa también escuchen decir: si hay miseria, que no se note. Puede que la estructura hogareña esté por caerse (literalmente), pero cuando salgo por la puerta, irradio cualquier cosa, menos carencia… 

Aja – ya entiendo por qué este año nombraron a Panamá como el país más feliz del mundo; porque realmente se puede venir abajo todo lo que esté fuera de nuestras fronteras, sin contar la pelea política, cultural o religiosa dentro de casa, si lo vemos con ojos abiertos, no tendría por qué ser diferente; felices o felicianos, nos la pasamos de agencia.

Puede que sea antagónico y de doble moral, trivial y platónico/ superficial, quizás algunos no le hallen la gracia, pero no quiero tocar ese plano, no siempre nos podemos tomar las cosas tan en serio.  En el fondo, nos reímos con picardía, porque esto hace parte de nuestra personalidad folclórica y si eso nos da permiso para ser felices, aunque sea por instantes, entonces, mil bendiciones por ello. La vida es corta y medio difícil, entonces, al final todo se reduce a una cuestión de “actitud”. Uno elige cómo quiere tomar o manejar cada circunstancia que se presenta: con una sonrisa de oreja a oreja y bien “chaniaos”, priti o bonitos (para los que no entienden la jerga), o vueltos leña, quejándonos por todo y dejando pasar los instantes mágicos. 

Mañana en mi lonchera seguro lleve unos emparedados porque no hay para más (falta para la quincena y la cosa está dura, ja,ja,ja, decimos todos); me pondré un jeans viejito, una linda blusa y mis tacones.  Como dice mi abuela, la percha es lo que cuenta; y por lo que a mí respecta, “muerta, antes que sencilla”.

GG

domingo, 3 de marzo de 2013

Eso que no soy


Mateo 23: 2, 3
Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: 
En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 
Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; más no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.

No se equivoquen.  Ésta no es una cátedra litúrgica, ni mucho menos.  Sencillamente es un llamado porque muchas veces vagamos por la vida, dándonos golpes de pecho, y desarrollamos grandes habilidades para juzgar, criticar, burlar, difamar, ignorar, indisponer, apuntar o quizás tergiversar cosas y a personas.  Algunas, con premeditación y alevosía, y otras por ignorancia.  Quien no haya pasado por una situación así, que tire la primera piedra.

Bien sabemos que es un millón de veces más fácil decir, que hacer.  El compromiso con nuestros valores, ideales, o como le queramos llamar, va más allá de lo que nos enseñaron en casa o en el colegio y cala directamente en nuestra consciencia y en el ejercicio de nuestros actos, en todos los planos de nuestras vidas.

Lo cierto es que muchas veces en el camino, tomamos decisiones incorrectas, que generalmente suelen dejar imborrables cicatrices y un inmenso aprendizaje.  ¡Vaya!, no quiero justificar los míos, pero reconozco que he metido la pata, y no una, sino las cuatro y más veces de las que me gustaría aceptar. Hay momentos en los que existimos y luego pensamos, y en ese vaivén del día a día, nos convertimos en eso que no somos. No sé si es producto del ambiente que nos rodea, de lo que comemos, de la tecnología, de esta sociedad que nos exige más de lo que nos entrega; y, cuando caemos en cuenta, observamos con asombro o con gracia, que aquello que censuramos férreamente, ha hecho parte de nuestra propia historia. El problema es cuando nos permitimos que esos actos sean parte de lo “normal” en ésta.

Escucho con atención cuando me dicen: he tenido que hacer la vista gorda o de oídos sordos, porque ser honesto en tal situación me hubiese costado el puesto. Tuve que mentir (robar, callar, jurar en vano), por tal o cual cosa.  Traicioné la lealtad de X persona porque hice X cosa, etc.

No deberíamos fingir demencia.  No deberíamos hacer uso de la doble moral para aconsejar a otros, basados en un supuesto criterio formado, si en su lugar, no estaríamos dispuestos a hacer lo mismo.  Es más sencillo decir: “déjalo, huye/ enfréntalo, no hagas caso, cóbrala, no te dejes, haz, deja de hacer”… Y ver los errores en la casa ajena, que en la nuestra.

Pues, para ser parte de la solución, nos toca dejar de ser parte del problema.  Vivir con libertad y autonomía, exige responsabilidad, determinación y disciplina. Parte del principio básico de no hacer a los demás, lo que no me gustaría que me hicieran.  De ser ejemplo a través de nuestros actos; si quieres que tu hijo, esposo, amigo, deje de fumar, no lo hagas tú. ¿Qué es fácil? NO LO ES. Pero podemos iniciar con eso de ponerse en el zapato ajeno. Cerrar el pico antes de decir una burrada, hablar cuando las injusticias callan, y saber escuchar, antes de emitir una opinión (si nos la piden).

No nos dejemos envolver por el qué dirán, rompamos aquellos estigmas que como personas nos lastiman y nos hacen indolentes al mal ajeno. Vivamos en libertad responsable y con propósito firme de ser mejores.  Suena muy idealista, pero por algo se empieza.  La lealtad siempre inicia por uno mismo.

Para cerrar, les comparto lo siguiente: “La más destructiva de las armas no es la lanza o el cañón, que pueden herir el cuerpo y destruir la muralla. La más terrible de todas las armas es la palabra, que arruina una vida sin dejar vestigios de sangre, y cuyas heridas jamás cicatrizan. Seamos pues, señores de nuestra lengua, para no ser esclavos de nuestras palabras”.

No culpes a los demás por ser eso que no querías… Enmienda, acepta, vive bien y sé feliz.

GG 

domingo, 10 de febrero de 2013

Me visto de 14 aunque sea 10


No es que el muy comercializado San Valentín me sea indiferente, que sea una resentida emocional o una sin gracia como se dice en buen panameño, pero como siempre sostengo, el amor, que incluye la amistad, es una cosa de todos los días.  Huyo de las cursilerías, más no de lo detalles. Aún así, no puedo escapar a la tentación de hablar de ello aunque no sea mi fuerte y a pesar de que la atención la tengan los carnavales… Tarde que temprano, estarás leyendo estas líneas. 

Me he creído eso de que “amar es una decisión”.  Comprendan que cuando hablo de amor, no me refiero solo a las emociones de pareja, sino también a la familia, a los amigos, a los hijos, a los padres, al trabajo, a la patria, toda expresión por mínima que sea, que nos produzca amor. Ciertamente la decisión es consecuencia de algo más: un riesgo.

Rebusco en mi mente ejemplos cercanos, vivencias propias, ajenas, ficticias y bastante reales y veo con perplejidad que el amar está envuelto en riesgos implícitos.  Así como dicen que la profesión más mal pagada es la de ser padres, lo es para cuando apostamos a amar, con una excepción (como toda regla), cuando decidimos amar a Dios.

Cuando nos envuelve el amor genuino, somos capaces de hacer cosas que ni nosotros mismos nos creeríamos capaces, rompemos barreras, traspasamos límites, se hace lo que se tenga que hacer, claro, sin dañar a terceros porque eso sería irracional, pero, a veces también el amor se trata un poco de eso, de locura. ¿Cuándo sabemos qué es amor y no obsesión o costumbre?  Tengo 38 y todavía mis teorías cambian y se reformulan sobre esta respuesta.  Pero supongo, pienso y creo “hoy”, que ocurre cuando el sentimiento saca lo mejor de ti.  Cuando amas a tus padres porque son o han sido una inspiración y no encuentras forma de resarcir todo lo que han hecho por ti. Cuando te privas de cosas que te encantan, porque priorizas que la educación de tu hijo es más importante, así que inviertes en eso.  Cuando los amigos se saben, a pesar del tiempo o la distancia y esto no importa porque ellos cuentan contigo, como tú con ellos en el momento que sea preciso.  Cuando amas a tu pareja a pesar de que sabes que no es perfecta, aunque tenga manías que te molestan, pero reconoces que tú tampoco lo eres y en un mar de imperfección, sus aguas fluyen y ambos se complementan.  Si al recordar a tu patria, estés en ella o no, sientes ese no se qué y le añoras, y te produce orgullo; o si ese trabajo que haces te llena de energía y te revitaliza, no es solo la forma de ganarte el sustento… Entonces y definitivamente, hablamos de amor.

Qué importa si después de tanto esfuerzo y sacrificio, mi hijo no resultó ser lo que esperaba (no esperes, aprende a aceptar); si el amigo o el hermano por el que pusiste la cara no hizo lo mismo por ti; si mis padres no han sido el mejor ejemplo a seguir; si ese matrimonio no terminó en un “y fueron felices para siempre…”  

Cuando apostamos al amor, aceptamos los riesgos y nos lanzamos a la aventura, y esta aventura trae su propia magia, que se extinga o no, siempre nos deja aprendizaje. Al amar, no hay espacio para la soberbia, la envidia o el egoísmo. Hoy comprendo y acepto, que los verdaderos guerreros amamos, no matter what (no importa que). Y tomamos el riesgo, nos llenamos de cicatrices, y éstas dan fe de nuestra capacidad de entrega, de superación, de recuperación y de fuerza interior.  

Amar carece de errores, los imperfectos somos nosotros. Ama sin arrepentimientos y vuelve a amar. Te deseo mucho amor para ti mismo, amor para los demás y que el Universo conspire, para que en su justa medida recibas todo eso que tu corazón y tu mente tanto anhelan y necesitas.  No dejes de decirle cada día, a esa persona o personas que amas, lo que sientes por ellas, mañana, puede que ya no tenga sentido.  Este 14 de febrero y todos los días de tu vida, sean una honra a este noble y gran sentimiento. Bendiciones y que el amor de Dios te llene.

GG

viernes, 11 de enero de 2013

RESUELVO

ü  Bajar de peso (5 libras)
ü  No ingerir “tanta” comida chatarra, ni sodas
ü  Hacer ejercicios
ü  Tomar agua
ü  Ahorrar
ü  Leer
ü  Ir a obras de teatro, exposiciones, eventos culturales
ü  Reír más
ü  Aprender a escuchar, callar o hablar
ü  Aprender inglés de una vez por todas
ü  Cambiar de carro
ü  Viajar
ü  Menos compras compulsivas
ü  Decirle a mis seres queridos que los amo
ü  Subir Volcán Barú (otra vez)
ü  Ser agradecida

¿Les resulta familiar?  Sería extraño que no pasáramos por una lista de resoluciones con la llegada de un nuevo año. La dificultad no está en planear, en desear, ni siquiera en ejecutar, el meollo del asunto es cómo lo hacemos…

El fin de año cerró y siempre salen los buenos sentimientos, los mejores deseos y de allí las grandes necesidades.  Arrancamos con expectativas porque en nuestro subconsciente al cambiar el número del año, cambiarán muchas cosas y mentalmente nos preparamos para nuevos propósitos.

La realidad es que cada día es un reto y la ocasión de nacer otra vez, es una oportunidad.  Ya he leído horóscopos y mil y un artículos sobre definir objetivos y cumplirlos, bla, bla, bla...  Lo que necesitamos es “voluntad” y por supuesto “sabiduría”.  La salud es buena, el amor, la armonía y la prosperidad también, pero seamos honestos, la salud física, mental y espiritual son un preciado regalo que no sabemos cuándo podemos perder.  El amor es una decisión y cuando se trata de decisiones, el control es compartido.  La armonía viene de adentro, pero para eso necesitamos creerlo, trabajarlo y sentirlo. La prosperidad se forja.  La cosa en común que todos necesitamos cuando alguna de éstas falla o cuando todo parece colapsar, es la santa sabiduría, para enfrentarlo con la mejor actitud y la voluntad para perseverar en eso que necesitamos.

Cada uno debe establecer prioridades y no soy la primera que lo dice.  En esa medida, no ceñirse a un año nuevo; “cada día es nuevo”.  Por mi parte, hago mi listita diaria; a veces mental, otras por escrito, de lo que deseo conseguir hoy día, igual como presupuesto los gastos de la quincena.  Por ejemplo: HOY voy a tomar agua.  Para alguien como yo, a quien le cuesta tomar el vital líquido, es mucho más fácil y práctico, ponerlo como un desafío diario y no como algo que desearía hacer en el 2013, pues comprobado está, que cuando lo he hecho así, no he pasado de enero. 

Otros objetivos como bajar (o subir) de peso, no se convierten en obsesión, sino en un sistema aplicado y disciplinado de vida. Eso no va ocurrir como por arte de magia.  No creo en las dietas.  Convencida estoy que la alimentación sana es la mejor vía y el ejercicio es salud.  No gasten, porque ni decir el término “inviertan” (porque es un gasto), en fajas térmicas, yeso maravilloso, dieta de la luna, ni en aparato maravilloso de esos que anuncian por TV, que al cabo de un par de semanas será parte de la decoración de la casa y en todo caso, el adorno más feo porque seguramente estará lleno de polvo.  La salud cuesta, igual que la belleza.  O te esfuerzas en cuidarla, comiendo sano y haciendo ejercicio aunque no te guste; o, al final igual vas a gastar en médicos, medicamentos y hospital. Tú eliges.  Y por favor, no seamos tan insensatos de excusarnos en eso de que, de algo nos tenemos que morir. Así como hay la cochina confianza, está la cochina tentación, y allí es justo donde aparece “la voluntad”.

La sabiduría nos va permitir ponernos creativos hasta para ahorrar, no solo dinero, sino tiempo, esfuerzo y neuronas.  Ir a museos que son gratis para culturizar el intelecto. Volver a la biblioteca si es que no nos alcanza para comprar un libro, o ya sabemos que por internet no hay casi límites. En cuanto a viajar, dice mi querido Paulo Coelho que eso nunca es una cuestión de dinero, sino de coraje. No te endeudes para cruzar el charco.  Seguramente más cerca de lo que imaginas, hay cientos de lugares que esperan a que les descubras y puedes ir a pie, en autobús, en tu auto y si el Universo conspira: tren, avión o barco pueden llegar.  No olvides que viajar con la mente, puede traer sus beneficios también.

Al final, los verdaderos placeres de la vida son tan sencillos y cotidianos, que nuestras resoluciones deben permitirnos agradecer y volver a agradecer por ello.  Que la persona que vive contigo no se acueste sin que le digas cada día, lo especial que es en tu vida. Total, no sabes si tendrán un mañana para decirlo.  Reír, abrazar, escuchar, callar, son secretos para mantener la armonía espiritual y nuestra frágil humanidad.  No hay años o días malos, lo que experimentamos son vivencias de aprendizaje que nos hacen más fuertes y más atentos a nuestro entorno. Resuelve objetivos reales, comprométete con ellos, rompe la fantasía de lo que quieres. Deja de sobrevivir. ¡Vive ya!

GG