domingo, 19 de mayo de 2013

Desde el seno familiar


Familia es familia y cariño es cariño, como dice el maestro Rubencito.  El 15 de mayo se celebra el “Día Internacional de la Familia”…  Ya sea que se componga de 2 o de 10, la familia es el eje fundamental en nuestras vidas… Hay muchas cosas que se aprenden en la escuela y luego en la calle, pero los pilares que nos definen se forjan desde nuestro hogar.

Como a muchos, me preocupa el rumbo que está tomando esta noble empresa junto con sus principales accionistas.  Más que una crítica constructiva, estas líneas son un llamado de atención para todos.  No tengo que ser madre para dar una opinión objetiva porque soy hija y fuera de lo que todos sabemos y anhelamos, me enfoco en los hijos de hoy. Además, tengo ahijados y me tomo en serio ese rol.

No hay amor más grande, fuera del que muchos sentimos hacia Dios, que el que inspiran los hijos. Lo sé porque mis padres me lo demuestran cada día de mi existencia.  Veo algo atónita a la nueva generación y honestamente me da susto y algo de tristeza.  Aunque no puedo, ni quiero generalizar, percibo que los padres se han convertido en muchos casos, en una especie de esclavos y otras veces en tontos útiles para los hijos… Y claro que conozco perfectamente el arte de la manipulación, sobre todo con mis papas (afortunadamente tengo dos), porque las niñas venimos diseñadas genéticamente para trapear el piso con ellos (en el sentido jocoso de la frase).

Entiendo que aunque la obligación llega hasta la educación secundaria, nuestros padres lo llevan más allá, procurándonos aprendizaje de primer nivel universitario y es comprensible, porque probablemente es el único o el mejor legado que nos pueden heredar y que nadie nos puede arrebatar. Pero lo que pasa hoy día es un tanto absurdo.  Los padres empeñan la vida y lo que no tienen para complacer a los hijos desde muy temprana edad, no sé si es para compensar el tiempo que no les alcanza para dedicarles, si es mera apariencia o un extraño gesto de amor; en ocasiones lo ven como una obligación a pesar de sus propias limitaciones y otras realmente les parece una gracia.  Ejemplos sobran. Toda la tecnología que sale: iPad, androids y familia, MacBook, juegos de videos de todas las marcas y modelos habidos y por haber, tutores, cursos de golf (ya pasaron de moda los deportes populares, mientras más sofisticados, mejor)… ¿Para qué mi hijo de 5 años necesita un celular y por qué tiene que ser el más sofisticado? Ah Gina, es que es otra generación, no seas chapada a la antigua… Yo tuve celular de adulta y aunque son supuestamente otros tiempos, no morí.

Las familias de clase media, se tiran unos lujos incomprensibles y a veces innecesarios.  Pagan la mejor educación, aunque eso signifique comer arroz con huevo y que conste que yo lo haría de ser necesario.  Vas a la casa y hay una computadora por persona, y si son cinco, hay cinco y si los hijos ya están en etapa universitaria, también veremos estacionados cinco autos, aunque estén trepados unos encima de otros. Muy pocos se rehúsan a llevar ropa o zapatos que no sean de alguna "prestigiosa marca". Y la nana les lava hasta la ropa interior porque pobrecitos, tienen tantas obligaciones en la escuela o están en etapa de divertirse, que si hacen su cama se pueden fracturar el brazo. Perdí la cuenta de cuántos infantes he visto en el supermercado haciendo tremendo berrinche porque no le compraron la golosina que querían y padres avergonzados que terminan cediendo con tal de que se aquiete o de no pasar la pena.

¿Quién, cuándo y cómo ocurrió esto?  El dilema no es que inviertan mil, dos mil o la cantidad de dinero que sea en su vástago mensualmente (el costo de la vida ha subido y lo sé)… Lo que me aterra es que estamos legando eventuales adultos déspotas, egoístas, que creen merecer todo y que entran al mundo real creyendo que la humanidad caerá rendida a sus pies al mínimo esfuerzo, para encontrarse que afuera no es como en casa y que nadie está para aguantarles sus inmadureces.  Son niños y jóvenes que no conocen el valor de ganarse las cosas, porque si yo como madre me voy a sacrificar es con plena consciencia de que ese niño da la talla y se esfuerza… Anuente de que es posible que cometa errores y que habrá ocasiones en que requiera otra oportunidad… Pero no es el caso. Es una generación con todas las ventajas tecnológicas que hace 20 años eran una fantasía, pero con tan escaso sentido común, con tan poco criterio, y con una mediocridad digna de “Believe it or not”, que francamente no sé qué será del futuro inmediato de la humanidad porque ni escribir saben (y me niego hablar de esto porque necesitaría muchas páginas para desahogarme). 

Demasiado consumismo, demasiadas libertades y que me perdonen los profesionales en la materia (psicólogos y psiquiatras), pero hace 20 años nadie murió porque le metieran un correazo por irrespetuoso o le castigaran porque perder una materia.  Soy hija única y no por ser niña me libré de sacar la basura o lavar el baño; y cuando mi mamá decía: NO HAY, yo entendía que no, sin enojarme, sin acomplejarme, sin hacer espectáculo y era incapaz siquiera de torcerle la boca o peor aún contestarle, era impensable. 

Con ese cuento raro de que hay que ser amigos de los hijos, de que pegar es maltrato físico, el famoso “time up”… Ayala vida… Me reservo lo que estoy pensando. Mis papas son mis papas.  Afortunadamente hemos tenido la suficiente confianza desde que tengo uso de razón para preguntar sin sentirme censurada y para contarle mis cosas a boca abierta y sin pepitas en la lengua. Y no he dejado de ser su niña a pesar de los años.  Pero me enseñaron de límites, de respeto, de confianza, y pesar de la enorme ello, siempre necesité que fueran MIS PAPAS, que me dieran directrices y no que parquearan conmigo en la fiesta de mis amigos (aunque eso todavía pasa). Un equilibrio que agradezco porque creo que no lo hicieron tan mal.  La universidad pública me la pagaron, pero me lo gané, no es que fuera Sigma Cum Laude, pero me dediqué.  ¿El carro? ¿La maestría? Esas me las pagué con el esfuerzo de mi trabajo y por eso es que lo valoro. Este enredo se ha convertido en una competencia sin tregua de papas que terminan desgastados y de hijos que andan por la vida desorientados y que repetirán los mismos patrones de conducta.

Ojo, cada quien tiene la libertad de criar a sus hijos como mejor le parece.  Pero creo sano hacer un alto, con todas las partes involucradas y empezar por asumir responsabilidades de la misma forma que los beneficios. Los valores cívicos y morales nunca pasan de moda, y no es tarea de los profesores, ni de la calle (allí es que se dan los verdaderos estrellones).  El respeto y la confianza se ganan, procuremos ser ejemplo de vida para los que van a relevarnos, porque de ellos depende la supervivencia del planeta (que bien maltratado está) y de la raza “humana”. Sensibilizarnos por nuestro medio ambiente y por nuestro prójimo como por nosotros mismos.  El tiempo que le dediquemos, sencillamente no tiene precio.

PD.  Feliz Día Internacional de la Familia para todas las familias, porque ninguna es perfecta, pero sobre todo a los padres abnegados que contra viento y marea se empeñan en darle buen ejemplo a los hijos y por éstos, que aprecian el esfuerzo de sus padres (y que gracias a Dios, siguen siendo la mayoría).

GG

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