sábado, 4 de mayo de 2013

¡Auxilio, no sé qué hacer con tantas hormonas!


No soy la más versada en términos científicos para hablar del tema, pero sí soy especialista empírica porque las vivo y me matan por lo menos una vez al mes.  El título de este cuento parece un tema exclusivo para mujeres, pero ¿adivinen?  -- Las hormonas participan en la regulación de nuestro crecimiento y desarrollo, reproducción, comportamiento y envejecimiento. Al incidir directamente en el estado de ánimo femenino, también afecta a los caballeros.

Me dio por “googlelear” y casi me infarto del espanto. Puede definirse a las hormonas como agentes químicos producidos por ciertas células o tejidos endocrinos específicos llamados glándulas, que son vertidas en la circulación sanguínea. Actúan a distancia, ocasionando grandes cambios en determinadas células o sistemas, aun cuando operan en pequeñas cantidades.

Hace varias semanas, en un mismo día, dos personas a las que quiero mucho y que me conocen, me preguntaron: ¿estás con el periodo?  Y las lectoras femeninas, seguramente se verán identificadas porque un gran porcentaje habrá recibido este cuestionamiento por lo menos una vez en su vida.

Durante mi adolescencia veía este tema como un mito, así como aquello de los traumas “post”, pero cuando los años te alcanzan, las realidades también.  Mi primera reacción ante la pregunta fue de indignación, luego de coraje y al final de uso del razonamiento.  No estaba con el periodo, pero sí era un comportamiento hormonal porque en unos días estaba por venirme.  Es bueno saber, como conocimiento general, que también hay “pre”, y que cada cuerpo femenino actúa y se comporta de manera diferente.  A mí me da el indeseado síndrome premenstrual.  A veces me pongo irritable sin saber por qué que yo misma me cabreo de mí; otras traigo la sensibilidad a flor de piel y lloro hasta por reír… No se puede predecir, solo ocurre.

Hablo de esto porque es algo con lo que se vive a diario, pues en la casa, en el trabajo o donde quiera que vayamos, tendremos a una mujer al lado.  Y para que comprendan, incluso aquellas que no sabemos qué pasa con nuestro cuerpo, no es algo que hacemos o decimos para irritar o incomodar a nadie, de hecho, para cada una, dependiendo del nivel, es difícil manejarlo, casi me atrevería a decir que está fuera de nuestro control (y seguramente algún psiquiatra o ginecólogo quiera desmentirme), pero si pudiésemos elegir, siempre querríamos estar bien, hablando en términos hormonales, claro está.

¿Qué son necesarias? Sí lo son y también son un montón.  Entre estrógenos, progesterona, que incluso hay casos en que te las inyectan, ya pasé por eso y solo puedo decir: ¡plop! (al estilo Condorito); testosterona, cortisol, tiroideas y compañía limitada, pueden volver la vida femenina en un caos.  Y ni hablemos cuando se entra en la menopausia, que eso es punto y aparte.  Puedo decir con propiedad, a pesar de no haber entrado en esa etapa aún, que la he vivido (inducida, pero la viví) y no es nada agradable.  Eso de tener frío cuando otros tienen calor, o de sudar a chorros cuando el resto está seco, no me hace gracia.  Tampoco el insomnio o las ganas de salir corriendo en pelotas por la avenida gracias a la ansiedad… Y no estoy describiendo a una hipocondríaca  sino a una mujer común y silvestre; perdón, corriente.

Esta lucha no es fácil, pero tampoco es opcional, por lo que en el camino, aprendemos a torear el asunto y aceptar esas cosas que no podemos cambiar, porque aunque a veces se nos pase, las benditas hormonas forman parte de nuestro planeta venusino y tienen sus bondades aunque no las sepamos apreciar.

Cierro con algunos tips.
Para los hombres
  • Mamá, hija, hermana, esposa (peor si es ex esposa), amiga, compañera, si es de género femenino no trates de comprender, no seas iluso que ni nosotras nos comprendemos. Ámanos, respétanos y paciencia. No te queda de otra.
  • Cuando entramos en periodo hormonal, ya sean horas, días o meses, sencillamente no jodas. Si no das, ni dices dónde hay, mantente al margen.  Lava tus platos, haz tu trabajo, arregla lo que tengas que arreglar, habla o calla según el caso, pero NO te pongas intenso porque vas a empeorar las cosas.  Puedes fingir, pero no te pases.
  • Aprende a descubrir en las mujeres de tu vida esas etapas.  Cuando se nos disparan algunas (investiga), es que nos ponemos más bonitas (aprovecha para tirar los piropos), o más candentes (sácale millaje).
Para mujeres
  • Si las hormonas te ponen de cabeza,  no ir contra la corriente.  Recuerda que es temporal, así que aprende a fluir.
  •  ¡Acéptalas! El resto de la humanidad no tiene la culpa.  No abuses, la gente se puede fastidiar de tenerte paciencia, la mente controla al cuerpo, pero...
  • No te reprimas.  Si tienes ganas de llorar o gritar, busca el momento y el lugar y hazlo.  También tienes otras alternativas que ya probé y son efectivas: ejercicio, comer sano, masajes y distraerte en algo que te gusta.
  • Complácete.  Esos días u horas intensas, puedes cometer uno que otro pecadillo.
  • Antes, durante o después, independientemente de la edad o la etapa, no hay diferencia. Cultiva la paciencia y “trata” de ser consecuente.
  • Si no pasas por eso, da gracias y jamás te burles, ni subestimes a las demás… Mírate en ese espejo, no sabes cuándo te va tocar. 
  • Dios es perfecto, la naturaleza sabia y nosotras las más hermosas criaturas. No lo olvides.

GG


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