¿Qué
pasa cuando asumes? Ayala vida… metes la
pata. El tiempo y múltiples golpes me
han enseñado lo poco práctico que es asumir, tanto en el plano personal como
profesional. En el primero, incluye la
parte afectiva/ emocional, pero también la espiritual.
Cuando
hablo de “asumir”, no me refiero al significado que dice que es hacerse cargo, responsabilizarse de algo,
aceptarlo. Sino al término más bien de origen legal, que habla sobre el
hecho que la ley tiene por cierto sin necesidad de que sea probado.
Algunos “Ayala vida”
comunes:
- Asumí que esa era su responsabilidad
- Asumí que lo sabías
- Asumí que como me dijiste esto, eso era aquello. En matemáticas 2 + 2 son 4, pero en la vida no todo es así
- Asumí que tú lo traerías
- Estamos en verano, asumí que habría sol. Somos los gestores de los cambios climáticos, así que ya nada es predecible con el tiempo
- Pensé que tenías dinero (tiempo, carro/ transporte, agua, o lo que sea que creemos que es un hecho)
- Pensé que podías, querías o tenías…
- Pensé que era soltero(a), casado(a), divorciado(a), etc.
- Pensé que te había quedado claro (o que me entendiste)
- Pensé que yo le gustaba, peor, pensé que me amaba
Hay
varios dichos que aplican: el que parpadea, pierde; y camarón que se duerme se
lo lleva la corriente. Uno de los peores errores que cometemos es pensar por
los demás, eso produce que en algunas ocasiones, hablemos por ellos y luego
vengan las complicaciones, los lamentos y las disculpas, los enojos y hasta las
desilusiones.
No
deberíamos dar por sentado nada. Hay
varias a respuestas para este mal hábito. PREGUNTAR. Si no entendemos, no sabemos, o existe la
duda razonable, hay que preguntar. A
veces no es que no nos entienden, es que no nos damos a entender, así que hay
que asegurarse y preguntar. Tenemos cierto fanatismo/ inclinación por inventar,
armar enredos y dramatizar las cosas, hay que andar con cuidado y atentos.
DEMOSTRAR. No podemos asumir que el jefe o el
colaborador, según el caso, es adivino. Las capacidades se miden de acuerdo al
esfuerzo del trabajo, a los hechos. Que
porque tenemos una licenciatura, maestría o doctorado, nos la sabemos todas,
bastantes letrados conocemos con habilidades cuestionables. Todo se trata de aprendizaje y cada día se
construye mediante hechos. En el plano emocional, el amor se demuestra y lo
repito hasta el cansancio. No se debe
asumir que porque nos aman, nos tienen que aguantar y que toda la vida nos
amarán por nuestra linda cara. El amor es perfecto, los seres humanos no, así
que tienen sus limitaciones y por ende se fastidian (y bien rápido para mi
gusto). No asumir que por los buenos
sentimientos, las personas van actuar como esperamos o queremos, eso no
funciona así. Tanto aguanta el cántaro hasta que se derrama o se rompe. Excepto
Dios, nadie tiene ese poder infinito y elástico para amar, pero no olvidemos
que también lo tiene para juzgar, así que mucho ojo, que como dicen, en esta
vida nada es gratis y hasta el cielo hay que ganárselo.
PENSAR…
Pienso, luego existo. El sentido común,
es el menos común de los sentidos. Antes
de hablar, hay que pensar. La mente es un músculo, hay que ejercitarlo. La gran mayoría de nuestras metidas de pata, ayala
vida, o “plop” (ya saben que soy fanática de Condorito), son justamente por
asumir y abrir la boca, ejercitar el clan de músculos imprudentes (todo en uno:
la lengua), sin pensar.
Este
es un trabajo de ensayo y error, por más chispas que estemos, en algún momento
caemos, lo bueno será APRENDER, para no repetir siempre los mismos errores y
seguir en la búsqueda por ser mejores seres humanos.
GG
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