jueves, 7 de marzo de 2013

Muerta antes que sencilla


Solo el título me incita a la risa y es que perdónenme, pero esto no aplica solo para las féminas, sino también para los machos. Pues es que el panameño es todo un personaje, que hace que sus jocosas frases, palabras y estilo de vida se contagien hasta al más frío de los habitantes de este planeta, ya sea que estén de paso o hayan decidido rendirse a la belleza de nuestro pequeño paraíso.

En el contexto de lo que nos compete, es posible que muchos lo vean como mera vanidad, pero es más que eso.  Las minucias, me hacen suponer que ante nada y ante nadie dejamos perder el glamour

La gasolina, el pan o la comida en general, los servicios públicos, todo sube, pero ¿adivinen? “Primero muerta, antes que sencilla”. No es una cuestión física, sino de actitud, y eso es algo que abunda en grandes proporciones en tierra istmeña.

Del lugar donde orgullosamente nací, esta práctica es más común que en cualquier otro lugar sobre la faz.  Sin remordimiento, sin vergüenza y sin complejos, andamos del 1 al 10, aunque sea a pie;  la verdad, es que el estilo integral, no necesita de cuatro llantas. Probablemente en la costa también escuchen decir: si hay miseria, que no se note. Puede que la estructura hogareña esté por caerse (literalmente), pero cuando salgo por la puerta, irradio cualquier cosa, menos carencia… 

Aja – ya entiendo por qué este año nombraron a Panamá como el país más feliz del mundo; porque realmente se puede venir abajo todo lo que esté fuera de nuestras fronteras, sin contar la pelea política, cultural o religiosa dentro de casa, si lo vemos con ojos abiertos, no tendría por qué ser diferente; felices o felicianos, nos la pasamos de agencia.

Puede que sea antagónico y de doble moral, trivial y platónico/ superficial, quizás algunos no le hallen la gracia, pero no quiero tocar ese plano, no siempre nos podemos tomar las cosas tan en serio.  En el fondo, nos reímos con picardía, porque esto hace parte de nuestra personalidad folclórica y si eso nos da permiso para ser felices, aunque sea por instantes, entonces, mil bendiciones por ello. La vida es corta y medio difícil, entonces, al final todo se reduce a una cuestión de “actitud”. Uno elige cómo quiere tomar o manejar cada circunstancia que se presenta: con una sonrisa de oreja a oreja y bien “chaniaos”, priti o bonitos (para los que no entienden la jerga), o vueltos leña, quejándonos por todo y dejando pasar los instantes mágicos. 

Mañana en mi lonchera seguro lleve unos emparedados porque no hay para más (falta para la quincena y la cosa está dura, ja,ja,ja, decimos todos); me pondré un jeans viejito, una linda blusa y mis tacones.  Como dice mi abuela, la percha es lo que cuenta; y por lo que a mí respecta, “muerta, antes que sencilla”.

GG

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