Solo
el título me incita a la risa y es que perdónenme, pero esto no aplica solo
para las féminas, sino también para los machos. Pues es que el panameño es todo un
personaje, que hace que sus jocosas frases, palabras y estilo de vida se
contagien hasta al más frío de los habitantes de este planeta, ya sea que estén
de paso o hayan decidido rendirse a la belleza de nuestro pequeño paraíso.
En
el contexto de lo que nos compete, es posible que muchos lo vean como mera
vanidad, pero es más que eso. Las
minucias, me hacen suponer que ante nada y ante nadie dejamos perder el glamour.
La
gasolina, el pan o la comida en general, los servicios públicos, todo sube,
pero ¿adivinen? “Primero muerta, antes que sencilla”. No es una cuestión
física, sino de actitud, y eso es algo que abunda en grandes proporciones en
tierra istmeña.
Del
lugar donde orgullosamente nací, esta práctica es más común que en cualquier
otro lugar sobre la faz. Sin
remordimiento, sin vergüenza y sin complejos, andamos del 1 al 10, aunque sea a
pie; la verdad, es que el estilo integral, no necesita de cuatro llantas.
Probablemente en la costa también escuchen decir: si hay miseria, que no se
note. Puede que la estructura hogareña esté por caerse (literalmente), pero cuando salgo por
la puerta, irradio cualquier cosa, menos carencia…
Aja –
ya entiendo por qué este año nombraron a Panamá como el país más feliz del
mundo; porque realmente se puede venir abajo todo lo que esté fuera de nuestras
fronteras, sin contar la pelea política, cultural o religiosa dentro de casa,
si lo vemos con ojos abiertos, no tendría por qué ser diferente; felices o
felicianos, nos la pasamos de agencia.
Puede
que sea antagónico y de doble moral, trivial y platónico/ superficial, quizás
algunos no le hallen la gracia, pero no quiero tocar ese plano, no siempre nos
podemos tomar las cosas tan en serio. En
el fondo, nos reímos con picardía, porque esto hace parte de nuestra
personalidad folclórica y si eso nos da permiso para ser felices, aunque sea
por instantes, entonces, mil bendiciones por ello. La vida es corta y medio
difícil, entonces, al final todo se reduce a una cuestión de “actitud”. Uno
elige cómo quiere tomar o manejar cada circunstancia que se presenta: con una
sonrisa de oreja a oreja y bien “chaniaos”, priti o bonitos (para los que no
entienden la jerga), o vueltos leña, quejándonos por todo y dejando pasar los
instantes mágicos.
Mañana
en mi lonchera seguro lleve unos emparedados porque no hay para más (falta para
la quincena y la cosa está dura, ja,ja,ja, decimos todos); me pondré un jeans
viejito, una linda blusa y mis tacones. Como
dice mi abuela, la percha es lo que cuenta; y por lo que a mí respecta, “muerta,
antes que sencilla”.
GG
No hay comentarios:
Publicar un comentario