Una analogía de la vida real. Es fácil hablar sobre la lluvia en Panamá:
· Se forman unos tranques horrorosos cuando llueve
· Hay inundaciones y damnificados
· Se me desmaya el peinado o el blower
· Se me mojan los zapatos
· La ropa no se seca y huele a humedad
· El día amaneció feo, oscuro
· Me estropeó la barbacoa o la gente no llegará a mi fiesta
Pero como la vida es una cuestión de actitud y depende del ángulo con que decidas mirarla, lo mismo pasa con esta gloriosa bendición de la naturaleza:
· Hoy es un hermoso día gris
· Bendita la lluvia que mantiene la cuenca hidrográfica y hace funcionar nuestro Canal Interoceánico
· Gracias a la lluvia la flora se mantiene hermosa y Darién sigue siendo un gran pulmón para el mundo
· Cultivo mi niño interior cuando corro bajo la lluvia y sonrío. ¡Qué buenos recuerdos!
· Cuan afortunado somos con tantos países azotados por sequías que causan millonarias pérdidas. Gracias a Dios que no vivimos en un inhóspito desierto
· Qué rico cuando cae el aguacero y tengo la dicha de disfrutar de la delicia de mi cama
· Lluvia = agua. Preciado líquido vital
En un país en el casi el 70% del año llueve, debiesen ser pocas las quejas y mucha la costumbre, así como debiésemos apreciar el significado de un arco iris y valor del sol. Con la oportunidad de ir a otros lares, se sabe que no solo tenemos una posición geográfica privilegiada, sino también una herencia natural y cultural importante. Y, si aún así no lo hemos notado, bien podemos preguntarle a cualquiera de los miles de extranjeros que aquí se han quedado. Ironía es que sean ellos quienes agradezcan con venias, las bondades de este puente del mundo y corazón del Universo.
En la ruta de la vida pasa igual. Rebasar obstáculos, darnos con la piedra, pasar por situaciones difíciles de salud, amor o trabajo, nos hace apreciar los instantes mágicos que surgen luego de toda tempestad. Extrañamente mientras más dura sea la prueba, más fortalecido se sale y se pondera el sentido del tiempo, de las personas, de las cosas, por pequeña que sea la manifestación porque sabes lo que cuesta o lo que vale.
Siempre agradezco el hecho de tener la facilidad para decidir. Si río o si lloro; si hablo o callo; si amar u odiar; si me ejercito o no; si sufro o no; si me paro o no; ser positiva o negativa; quejarme o actuar; irme o quedarme; si vivir o dejarme morir; arriesgarme o no; aceptar o rechazar; rendirme o vencer… Es complicado no hacerse expectativas porque siempre “esperamos” y ello trae consigo sus propias decepciones, pero así como el clima, en el que después de la tormenta, llega la calma, sale el arco iris y el sol brilla, con esa misma seguridad con que el amanecer vence a la noche cada día; así mismo aplica en las vivencias.
Que nuestro “hoy” esté lleno del suave rocío de amaneceres radiantes, pero si el clima nos regala lluvia, en el horario que sea, tengamos la osadía de bailar y reír al compás de ella. Descubrir la magia en cada estación; asumir los retos disfrazados de problemas con la mejor actitud. Tener la convicción de que todo pasa por algo y que una cosa le da equilibrio a la otra.
Bendita sea la lluvia, lo que limpia a su paso y lo que nos regala después…
GG
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