Probablemente el desdén por desmenuzar esa frase esté dirigido a la clase ávida y soltera, pero le cae un poquito la teja al resto: casados, revueltos o enredados, en concubinato escandaloso, amigos con derecho o casuales, y toda la gama habida y por haber.
En los sitios de citas, amor e incluso en las redes sociales, me causa gracia cuando leo que las personas colocan en su estado civil frases como: soltero(a) sin compromiso, es complicado, quiero nuevas emociones, entre otras originalidades. La que me llama la atención porque se ha convertido en una frase universal es “en busca de mi media naranja”.
¡Señores! no tengo nada en contra de la naranja, aunque por temas de salud tengo prohibido los cítricos. Seamos honestos y justos, nadie en su sano juicio quiere “la mitad de algo”. Por lo que a mí respecta, lo digo y siempre lo sostengo, soy una fruta completa. Esta analogía que en realidad no tiene nada que ver con comer o con dietas, me sirve para explicar algo bien sencillo.
Nacimos completos, somos frutas completas – la que sea que creas que eres, para gustos, los sabores. Por ende, tenemos la capacidad de generar por cuenta propia deliciosas chichas (jugos o refrescos para los no panameños), batidos, postres y demás. El meollo de buscar la fruta o la pareja es una cuestión de “complemento”, no se equivoquen, no se engañen. Lo que deseamos es balance, esa fruta que mezclada con la nuestra produzca exquisiteces, delicias exóticas... No pierdan de vista que hay mixturas que pueden desencadenar en un daño estomacal severo o reacciones alérgicas de temer, así que mucho cuidado en la pre selección. Tal vez, algunos nos consideremos frutas tan sustanciosas que podamos encontrar equilibrio con vegetales, licores y algo más… Para imaginar, no hay límites. ¿Quién dice que el ceviche de corvina no es más rico con manzana? ¿O que la margarita aparte de tequila necesita una buena fruta para combinar: limón, fresa, mango, tamarindo? ¿Ven? Esto suena a receta, pero las combinaciones son infinitas.
Lo básico es que hay combinaciones que por muy perfectas que parezcan a veces no resultan. En la viña del Señor, de todo hay. En el camino empalagan, se dañan o ya no saben igual. La buena noticia es que sin esa otra, sigues teniendo la misma capacidad y libertad de producir. No lo olvidemos.
Todos buscamos el amor. Es intrínseco en el homo sapiens. Eso que anhelamos no es la mitad de nada, merecemos el 100% de quien pueda darle equilibrio a nuestro plano emocional. No aceptemos menos de eso.
En estos tiempos de banalidad, pretensión, egoísmo, intolerancia, probablemente seamos más minuciosos a la hora de elegir; algunos porque no ven muchas opciones, otros luego de varios asaltos estomacales y muchos que no pierden la esperanza de hallar el ingrediente ideal, esa persona que adorne como estrella el esplendor de tu luna. Y no les puedo quitar esa ilusión porque he visto un par de cocteles, ensaladas y postres bien buenos, que no han pasado de moda y cuyo amor no se extingue porque el tiempo solo ha sacado lo mejor de cada uno y les ha hecho madurar.
¡Atentos! Que también pasa que puede que escudriñemos mucho y tengamos al lado lo que es obvio, bien cerca y por no decidir, perdemos instantes mágicos perdurables con ese ser especial. Recuerden: a partir de hoy, nada de media naranja… Si la quieren, si la necesitan, si la desean, pidan bien: “busco una naranja completa”. ¿Y tú ya sabes que fruta eres?
PD. Los que ya tienen su frutilla, inventen nuevos postres para que no se aburran de lo mismo... ¡Romanticismo eh! Denle fuerte a la creatividad, pero nada de terceras frutas, tres son multitud.
GG
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