jueves, 7 de marzo de 2013

Muerta antes que sencilla


Solo el título me incita a la risa y es que perdónenme, pero esto no aplica solo para las féminas, sino también para los machos. Pues es que el panameño es todo un personaje, que hace que sus jocosas frases, palabras y estilo de vida se contagien hasta al más frío de los habitantes de este planeta, ya sea que estén de paso o hayan decidido rendirse a la belleza de nuestro pequeño paraíso.

En el contexto de lo que nos compete, es posible que muchos lo vean como mera vanidad, pero es más que eso.  Las minucias, me hacen suponer que ante nada y ante nadie dejamos perder el glamour

La gasolina, el pan o la comida en general, los servicios públicos, todo sube, pero ¿adivinen? “Primero muerta, antes que sencilla”. No es una cuestión física, sino de actitud, y eso es algo que abunda en grandes proporciones en tierra istmeña.

Del lugar donde orgullosamente nací, esta práctica es más común que en cualquier otro lugar sobre la faz.  Sin remordimiento, sin vergüenza y sin complejos, andamos del 1 al 10, aunque sea a pie;  la verdad, es que el estilo integral, no necesita de cuatro llantas. Probablemente en la costa también escuchen decir: si hay miseria, que no se note. Puede que la estructura hogareña esté por caerse (literalmente), pero cuando salgo por la puerta, irradio cualquier cosa, menos carencia… 

Aja – ya entiendo por qué este año nombraron a Panamá como el país más feliz del mundo; porque realmente se puede venir abajo todo lo que esté fuera de nuestras fronteras, sin contar la pelea política, cultural o religiosa dentro de casa, si lo vemos con ojos abiertos, no tendría por qué ser diferente; felices o felicianos, nos la pasamos de agencia.

Puede que sea antagónico y de doble moral, trivial y platónico/ superficial, quizás algunos no le hallen la gracia, pero no quiero tocar ese plano, no siempre nos podemos tomar las cosas tan en serio.  En el fondo, nos reímos con picardía, porque esto hace parte de nuestra personalidad folclórica y si eso nos da permiso para ser felices, aunque sea por instantes, entonces, mil bendiciones por ello. La vida es corta y medio difícil, entonces, al final todo se reduce a una cuestión de “actitud”. Uno elige cómo quiere tomar o manejar cada circunstancia que se presenta: con una sonrisa de oreja a oreja y bien “chaniaos”, priti o bonitos (para los que no entienden la jerga), o vueltos leña, quejándonos por todo y dejando pasar los instantes mágicos. 

Mañana en mi lonchera seguro lleve unos emparedados porque no hay para más (falta para la quincena y la cosa está dura, ja,ja,ja, decimos todos); me pondré un jeans viejito, una linda blusa y mis tacones.  Como dice mi abuela, la percha es lo que cuenta; y por lo que a mí respecta, “muerta, antes que sencilla”.

GG

domingo, 3 de marzo de 2013

Eso que no soy


Mateo 23: 2, 3
Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: 
En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 
Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; más no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.

No se equivoquen.  Ésta no es una cátedra litúrgica, ni mucho menos.  Sencillamente es un llamado porque muchas veces vagamos por la vida, dándonos golpes de pecho, y desarrollamos grandes habilidades para juzgar, criticar, burlar, difamar, ignorar, indisponer, apuntar o quizás tergiversar cosas y a personas.  Algunas, con premeditación y alevosía, y otras por ignorancia.  Quien no haya pasado por una situación así, que tire la primera piedra.

Bien sabemos que es un millón de veces más fácil decir, que hacer.  El compromiso con nuestros valores, ideales, o como le queramos llamar, va más allá de lo que nos enseñaron en casa o en el colegio y cala directamente en nuestra consciencia y en el ejercicio de nuestros actos, en todos los planos de nuestras vidas.

Lo cierto es que muchas veces en el camino, tomamos decisiones incorrectas, que generalmente suelen dejar imborrables cicatrices y un inmenso aprendizaje.  ¡Vaya!, no quiero justificar los míos, pero reconozco que he metido la pata, y no una, sino las cuatro y más veces de las que me gustaría aceptar. Hay momentos en los que existimos y luego pensamos, y en ese vaivén del día a día, nos convertimos en eso que no somos. No sé si es producto del ambiente que nos rodea, de lo que comemos, de la tecnología, de esta sociedad que nos exige más de lo que nos entrega; y, cuando caemos en cuenta, observamos con asombro o con gracia, que aquello que censuramos férreamente, ha hecho parte de nuestra propia historia. El problema es cuando nos permitimos que esos actos sean parte de lo “normal” en ésta.

Escucho con atención cuando me dicen: he tenido que hacer la vista gorda o de oídos sordos, porque ser honesto en tal situación me hubiese costado el puesto. Tuve que mentir (robar, callar, jurar en vano), por tal o cual cosa.  Traicioné la lealtad de X persona porque hice X cosa, etc.

No deberíamos fingir demencia.  No deberíamos hacer uso de la doble moral para aconsejar a otros, basados en un supuesto criterio formado, si en su lugar, no estaríamos dispuestos a hacer lo mismo.  Es más sencillo decir: “déjalo, huye/ enfréntalo, no hagas caso, cóbrala, no te dejes, haz, deja de hacer”… Y ver los errores en la casa ajena, que en la nuestra.

Pues, para ser parte de la solución, nos toca dejar de ser parte del problema.  Vivir con libertad y autonomía, exige responsabilidad, determinación y disciplina. Parte del principio básico de no hacer a los demás, lo que no me gustaría que me hicieran.  De ser ejemplo a través de nuestros actos; si quieres que tu hijo, esposo, amigo, deje de fumar, no lo hagas tú. ¿Qué es fácil? NO LO ES. Pero podemos iniciar con eso de ponerse en el zapato ajeno. Cerrar el pico antes de decir una burrada, hablar cuando las injusticias callan, y saber escuchar, antes de emitir una opinión (si nos la piden).

No nos dejemos envolver por el qué dirán, rompamos aquellos estigmas que como personas nos lastiman y nos hacen indolentes al mal ajeno. Vivamos en libertad responsable y con propósito firme de ser mejores.  Suena muy idealista, pero por algo se empieza.  La lealtad siempre inicia por uno mismo.

Para cerrar, les comparto lo siguiente: “La más destructiva de las armas no es la lanza o el cañón, que pueden herir el cuerpo y destruir la muralla. La más terrible de todas las armas es la palabra, que arruina una vida sin dejar vestigios de sangre, y cuyas heridas jamás cicatrizan. Seamos pues, señores de nuestra lengua, para no ser esclavos de nuestras palabras”.

No culpes a los demás por ser eso que no querías… Enmienda, acepta, vive bien y sé feliz.

GG 

domingo, 10 de febrero de 2013

Me visto de 14 aunque sea 10


No es que el muy comercializado San Valentín me sea indiferente, que sea una resentida emocional o una sin gracia como se dice en buen panameño, pero como siempre sostengo, el amor, que incluye la amistad, es una cosa de todos los días.  Huyo de las cursilerías, más no de lo detalles. Aún así, no puedo escapar a la tentación de hablar de ello aunque no sea mi fuerte y a pesar de que la atención la tengan los carnavales… Tarde que temprano, estarás leyendo estas líneas. 

Me he creído eso de que “amar es una decisión”.  Comprendan que cuando hablo de amor, no me refiero solo a las emociones de pareja, sino también a la familia, a los amigos, a los hijos, a los padres, al trabajo, a la patria, toda expresión por mínima que sea, que nos produzca amor. Ciertamente la decisión es consecuencia de algo más: un riesgo.

Rebusco en mi mente ejemplos cercanos, vivencias propias, ajenas, ficticias y bastante reales y veo con perplejidad que el amar está envuelto en riesgos implícitos.  Así como dicen que la profesión más mal pagada es la de ser padres, lo es para cuando apostamos a amar, con una excepción (como toda regla), cuando decidimos amar a Dios.

Cuando nos envuelve el amor genuino, somos capaces de hacer cosas que ni nosotros mismos nos creeríamos capaces, rompemos barreras, traspasamos límites, se hace lo que se tenga que hacer, claro, sin dañar a terceros porque eso sería irracional, pero, a veces también el amor se trata un poco de eso, de locura. ¿Cuándo sabemos qué es amor y no obsesión o costumbre?  Tengo 38 y todavía mis teorías cambian y se reformulan sobre esta respuesta.  Pero supongo, pienso y creo “hoy”, que ocurre cuando el sentimiento saca lo mejor de ti.  Cuando amas a tus padres porque son o han sido una inspiración y no encuentras forma de resarcir todo lo que han hecho por ti. Cuando te privas de cosas que te encantan, porque priorizas que la educación de tu hijo es más importante, así que inviertes en eso.  Cuando los amigos se saben, a pesar del tiempo o la distancia y esto no importa porque ellos cuentan contigo, como tú con ellos en el momento que sea preciso.  Cuando amas a tu pareja a pesar de que sabes que no es perfecta, aunque tenga manías que te molestan, pero reconoces que tú tampoco lo eres y en un mar de imperfección, sus aguas fluyen y ambos se complementan.  Si al recordar a tu patria, estés en ella o no, sientes ese no se qué y le añoras, y te produce orgullo; o si ese trabajo que haces te llena de energía y te revitaliza, no es solo la forma de ganarte el sustento… Entonces y definitivamente, hablamos de amor.

Qué importa si después de tanto esfuerzo y sacrificio, mi hijo no resultó ser lo que esperaba (no esperes, aprende a aceptar); si el amigo o el hermano por el que pusiste la cara no hizo lo mismo por ti; si mis padres no han sido el mejor ejemplo a seguir; si ese matrimonio no terminó en un “y fueron felices para siempre…”  

Cuando apostamos al amor, aceptamos los riesgos y nos lanzamos a la aventura, y esta aventura trae su propia magia, que se extinga o no, siempre nos deja aprendizaje. Al amar, no hay espacio para la soberbia, la envidia o el egoísmo. Hoy comprendo y acepto, que los verdaderos guerreros amamos, no matter what (no importa que). Y tomamos el riesgo, nos llenamos de cicatrices, y éstas dan fe de nuestra capacidad de entrega, de superación, de recuperación y de fuerza interior.  

Amar carece de errores, los imperfectos somos nosotros. Ama sin arrepentimientos y vuelve a amar. Te deseo mucho amor para ti mismo, amor para los demás y que el Universo conspire, para que en su justa medida recibas todo eso que tu corazón y tu mente tanto anhelan y necesitas.  No dejes de decirle cada día, a esa persona o personas que amas, lo que sientes por ellas, mañana, puede que ya no tenga sentido.  Este 14 de febrero y todos los días de tu vida, sean una honra a este noble y gran sentimiento. Bendiciones y que el amor de Dios te llene.

GG

viernes, 11 de enero de 2013

RESUELVO

ü  Bajar de peso (5 libras)
ü  No ingerir “tanta” comida chatarra, ni sodas
ü  Hacer ejercicios
ü  Tomar agua
ü  Ahorrar
ü  Leer
ü  Ir a obras de teatro, exposiciones, eventos culturales
ü  Reír más
ü  Aprender a escuchar, callar o hablar
ü  Aprender inglés de una vez por todas
ü  Cambiar de carro
ü  Viajar
ü  Menos compras compulsivas
ü  Decirle a mis seres queridos que los amo
ü  Subir Volcán Barú (otra vez)
ü  Ser agradecida

¿Les resulta familiar?  Sería extraño que no pasáramos por una lista de resoluciones con la llegada de un nuevo año. La dificultad no está en planear, en desear, ni siquiera en ejecutar, el meollo del asunto es cómo lo hacemos…

El fin de año cerró y siempre salen los buenos sentimientos, los mejores deseos y de allí las grandes necesidades.  Arrancamos con expectativas porque en nuestro subconsciente al cambiar el número del año, cambiarán muchas cosas y mentalmente nos preparamos para nuevos propósitos.

La realidad es que cada día es un reto y la ocasión de nacer otra vez, es una oportunidad.  Ya he leído horóscopos y mil y un artículos sobre definir objetivos y cumplirlos, bla, bla, bla...  Lo que necesitamos es “voluntad” y por supuesto “sabiduría”.  La salud es buena, el amor, la armonía y la prosperidad también, pero seamos honestos, la salud física, mental y espiritual son un preciado regalo que no sabemos cuándo podemos perder.  El amor es una decisión y cuando se trata de decisiones, el control es compartido.  La armonía viene de adentro, pero para eso necesitamos creerlo, trabajarlo y sentirlo. La prosperidad se forja.  La cosa en común que todos necesitamos cuando alguna de éstas falla o cuando todo parece colapsar, es la santa sabiduría, para enfrentarlo con la mejor actitud y la voluntad para perseverar en eso que necesitamos.

Cada uno debe establecer prioridades y no soy la primera que lo dice.  En esa medida, no ceñirse a un año nuevo; “cada día es nuevo”.  Por mi parte, hago mi listita diaria; a veces mental, otras por escrito, de lo que deseo conseguir hoy día, igual como presupuesto los gastos de la quincena.  Por ejemplo: HOY voy a tomar agua.  Para alguien como yo, a quien le cuesta tomar el vital líquido, es mucho más fácil y práctico, ponerlo como un desafío diario y no como algo que desearía hacer en el 2013, pues comprobado está, que cuando lo he hecho así, no he pasado de enero. 

Otros objetivos como bajar (o subir) de peso, no se convierten en obsesión, sino en un sistema aplicado y disciplinado de vida. Eso no va ocurrir como por arte de magia.  No creo en las dietas.  Convencida estoy que la alimentación sana es la mejor vía y el ejercicio es salud.  No gasten, porque ni decir el término “inviertan” (porque es un gasto), en fajas térmicas, yeso maravilloso, dieta de la luna, ni en aparato maravilloso de esos que anuncian por TV, que al cabo de un par de semanas será parte de la decoración de la casa y en todo caso, el adorno más feo porque seguramente estará lleno de polvo.  La salud cuesta, igual que la belleza.  O te esfuerzas en cuidarla, comiendo sano y haciendo ejercicio aunque no te guste; o, al final igual vas a gastar en médicos, medicamentos y hospital. Tú eliges.  Y por favor, no seamos tan insensatos de excusarnos en eso de que, de algo nos tenemos que morir. Así como hay la cochina confianza, está la cochina tentación, y allí es justo donde aparece “la voluntad”.

La sabiduría nos va permitir ponernos creativos hasta para ahorrar, no solo dinero, sino tiempo, esfuerzo y neuronas.  Ir a museos que son gratis para culturizar el intelecto. Volver a la biblioteca si es que no nos alcanza para comprar un libro, o ya sabemos que por internet no hay casi límites. En cuanto a viajar, dice mi querido Paulo Coelho que eso nunca es una cuestión de dinero, sino de coraje. No te endeudes para cruzar el charco.  Seguramente más cerca de lo que imaginas, hay cientos de lugares que esperan a que les descubras y puedes ir a pie, en autobús, en tu auto y si el Universo conspira: tren, avión o barco pueden llegar.  No olvides que viajar con la mente, puede traer sus beneficios también.

Al final, los verdaderos placeres de la vida son tan sencillos y cotidianos, que nuestras resoluciones deben permitirnos agradecer y volver a agradecer por ello.  Que la persona que vive contigo no se acueste sin que le digas cada día, lo especial que es en tu vida. Total, no sabes si tendrán un mañana para decirlo.  Reír, abrazar, escuchar, callar, son secretos para mantener la armonía espiritual y nuestra frágil humanidad.  No hay años o días malos, lo que experimentamos son vivencias de aprendizaje que nos hacen más fuertes y más atentos a nuestro entorno. Resuelve objetivos reales, comprométete con ellos, rompe la fantasía de lo que quieres. Deja de sobrevivir. ¡Vive ya!

GG

miércoles, 12 de diciembre de 2012

La cochina confianza

Vivimos en un sistema donde todo es para ayer, de ya para ya, la prisa nos carcome y el tiempo no alcanza y en donde el más vivo (supuestamente), siempre trata de tomar ventajas.

Cuentos nos han de sobrar porque con absoluta seguridad en más de una ocasión nos hemos sentido víctimas de esos peculiares personajes, que no por ser desconocidos, ya que la mayoría de las veces, hasta familia son, con artilugio y sin vergüenza hacen gala de “la cochina confianza”. Lo que para algunos rebasa el límite, para otros es de lo más normal, y es que estos frescos son especialistas en fingir demencia, al menos, para su conveniencia. Das el dedo, y te cogen la mano.

Alguna vez te viste en una situación así:
  • Paga la cuenta (almuerzo, cena, traguito) y te reembolso.  ¿Sigues esperando ese pago?
  • ¿Le prestaste dinero para un supuesto apuro y todavía estás a la espera del pago?  ¿Tuvo la delicadeza de excusarse o solo se hace el pendejo porque sabe que no le vas a cobrar?  ¿Es esa cuenta un “apúntalo en el hielo” y aun así se frecuentan, van a su casa, le ves en buen panameño del 1 al 10 y siempre muy “priti” (pretty), pero no te paga?
  • ¿Referiste a alguien para un préstamo informal y luego el prestamista te lo quiere cobrar a ti porque el susodicho no aparece?  ¿Serviste de fiador y el deudor se dio a la fuga, por lo que continúas pagando por un bien que nunca utilizaste?
  •  ¿Por ser bien educado, te ofreces a ayudarle en algo, pero luego, quiere ayuda regular 24/7?
  • Es final de quincena y… ¿quiere sacar azúcar, café o la leche de tu despensa? ¿muchas quincenas al año? ¡Ah y sin derecho a devolución!
  • ¿Te han pedido un libro prestado, que ya diste por perdido? ¿O te lo regresan roto y en malas condiciones?
  • ¿Te han pedido prendas de vestir o ropa interior prestada?  Peor, ¿la han utilizado sin tu conocimiento?
  • ¿Le ofreces posada un día y se quedó 5?
  • ¿Se convirtió tu casa en un depósito?  ¿Guárdame esto una semana, y resultaron ser 6 cajas y 6 meses?
  • ¿La pareja de tu mejor amigo(a) te hace un comentario de mal gusto sobre éste o te ha hecho alguna propuesta indecente o piropo más indecente todavía?
  • ¿Te viste en una situación difícil en la que te pidieron servir de alcahuete o mentir en perjuicio de otras personas?  ¿Te han dicho algo como: no me viste; si te preguntan, yo estaba contigo?
  • ¿Te tomaron días preparar una presentación, crear una solución, o planear algo, de lo que otro se anotó el crédito y lo hizo frente a ti?  ¿Diste la cara por el grupo, pero todos sacaron igual calificación o evaluación?
  • ¿Te han pedido prestado el carro, lo entregas limpio y con tanque lleno, y te lo devuelven sucio y sin gasolina?
  • ¿Te pidieron que por favor le cuidaras el hijo(a) por 2 horas y resultaron 6 o llegó al día siguiente porque la resaca fue tanta, que no lo pudo recoger y ni siquiera te llamó?
  • ¿Acabas de conocer a alguien que ya te tutea, te pasa la mano por la pierna, la cintura o quién sabe dónde, y se atreve a ponerte apodo, como si fueran amigos de toda la vida? ¿O te hacen un interrogatorio, tipo CSI?
  • ¿Te dejan esperar y esperar y luego aparecen felices como si nada pasó?
  • ¿Quedaste en evidencia por comentarios inapropiados o íntimos delante de otras personas que ni conoces?
  • ¿Revisaron tu celular, tu cartera, tu escritorio, tu computadora, con o sin ninguna razón racional?
  • ¿Te pidieron el favor de imprimir unas cositas urgentes, y resultaron ser 65 páginas que la dejaron sin tinta?
Es posible que ahora rían mientras recuerden esa anécdota o porque se sientan identificados con algunos de los ejemplos descritos, pero en el momento de lo acontecido, no creo que les haya causado gracia. Éstas, apenas son algunas de las que se pueden mencionar, porque hay otras situaciones tan bochornosas y descabelladas que sobrepasan lo inimaginable.

Para estos locos selectivos, hay que aplicar un poco de eso que su cerebro no logra procesar, y como se prefiera hacerlo, diplomática o sin pepitas en la lengua, ponerles un alto.  Las veces que me ha pasado, honestamente, he sentido pena ajena.  Me embarga la pesadumbre y se me turba el sentido común, ya que no logro racionar por qué hay gente que se aprovecha de la buena voluntad de los demás, o que carecen de principios tan fundamentales o de la mínima educación, pero como sé que lo que hagan, digan  o piensen, está fuera de mi control, se convierte en una cuestión de establecer reglas claras o dejarme conguear (que me tomen por tonta), y, para ser sincera, no me gusta estar en la segunda opción.

Si estás en el grupo de los atrevidos – abusivos – compulsivos, piensa en aquello que no te gustaría que te hicieran y no se lo hagas a los demás.  Si puedes reconocer que es un problema, pide ayuda y sino, llegará un día en que como todo, te encuentres con tu talón de Aquiles, y pasarás un gran mal rato.

Con el tiempo aprendemos que no somos reformatorios y por más que queremos a alguien, hay linderos infranqueables, malos hábitos y conductas extrañas, pues no podría decir “no cambiantes”, porque alguna vez me dijeron que solo Dios, las piedras y los estúpidos no cambian.  No exponerse ante ese familiar, amigo, compañero, colega, conocido o perfecto extraño, y si aún, dentro del trato respetuoso que se les ofrece, incurren en un comportamiento que nos expone, nos ofende o perjudica, con la cordura de la que ellos carecen, decir NO.

GG

martes, 11 de diciembre de 2012

Más allá de los lazos de sangre

¿Qué nos une tanto a otro ser, sin que haya una condición genética o el famoso llamado de la sangre?  Ciertamente todos pensaríamos que es el “amor”, pero podría ser algo un tanto más complejo.

Podemos observar o experimentar en carne propia, y el resultado es el mismo.  Padres no biológicos que darían la vida por esos hijos y viceversa.  Me lo han dicho reiteradas veces: no hay diferencia, entre el que engendras y el que llega a tu vida por otra vía.  No solo eso, sino que veo que en la práctica, en la mayoría de los casos, es tal cual. 

Esos religiosos(as), que ofrecen celibato al adquirir un compromiso Supremo, en una relación que nos puede parecer incomprensible, insana, anormal o poco retribuida respecto a las necesidades humanas básicas. Parecen ser menos los que dan el paso, y más los que cuestionan, pero por encima de esos prejuicios, se preserva a través de los siglos (qué bueno, pienso yo).  Igual acontece, cuando por otro lado, en corazón y mente decidimos voluntariamente unirnos al que consideramos nuestro complemento de vida y formamos una familia.

O, seguramente tenemos ese amigo(a) especial, al que queremos más que a nuestro hermano(a) o como un hermano(a), al que le confiaríamos la vida, y nos da un poco de vergüenza admitir, que es más de lo que haríamos por algún familiar. Si el Fuego Interior nos lleva por el camino correcto, siempre es un sentimiento de doble vía y más que mutuo.

Eres o no compatible, independientemente del género.  No hay azar, porque Dios no juega a los dados, dicen por ahí.  Si lo vemos objetivamente, cada cosa o persona es consecuente de otra. Algunas experiencias mejores, pero todas con un alto grado de aprendizaje.  No siempre las almas gemelas se refieren a relaciones de pareja, a historias de enamoramiento físico.

Hay muchas teorías, valoradas en destino, efectos químicos u hormonales, vida después de la vida, karma, vidas pasadas inconclusas, mil y otras cosas más. Por instantes lo cuestionamos, nos pasa por la mente, pero le dejamos correr para no enredarnos en explicaciones incoherentes que puedan terminar en locura y sencillamente nos enfocamos en existir.

No queriendo caer en ese juego, aunque me considero una gentil loca virtuosa, he de decir que me maravillo con esta realidad.  A diario entra y sale mucha gente de nuestras vidas, por fracción de segundos o esas que aunque ya no estén, dejan huellas indelebles.  Ese(a) que me tropezó en el ascensor y no volví a ver, o aquel que recuerdo con gran emoción a pesar del tiempo.  Quien me regaló una sonrisa sin conocerme y quien me la dio justo porque me conoce y es capaz de compartir mis alegrías, tanto como mis tristezas. Al final, siempre decidimos quien se mantiene en nuestras vidas, es una potestad que tenemos, pero que no conocemos. 

Hay gente maravillosa a la que he amado, amo y amaré, sin que lleven mi sangre, sin que importe el tiempo, sin que importe la distancia… Seres de luz y guerreros con voluntad, que me han regalado grandes lecciones y son parte invaluable de mi historia.  La familia no la define el ADN, si de tu familia le sientes, es porque tu familia es.  No sé si es algo que como dicen, debemos concluir en este plano, si es químico; pero tengo la certeza de que no hay coincidencias, para bien o para mal, todos llegan o se van por una razón y es bueno saber que más allá de los lazos de sangre, de verdad, el amor, sin mucha explicación, lo puede todo.

GG

jueves, 8 de noviembre de 2012

La traicionera duda

ü  Nunca desde de tener dudas.  Cuando las dudas dejan de existir es porque te detuviste en tu camino.  Brida – P. Coelho
ü  No menos que el saber me place el dudar. Dante Alighieri (1265-1321), escritor y filósofo italiano.
ü  La inteligencia nos fue concedida para dudar. Emile Verhaeren (1855-1916), poeta belga.
ü  Me convencí de que dudar de todo es carecer de lo más preciso de la razón humana, que es el sentido común.  Jaime Luciano Balmes (1810-1848), filósofo y sacerdote español.
ü  Creemos, sobretodo porque es más fácil creer que dudar, y además porque la fe es la hermana de la esperanza y de la caridad. Alejandro Dumas (1803-1870), escritor francés.
ü  La duda en el amor acaba por hacer dudar de todo. Henry F. Amiel (1821-1881), escritor suizo.
ü  Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas. René Descartes (1596-1650,) filósofo y matemático francés.

En el contexto general de las leyes, se conoce algo como “la duda razonable” que en palabras sencillas vendría siendo un principio, que obliga a que las pruebas sometidas al juicio para establecer la responsabilidad penal del imputado, sean lo suficientemente convincentes, claras y legales, que no den cabida en el juzgador a ninguna duda sobre su responsabilidad. Este principio está unido al principio de inocencia y a la obligación del acusador de presentar las pruebas incriminatorias ajustadas a los requerimientos señalados en la ley y al juzgador a valorarlas no solo conforme a los requerimientos, sino apoyado en la sana crítica.

Ésta es una referencia de quien no ha estudiado derecho, pero veía Ally McBeal y otras muchas series sobre abogados, locos y demás.

Para provocar la inspiración, busqué frases célebres, sin considerar que encontraría un vasto surtido de perspectivas de los grandes pensadores, sabios, científicos y personalidades terrenales de todos los tiempos.  De alguna manera me satisface, pues eso indica que “todos dudamos” y que dudar es sano.

Me temo que la traicionera duda es prima hermana de la decisión y como buen familiar puede aparecer antes, durante o después de que asumimos los retos.  El día puede arrancar con la sencilla duda de si nos paramos de la cama o se puede complicar con pensamientos como invertir o no, aceptar/ rechazar o no, casarme/ divorciarme o no, vivir/morir o no, abortar/ tener hijos o no, renunciar/luchar o no, ir o no, etc., etc., etc. Nos hace replantearnos el camino, total, nadie es dueño de la verdad absoluta.

Como hay colores, hay dudas, sin dudarlo. Aunque creo en la regla básica de que ningún extremo es bueno (creerlo todo o dudar sobre todo). Entre las peores cosas que nos pueden ocurrir, definitivamente está el hecho de dudar en destiempo, porque es una situación que martiriza y entorpece.  En el momento preciso, sin embargo, nos permite investigar, aprender, analizar, corregir, evitar, proponer, escapar, recapitular, planear, romper, salvar, aclarar, orientar o “decidir”. Mal llevada, puede llegar a ser mortal para nuestra mente, para nuestra seguridad e integridad física, espiritual o emocional, y en cadena, también para la de otros. Nada de “tal vez si…”, duda y resuelve de una vez, que si en la marcha no sale como necesitabas, siempre habrá una alternativa, más no te quedes con la duda.  Tampoco lo de “me estará traicionando otra vez…”, perdona y aprende a vivir con ello, o corta con eso y busca paz. ¿Seré capaz?  Demuéstrate que lo eres, si vale la pena (y no perjudica a nadie). Jamás debe convertirnos en reos, sino dar a lugar actuaciones concretas.

De las dudas han surgido muchos inventos, muchas teorías, pero también conflictos y guerras, y lo digo en el amplio sentido que le compete. Nos puede ayudar a alcanzar el éxito o la derrota.    Cuando se me presentan serias dudas, sé que implícitamente también he de plantearme opciones y por ende “decisiones”.  No puede quedar allí, siempre sirve para propiciar una acción, que supone un bienestar o una alternativa viable para lo que acontece.  Hay que dudar de quien da por sentado todo, porque carece del menos común de los sentidos: el sentido común. Algunas frases populares, ideales para quienes de vez en cuando dudamos: “no todo lo que brilla es oro”, “el que busca, encuentra” o “duda y acertarás”.

En proporción a nuestros dogmas, hasta en eso se generan dudas.  Nuestro instinto humano en algún momento nos hará caer en esa crisis existencial de querer explicarlo y conocer todo – saludable – si al final, tienes en qué o en quién creer.  Nos inquieta saber o no saber, profundizar, descubrir y eso muchas veces se alcanza a través de la duda.

No sé si a veces es aliada o traicionera, pero conozco de primera mano los efectos directos y colaterales al igual que muchos. No siempre tendremos todas las respuestas, no siempre seremos asertivos al dudar, pero en la ruta de la vida, así como es sabio callar, lo es también dudar. Y cuando estamos en un aparente laberinto cargado de dudas, nos sorprenderemos de todo lo que buscar en nuestro interior puede lograr.  

Cierro con una línea de la oración de San Francisco de Asís: “donde haya duda; ponga yo la fe”.  Señor, haznos siempre un instrumento de tu paz. 

GG