¿Qué nos une tanto a otro ser, sin que haya una condición genética o el famoso llamado de la sangre? Ciertamente todos pensaríamos que es el “amor”, pero podría ser algo un tanto más complejo.
Podemos observar o experimentar en carne propia, y el resultado es el mismo. Padres no biológicos que darían la vida por esos hijos y viceversa. Me lo han dicho reiteradas veces: no hay diferencia, entre el que engendras y el que llega a tu vida por otra vía. No solo eso, sino que veo que en la práctica, en la mayoría de los casos, es tal cual.
Esos religiosos(as), que ofrecen celibato al adquirir un compromiso Supremo, en una relación que nos puede parecer incomprensible, insana, anormal o poco retribuida respecto a las necesidades humanas básicas. Parecen ser menos los que dan el paso, y más los que cuestionan, pero por encima de esos prejuicios, se preserva a través de los siglos (qué bueno, pienso yo). Igual acontece, cuando por otro lado, en corazón y mente decidimos voluntariamente unirnos al que consideramos nuestro complemento de vida y formamos una familia.
O, seguramente tenemos ese amigo(a) especial, al que queremos más que a nuestro hermano(a) o como un hermano(a), al que le confiaríamos la vida, y nos da un poco de vergüenza admitir, que es más de lo que haríamos por algún familiar. Si el Fuego Interior nos lleva por el camino correcto, siempre es un sentimiento de doble vía y más que mutuo.
Eres o no compatible, independientemente del género. No hay azar, porque Dios no juega a los dados, dicen por ahí. Si lo vemos objetivamente, cada cosa o persona es consecuente de otra. Algunas experiencias mejores, pero todas con un alto grado de aprendizaje. No siempre las almas gemelas se refieren a relaciones de pareja, a historias de enamoramiento físico.
Hay muchas teorías, valoradas en destino, efectos químicos u hormonales, vida después de la vida, karma, vidas pasadas inconclusas, mil y otras cosas más. Por instantes lo cuestionamos, nos pasa por la mente, pero le dejamos correr para no enredarnos en explicaciones incoherentes que puedan terminar en locura y sencillamente nos enfocamos en existir.
No queriendo caer en ese juego, aunque me considero una gentil loca virtuosa, he de decir que me maravillo con esta realidad. A diario entra y sale mucha gente de nuestras vidas, por fracción de segundos o esas que aunque ya no estén, dejan huellas indelebles. Ese(a) que me tropezó en el ascensor y no volví a ver, o aquel que recuerdo con gran emoción a pesar del tiempo. Quien me regaló una sonrisa sin conocerme y quien me la dio justo porque me conoce y es capaz de compartir mis alegrías, tanto como mis tristezas. Al final, siempre decidimos quien se mantiene en nuestras vidas, es una potestad que tenemos, pero que no conocemos.
Hay gente maravillosa a la que he amado, amo y amaré, sin que lleven mi sangre, sin que importe el tiempo, sin que importe la distancia… Seres de luz y guerreros con voluntad, que me han regalado grandes lecciones y son parte invaluable de mi historia. La familia no la define el ADN, si de tu familia le sientes, es porque tu familia es. No sé si es algo que como dicen, debemos concluir en este plano, si es químico; pero tengo la certeza de que no hay coincidencias, para bien o para mal, todos llegan o se van por una razón y es bueno saber que más allá de los lazos de sangre, de verdad, el amor, sin mucha explicación, lo puede todo.
GG
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