sábado, 28 de mayo de 2016

Un propósito

¿Qué arista darle a una asignación profesional y educativa cuando se es neófito en el tema?  Me temo que me voy a divertir tremendamente en este nuevo pinito intelectual y de paso aprenderemos mucho en el camino.  Si bien he iniciado un diplomado dirigido a periodistas con énfasis en responsabilidad social, al considerarme una comunicadora innata, pero sobre todo una ciudadana consciente de unos cuantos males que nos aquejan como sociedad, esto me obliga a compartir cada experiencia y si con eso se logra que al menos uno más se alinee, seremos múltiples gotas de agua que suman a la inmensidad del mar.

Hace unos meses quedó grabada en mi memoria la frase “dichoso aquel que encuentra propósito en lo que hace”. Heme aquí, trepada en el cuarto piso, reinventándome, redescubriéndome de muchas maneras, convencida, hoy más que nunca, de lo mucho que disfruto escribir y la inmensa pasión que siento al involucrarme activamente en los asuntos de comunicación y responsabilidad social, partiendo desde el hecho de que esto empieza por mí, de las acciones que hago para no destruir, los esfuerzos que hago para infundir y asegurar un mejor ambiente para quienes me rodean.

Mucho se habla de la RSE (Responsabilidad Social Empresarial), como si fuese una moda, una forma de marketing, algún tipo de mecanismo filantrópico o de caridad que asegura la buena imagen. Otros estudios y la práctica misma indican que la cruda realidad es que la RS (Responsabilidad Social) es un tema de todos, no solo de organismos internacionales, multinacionales o grandes corporaciones. Es un proceso de mejora continua y voluntaria que permite ser coherentes, tomar decisiones, dar más allá de lo que la ley exige y que sin duda es cada vez menos opcional.

La RS habla de sostenibilidad en los planos económico, social y ambiental, de allí que su fin sea precisamente eso, “el desarrollo sostenible”. A nivel empresarial contribuye con los objetivos estratégicos, determina una clara diferenciación y una ventaja competitiva, por lo que se convierte en una expresión de hacer negocios de manera responsable, que toma en cuenta el impacto circundante tanto interno como externo y de sus grupos de interés. A nivel personal, nos exige como seres humanos, ser cónsonos con nuestro entorno sin creer que los padecimientos de nuestra sociedad y de nuestro medio ambiente son responsabilidad de otros.  En ambos casos, al hacer las cosas bien, nos blinda, nos convierte en constructores eficientes con propósito de un mundo mejor, no derivado de una simple falacia o de un sueño superfluo.

Hay otro punto que llama poderosamente mi atención y es lo relacionado a la reputación. Según la Real Academia Española, se refiere a “la opinión o consideración en que se tiene a alguien o algo. Es el prestigio o la estima en que son tenidos alguien o algo”.  Desde un ángulo más simple, la reputación dice mucho del buen nombre y honor. Es como la confianza, cuesta mucho edificarla y muy poco para ponerla en entredicho o destruirla.  La RS juega un papel preponderante en el cómo nos ven y tiene un fin con propósito legítimo positivo. Sin ahondar en muchas estadísticas, hoy se sabe que los estados financieros representan un modesto porcentaje sobre el valor real de las empresas, porque son los intangibles (imagen, percepción y/ o reputación, RS), los que determinan esto.

En el presente, nos vemos impactados por el riesgo de reputación marca – país y nos enfrentamos a una crisis que vemos con absorto desconcierto y para el que tendremos que tomar acciones contundentes, a fin de rescatar el buen nombre de Panamá y de todos los que habitamos en este pequeño terruño. Esto es un claro reflejo de que no estamos  exentos de cometer errores y definitivamente es una oportunidad para corregir el rumbo, mejorar de forma integral y adaptarnos a las exigencias y necesidades del entorno.

En otro contexto, me satisface saber que hay organizaciones comprometidas con generar valor, empresas con visión y ciudadanos conscientes.  Como parte de este proyecto, fue grata la visita a la torre MMG, hogar de Morgan & Morgan. Esta edificación cuenta con certificación LEED Gold (LEED - acrónimo de Leadership in Energy & Environmental Design. Es un sistema de certificación de edificios sostenibles, desarrollado por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos -US Green Building Council). La aventura de iniciarse por el sendero de la RS, se convirtió en un caso de éxito sobre las buenas prácticas que le ha devenido en importantes reconocimientos y credenciales. Puntos clave para ello han sido la planificación estratégica, la determinación y la comprensión desde la cúspide directiva del rol que cada uno juega y el valor que genera a través de las decisiones. Ser ejemplo desde adentro es fundamental, como lo debe ser para cualquiera que predique.

Mencioné la palabra hogar porque fuera de la apariencia impecable, se deja ver el esmero que se le puso a cada detalle de la infraestructura; se respira calidez y es tangible la buena energía del lugar. La gentileza y sencillez de quienes nos recibieron hablaron más que mil palabras porque es obvio el orgullo que les representa ser parte de esa familia. La gobernanza como factor importante para que la organización se responsabilice del impacto de sus decisiones, está cimentada sobre indicadores relevantes como lo son: derechos humanos (crearon una política de derechos humanos y cuentan con el programa Pro Bono*); colaboradores (bienestar,  capacitación, desarrollo profesional, voluntariado corporativo); medio ambiente (reciclaje, ahorro energético, GEM – Grupo Ecológico Morgan & Morgan); comunidad (Fundalcom – Fundación de Asistencia Legal Comunitaria), clientes (canales de comunicación de la gestión de RSE); y, proveedores (capacitación y guía de compromiso ético). Y un común denominador que fortalece cualquier estructura de RS: las alianzas. En el caso de Morgan & Morgan, aunado al compromiso de todos sus integrantes, marca una ventaja competitiva interesante y con gran alcance.

Hasta ahora mi rol ha estado parcializado hacia una vertiente de pasión como voluntaria en diferentes equipos en los que he trabajado tanto a nivel profesional como personal. Reitero la convicción de que tengo mucho que aportar y en este andar lleno de aprendizaje he encontrado un firme propósito de lucha y servicio incansable, en el que deseo muchos se sumen para marcar la diferencia.

Puede que mi voz suene lejos, porque una golondrina no hace verano, pero mis palabras se leerán de cerca y quedarán como huellas indelebles de lo que está por comenzar.

GG


*Esta expresión latina significa “para el bien público” y hace referencia a los servicios gratuitos que profesionales de distintos campos prestan a la comunidad. Se usa para designar al trabajo voluntario y si bien generalmente se relaciona con el servicio que abogados prestan  de forma gratuita, respetando ciertos estándares de calidad, la diferencia del trabajo pro bono con otras formas de voluntariado, es que esta práctica busca que los profesionales se comprometan con los conocimientos que ya poseen. 

jueves, 31 de diciembre de 2015

¡No más lucha!

Hay costumbres y “hay costumbresss”. Los que me conocen, saben que como IVR en automático respondo “en la lucha, que es mucha, pero que…”, cuando me preguntan cómo estoy.  Y también saben que no suelo regalar los frecuentes deseos que se ofrecen para estas fechas. 

Con detenimiento he analizado esa frase y decidí “NO más luchas en mi vida”.  Seré y les desearé que sean como el agua, que fluye o se amolda, limpia, serena, hidrata y se convierte en un elemento natural indispensable para vivir. Por ahí dicen que después de hacer lo mismo por 21 días consecutivos adquirimos hábitos. Haré eso de “poner el práctica lo que predico”, y así el día “interior” no sea precisamente un arco iris, responderé al obligado saludo con un ¡excelente! Y si me agarran con el colorido en pleno, entonces añadiré un ¡mejor se daña!   Esto es en definitiva “actitud”, la misma que les deseo para ver y disfrutar de la amplia paleta de colores que nos regala la vida. 

En este punto y a pocas horas de que el calendario cambie en sus últimos dos dígitos, reitero que las transformaciones personales son positivas siempre que el que las vive decida que ese ajuste es justo y necesario para ser mejor persona y no por presión o factores ajenos a su voluntad.  No es que este año aprendí más que en los anteriores, no es si fue peor o mejor, sencillamente, cada día, independientemente del año, es una oportunidad para crecer y aprender.  No se vive como si fuera el último, afirmo que eso es una falacia, pero se debe vivir bien.  Hay una gran diferencia entre vivir y sobrevivir… conozco las dos muy de cerca.

Con mis aventuras del cuarto piso, estoy descubriendo cosas en mí, algunas de risa completa y otras de susto terrorífico; lo degusto como manjar en helado, o mejor aún como el mismo aire que respiro. El tiempo con sabiduría me enseña sí o sí a ser flexible, adaptable, paciente, empática, consciente, observadora, leal (a Dios, a los que quiero, al prójimo, a las cosas en las que creo, pero sobre todo a mí); me ha curado de ciertos espantos, pero sin perder la oportunidad de sorprenderme. A decir SÍ con convicción y NO sin remordimiento.  Me ha metido en una espiral de perspectivas, a cuestionarme y cuestionar, a “hablar” sin reprimir emociones, a negociar, a aceptar mejor y no idealizar tanto, pero sobre todo a “agradecer”… Y tremenda mi fortuna, porque cuando se aprende bien esa lección, el universo te da el chance de retribuir con creces las muchas bendiciones que el Supremo, como cada quien lo concibe, nos regala.

Entonces, en el próximo “corto plazo” que nos acontece les deseo:
  • Mejor actitud y cero luchas sin sentido – escojan sus batallas, pero no claudiquen ante la guerra.
  • Más acción y menos quejadera – los sueños no se materializan sin perseverancia y pasos concretos.
  • Más besos, abrazos y expresiones de cariño presenciales y menos saludos cibernéticos.
  • Objetividad y pasión – según necesiten, sin que una obnubile a la otra.
  • Infinitamente la virtud de “agradecer” – sin comparaciones tétricas relacionadas con lo mucho o poco que tienen los demás. Agradezcan con más que palabras, den eso que les gustaría recibir, compartan, ayuden de corazón.
  • Momentos gloriosos, instantes mágicos – que sepan ver y apreciar. Ver un amanecer siempre vale la pena e incluso la lluvia tiene su encanto.
  • Momentos de reflexión, decisión y determinación – es cuando más aprendemos a responsabilizarnos por nuestras acciones, a medir consecuencias y sobre nuestros límites… especialmente los de la mente, y a madurar.
  • Cultivar el amor propio – básico para tener relaciones sanas (de cualquier naturaleza), para conocerse y valorarse, ya que eso no lo puede hacer nadie por nosotros.
  • A valorar lo que tienen – perdemos demasiado ocupándonos en pensar/ ver lo que no se posee o peor, en envidiar lo que tienen otros. ¡Vivan!
  • Bendiciones multiplicadas, sobre todo en lo que dan, pero “ojo”, que aquello que dan para bien o para mal, siempre sobreviene.
  • Y… al igual que este año, que no les falte en justa medida una dosis de VV (me vale… para no ser soez). Nunca está de más cuando se precisa no tomarse las cosas a pecho.

Si tienen la oportunidad de reinventarse, háganlo. Eso de los cambios estéticos viene bien, estimulan la autoestima, pero, si son interiores, el esfuerzo se verá compensando con éxito (si se hace para ser mejores), ya que no necesitan explicación porque son tan obvios que terminan por contagiar a quienes nos rodean.  Rompan el esquema, los paradigmas. Si los demás no cambian, cambiemos nosotros y disfrutemos de la gran diferencia. Que nada, ni nadie nos robe la armonía interior.


El elevador en este piso tiene sus exigencias, les hablaré sobre ello con más frecuencia y en diferente tono; será mi forma de agradecer, de agradecerles. Que el 2016 sea todo un alboroto de experiencias, aprendizaje y valor… cada quien es el protagonista de su historia; marquen rating.

GG

lunes, 28 de septiembre de 2015

Honestidad Emocional

En esas pocas rondas cibernéticas personales que me he permitido en los últimos cuatro meses, he visto cosas interesantes en los muros, perfiles y covers pic de diversos personajes. Entre las que  llamaron mi atención, había un post que hablaba, entre otras cosas, sobre “honestidad emocional”. Me dije: ¡válgame Dios! En algún momento averiguaré de qué se trata porque en psicología, psiquiatría, coaching, liderazgo y todas esas disciplinas que de una u otra manera tocan emociones, siempre sale algo nuevo.

Encontré categorías, tipos y otro sinfín de elementos explicativos y decorativos sobre el tema. Sin ser erudita, ni querer parecerlo; palabras más, palabras menos, al hablar de honestidad emocional nos referimos a la conciencia… ¡Qué problema!  Porque si no se tiene, jodida está la vaina. Es esa capacidad de reconocer y admitir emociones. Valga la redundancia, es ser honesto consigo mismo sobre lo que nos ocurre a nivel emocional.  Es un poco de ponderar lo que el corazón siente versus la razón; escuchar nuestra verdad interna y actuar conforme a ello.

Se dice que esta se puede comunicar muchas veces por sí sola, a través de la mirada, de los gestos, incluso en el tono de voz más allá de las palabras… Otro gran dilema, si consideramos este mundo en el que nos hablamos más por whatsapp y redes sociales, aún al vivir bajo un mismo techo. Además, todos sabemos (algunos por experiencia), que hay notables especialistas en el arte de confabular, mentir y enredar.

Respetar la sabiduría del corazón (intuición – conciencia) como de la mente (razón). Cito: “Capacidad para ser sincero con uno mismo, en cuanto reconocer y asumir nuestros propios sentimientos y emociones, así como ser capaz de integrar nuestros ideales, convicciones, normas, creencias… También supone un análisis personal y cuidadoso que  requiere tanto la situación, como lo que se está sintiendo ante ella con el fin de entenderlo adecuadamente y decidir de qué manera, hacia quién o hacia qué se manifiestan las emociones, con el fin de lograr un objetivo que resulte constructivo tanto para la persona como para aquellas con quienes se está interactuando”. (1)

Mi perspectiva
Tanto la honestidad como la inteligencia emocional la necesitamos en todos nuestros planos: familiar, laboral, social, personal (interior y de pareja). Resulta vital desarrollar estos elementos que pareciesen innatos, para llevarlos a un nivel superior que nos permita ser mejores personas porque no se puede exigir aquello de lo que se carece.

Sin creer que hay una histeria o insatisfacción colectiva con relación a esto, entendiendo que los seres humanos hemos olvidado lo simple de ser simples y hasta para eso nos complicamos, nos toca hacer una reflexión íntima sobre aquello que esperamos de nosotros mismos y empezar a exigirnos un poco más.

La honestidad desde cualquier perspectiva, necesita de convicción.  Ser honestos a veces implica consecuencias, conlleva responsabilidad y otras, un precio a pagar. Es acerca de verdad completa, de compromiso, de credibilidad y de criterio, tanto para uno mismo, como para los demás.

Esta vida transcurre con cosecha de lo que se siembra y no hay peor engaño que el que nos decimos a nosotros mismos. A manera de ironía les comparto el post que despertó mi apetito curioso, no sin aclarar que la honestidad emocional nos aplica a todos sin importar la edad o el género.

Seamos felices que la vida es una cuestión de actitud. Decidamos qué clase de protagonistas queremos ser y cómo deseamos ser recordados.
       
(1)     http://bit.ly/1MWF0or

GG

domingo, 1 de marzo de 2015

Mi querido crisol de razas

Llevo días con el profundo deseo de discernir si ante un tema tan sensitivo producido por algunos dimes y diretes, podría emitir una opinión objetiva y certera.  Confieso que he dudado.  Los comentarios, juicios y toda la ola de sentimientos encontrados me decían que era prudente callar… o esperar.  Pero aquí estoy, con el corazón que me late a millares por segundo y la convicción de que todo pasa por algo. 

A minutos estaba de descansar de la tecnología, cuando decidí (luego de muchos días de no hacerlo), leer el Evangelio de hoy que me llega diariamente a través de un correo electrónico:
Lc 6,36-38: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá».

Como un zarpazo directo al corazón y a la conciencia.  Musa (de la inspiración)-- exclamé… necesito escribir.

En el álgido barrio de trifulca que han generado las palabras tanto panameños como de extranjeros (residentes o no), siento espanto.  Hace días con justa razón alguien me dijo que este era un país soberano, donde la libertad de expresión es un derecho, donde cada quien puede emitir sus consideraciones como mejor le parece… no quise debatir porque a mi entender la violencia (de cualquier tipo), solo genera más violencia.

Panamá ha sido, es y será una bendición geográfica y cultural al servicio del mundo entero.  Muy pocos son los que pueden jactarse de ser auténticos panameños sin que de su árbol genealógico caiga la huella inmigrante. 

No seré la más patriota, pero estoy muy clara de que, entre las cosas por la que uno puede dar la vida, está el país propio y no hay nada que me haga sentir más orgullosa que ser panameña, pero esto no obnubila mi mente, ni mi criterio. Con el tiempo se aprende que las cosas se toman de quien viene.  Idiotas hay estratégicamente diseminados en todo el mundo y eso no tiene nada que ver con nacionalidad, creencia o sexo.  No apoyo, ni justifico ningún comentario soez sobre la tierra que me vio nacer. 

La diferencia entre los que ofenden y los ofendidos, está en cómo estos últimos deciden reaccionar: es una cuestión de sabiduría y otro poco de actitud.

En medio de este barullo, dejo las siguientes reflexiones.

A los extranjeros
  •  Agradecer: la vida y las oportunidades.
  •  Respetar: el respeto al derecho ajeno, es la paz.  Nadie en su sano juicio va a la casa ajena a ofender, dañar, ordenar o infringir, sin que reciba una acción fulminante y letal. Si actúan mal, eso tendrá consecuencias, repudio y malestar. No se hace a los demás, lo que no nos gustaría que nos hiciesen. Respeto en todos los sentidos: al orden, a la ley, a la privacidad, a la vida, a la propiedad, a la opinión, etc.
  • Convivir: si bien nuestra cultura latina se asemeja en muchas cosas, también nos caracterizamos por la riqueza de la diversidad.  Como me gusta utilizar analogías, así como nosotros disfrutamos de comer arepas, paella, shish kebab, dim sum, el ajiaco y todas las exquisiteces de la culinaria internacional, nos agrada que puedan degustar de las tortillas. Para todo hay en esta tierra bendecida, sepamos sacarle provecho y promover la armonía a pesar de nuestras diferencias. 
  • Aceptar: están aquí, por la razón que sea. Y que el propósito común es vivir, pero vivir bien, sin daños a terceros. Construir, edificar, preservar.  Ni se muerde la mano que da de comer, ni se despotrica contra el lugar que te abre las puertas al progreso.
  • Sobrellevar: por ahí leí un artículo sobre las 5 cosas que todo extranjero debe saber acerca de los panameños y hay mucho de cierto en cada punto. Uno, somos ruidosos… mucho (cuando me dicen que estoy gritando, pongo mi cara de loca incrédula y digo: ¿de qué me estás hablando? Ese es mi tono de voz, por ende me cuesta eso de susurrar secretos). Dos, movemos las manos cuando hablamos (pareciese que en actitud de pelea, pero no lo es; somos alegóricos). Tres, si nos piden una dirección… el cuento va ser largo y nuestra satisfacción plena. Cuatro: los panameños somos de todos los colores (entiéndanlo -- de todos los colores, incluso de esos que piensan que no existen, aquí hay, en múltiples tamaños y presentaciones).  Y cinco, , detestamos que hablen mal de Panamá en nuestra presencia. Yo añadiría que si encima lo hacen por una red social, lo que viene bajando en candela (y nada bueno). No pierdan de vista que nuestras diferencias nos hacen más ricos si lo sabemos manejar.


A los panameños
  • La Patria es algo más que una canción, mucho más que un territorio… es un sentimiento que se lleva donde se esté.
  • Justos no deben pagar por pecadores.  Por cada Neandertal (Homo neanderthalensis u Homo sapiens neanderthalensis) o ingrato, refiriéndome a aquellos extranjeros que han venido a construir una nueva vida en tierrita istmeña, hay cinco o más extremadamente agradecidos con Panamá y los panameños.  No nos dejemos ofuscar.
  • Jamás nos burlemos de la desgracia ajena.  Nosotros estuvimos sumidos por 21 años de dictadura militar y las cosas cogieron color de hormiga en nuestro país, ¿aprendimos la lección? No olvidemos; porque así como la tierra es redonda y da vueltas, hoy gozamos de buena fortuna y prosperidad, mañana no sabemos.  Recién abrimos los ojos a una realidad política que nos ha golpeado por años so pretexto del progreso, pero sabemos que pagaremos un alto costo por ello.  Reírnos de la escasez, de la pobreza (material y espiritual), de sistemas de gobierno y/ o civiles que oprimen o esclavizan en otros países hermanos, habla muy mal de nosotros como seres humanos.  Intentemos ponernos en el zapato ajeno.
  • Atrás los estereotipos.  Ni todos los árabes son terroristas, ni todos los hebreos son miserables, ni todos los colombianos narcotraficantes o las colombianas prostitutas, ni son todos los venezolanos conflictivos e irreverentes, ni todos los chinos unos cochinos, como tampoco todos los argentinos odiosos, dominicanos vagos, los alemanes nazis, etc. Como colonense, sé lo que son los estigmas y no han venido de comentarios extranjeros, sino de aquí mismo: del patio.  No todos los colonenses somos flojos, maleantes, “racatacos”, ni brutos; no todos los chiricanos son soberbios, ni clasistas.  
  • Recordemos que tomar la decisión de abandonar nuestro lugar de origen generalmente se ve motivado por importantes razones como la superación, el amor o el miedo.  Loable las dos primeras; dolor por la última. No quiero ni querré eso nunca para nuestro país.
  • Atrás eso de tirarse la pelota. Quién empezó no es el punto; es quién alimenta el resentimiento, el odio, la discordia. No podemos ser partícipes de eso.
  • Finalmente, promovamos la sonrisa y el buen trato entre nosotros y hacia los demás. Somos puente del mundo, corazón del universo. Amar al prójimo como a uno mismo. ¿Ven lo difícil que es?  Una sonrisa no cuesta nada, pero gana mucho porque atrae paz que es lo que todos queremos y necesitamos. Seamos tolerantes (no pendejos, pero hay que saber balancear). Que la alegría y la enorme fuerza de espíritu que nos caracteriza se renueven día a día para construir y engrandecer este hermoso país.  
Mis palabras no buscan atacar o defender. No están sujetas a interpretación, pero si sé que tendrán detractores y halagadores, como en todo.  Un mundo mejor, un país mejor se construye desde uno mismo. El cambio radica en nuestra voluntad de ser gestores de esto, desde nuestra propia existencia. Dios (o como sea que le llames o concibas), bendiga a este hermoso crisol de razas y nos permita ser ejemplo de valores, respeto, progreso y dignidad.


GG

miércoles, 31 de diciembre de 2014

En el 2015: tú.

Quiero cerrar este año un poco diferente a lo usual.  Quienes me conocen, saben cómo tomar mis palabras. El resto pensará que soy un poco soez para escribir, pero no importa, si con estas palabras logro calar en sus sentidos (incluyo el sexto).

Hoy, mañana y los próximos días van a recibir muchos buenos deseos: salud, amor, prosperidad, paz, armonía, trabajo/ dinero, sexo, pareja, dicha y todas esas cosas que son buenas y que mal que bien, necesitamos.

El año pasado decreté el 2014 como un año para reír… y vaya que lo hice, pero no como debí. De hecho, creo que las risas fueron muy pocas.  Partiendo de la realidad, entonces haré algo más simple.

ACTITUD. En el 2015, les voy a desear ACTITUD…. Que ha sido un poco subestimada y desestimada, pero que define cómo vemos y manejamos la vida.  Cada quien decide en base a sus propias experiencias cómo las quiere asumir.  Si perdí el trabajo, el marido/mujer/pareja, la salud o cualquier cosa, yo decido si lo quiero ver como un reto, una oportunidad o darle todo el enfoque dramático y convertirlo en una tragedia.  Y nadie me puede decir que estoy hablando paja porque es más fácil decir que hacer. Yo lo he vivido y sé cómo es (aunque no lo practique como debería).

VALE VERGUINTON. Menos quejas y más acción.  Conozco un personaje que decía (o dice), que para sobrellevar el día a día, todas las mañanas se toma una doble dosis de “vale verguinton”, y conste que esta medicación no la encontrarán en ningún catálogo farmacéutico y dudo que en la Real Academia de la Lengua Española tengan conocimiento sobre esto, tampoco intenten traducirlo al inglés porque es una frase muy latina (vale= valor, verguinton= verga, es decir, me resbalan las cosas, los problemas y no me interesa un carajo lo que me pueda estresar). 

No pretendo incitar a nadie a la irresponsabilidad o al egoísmo, lo cierto es que si hay algo que debemos aprender es a pensar primero en nosotros.  Tú, eres el protagonista de tu historia, nadie la puede escribir por ti y solo tú, le puedes dar la vuelta cuando así lo decidas. 

TÚ, PARA LUEGO SER NOSOTROS. Nada da, quien nada tiene. No das dinero o comida que no hay en tu bolsillo o en tu despensa; tampoco podrás dar o encontrar amor si no experimentas el amor por ti y te das el lugar que mereces.  En el 2015, no acepten migajas y no es cierto que “peor es nada”. Tomen su atinada dosis del remedio que les he compartido y hagan lo que les gusta.  Así como nos obligamos a hacer cosas por otros, debemos comprometernos a hacerlo por nosotros mismos. Llévense a al cine, a la playa, a una caminata romántica consigo mismo. Disfruten un date (cita), con la persona más importante para ustedes: tú mismo. Viajen, creen memorias gratas en su libro de la vida.

NO SE DESGASTEN.  Hay que saber escoger las luchas en el campo de batalla; ser estrategas. Entiendan – hay causas perdidas y es una habilidad aprender a reconocerlo.  Si no sirve, se bota; si no da bolas, se bota. Si te saca callos; se bota (no porque parece fino, es bueno). Si no cumple su rol, busca otra opción. No se detengan a resolver cosas sin pies, ni cabeza. El tiempo no está para inventar la rueda. 0 ESTRÉS. Las causas de estrés, hay que eliminarlas como hacemos con las cucarachas.  Lo dice una experta en auto flagelación y exceso de estreses (reales, ficticios y exagerados). Lo que no pudiste hacer hoy, pues ni modo.  Si algo o alguien te roban la calma… Sal a correr (como si te correteara la policía o la muerte), tómate un shot de tequila (u otra opción bien fuerte para que estampe una risa en tu cara), o una Tafil (y duérmete), punto.  Remedio infalible (para mí): pídele serenidad a Dios y encomienda ciertos deberes a tu ángel de la guarda que para eso está y no lo aprovechas. Además, mi mamá por deporte siempre me dice que Dios proveerá.  Si llorar no lo resuelve, igual LLORA y saca esa vaina de adentro para que no se convierta en úlcera.

A veces veo que hay gente muy despreocupada. Esos que decimos “frescos” o que “andan en Bosnia”. Ellos son felices a su manera porque no se toman las cosas a pecho.  No es una cuestión de convertirnos en personas irreverentes, es un simple sentido de supervivencia.  Nos estamos muriendo en vida, algunos pasan a mejor vida, otros sencillamente deambulamos metidos en la rutina mortal y la vida se nos pasa en un pestañear.

CONTACTO.  Y finalmente, en el 2015, entremos en contacto.  Le tecnología es buena, pero no puede ser tan buena, cuando nos hace perder la noción del contacto y nos convierte en una rara especie de idiotas.  Cada vez hay menos abrazos, besos y contacto físico porque todo lo queremos resolver con tecnología.  Ya nadie llama o llega a tu casa para felicitarte por cumpleaños, graduación, compromiso, porque es más fácil mandar el saludo por whatsapp o por las redes sociales. NO, NIÉGUENSE A ESO.  Volvamos a lo básico, lo simple, lo bonito, lo natural.  Es el colmo que uno tenga que ver a las personas dando pésame por Facebook, es PATÉTICO y habla muy mal de nosotros como humanidad. Es absurdo, HOMBRES (esta piedra va para ustedes), que quieran levantarnos digitalmente y pasar del mundo virtual al sexo porque se hablaron tanto por internet que ya hay derechos implícitos en ello. No seamos ridículos y hablo a las parejas y a los solteros. Ya no abren las puertas, no envían flores (solo las de whatsapp). No montan caballería porque la caballería se convirtió en una especie de unicornio (todos piensan que existe, pero nadie lo ha visto… pura fantasía). Y mujeres, den lo que quieren recibir.  No se pongan muy exquisitas, pero tampoco tan ofrecidas que da pena ajena. Para que haya caballeros, debemos existir las damas.

Hay tiempo para comer, para dormir, para divertirnos, para llorar, para reír, incluso para morir. Es complicado eso de vivir cada día como si fuera el último. En su lugar, VIVAN.  Que se comprenda lo que digo, no sobrevivir, sino vivir. Seamos conscientes de nuestra respiración, de nuestros sentidos. Cada noche, tómense 2 minutos para atinar con el instante mágico que tuvo su jornada, que por más maluca que la hayan considerado, algún aprendizaje debió dejar. Recuerden: no todo lo que queremos es lo que necesitamos.

Elevo una oración para aquellos que ya no nos acompañan físicamente para recibir el 2015, por las personas que entraron en nuestras vidas durante este año, aquellas que salieron y por todas las que seguramente entraran.  Les regalo una sonrisa virtual, que ojala esté dibujada en su cara al momento de que lean este mensaje. Bendiciones.


GG

viernes, 12 de diciembre de 2014

Si me escuchas: "no me rindo".

¿Dónde está al amor?  No es la pregunta de un alma enfadada o de un corazón triste y perdido; es lo que se cuestionan muchos entre pensamientos abrumados, pocos lo dicen, casi todos lo piensan. 

Las letras me han abandonado a pesar de la insistencia de muchos, porque la inspiración no se puede forzar, toma sus recesos o se educa con el tiempo. La mía parece viento rebelde que va y viene a su conveniencia o a su antojo…

En estos días de regocijo retomo cierta frase que dice: Navidad es el amor en acción. Cada vez que damos amor, cada vez que nos aman, es Navidad… Porque amó Dios tanto al hombre, que nos mandó a su Unigénito para salvarnos.

Ha pasado mucho tiempo desde que pude sentir que las mariposas invadieran mi vientre o que el piso que me sostiene pareciera desvanecerse… Ha pasado algo de tiempo sin experimentar esas extrañas sensaciones de quien sube ingenuo a una montaña rusa… Ese fuego que quema, esa llama que enciende el coraje… He esperado pacientemente, he buscado incansablemente y no importa cuántas batallas haya perdido, siempre voy a apostar al amor; es una guerra que todos merecemos ganar.

Hablo por aquellos que callan, aquellos que sufren en el silencioso y traicionero callejón de su mente o en la tibieza de su cama… Insisto por aquellos que han librado mil combates y encontrado la gloria, o por quienes se han perdido en el camino… Actúo por aquellos que se adentraron en laberintos de pasiones efímeras y ya no saben salir... Lucho por quienes se sienten agotados, frustrados y confundidos por la espera, por quienes se han decepcionado, por los que han dejado de creer.

Amar es una decisión, pero también es un acto de fe (igual que la oración). El corazón no se limita cuando de amar se trata porque es un sentimiento perfecto que se encuentra aún en la obra más llana, en lo inevitable, en lo sublime… Te hace grande en la tormenta, te fortalece en la pena, te ilumina en la turbiedad y te sobrevive después de la vida porque es la manifestación de eternidad.

No hay nada que detenga el encuentro escrito, el destino sellado. No hay desesperación que no se aplaque, ni miedo que no se supere. Si te preguntas dónde está, quizás estés buscando en el lugar equivocado porque el origen de todo está en ti.  Nada da quien nada posee. Si lo tienes y lo has olvidado, cuidado porque con la misma fuerza con que se forja, se puede fundir. El amor es perfecto, nosotros apenas somos seres perfectamente imperfectos.

No hay mayor soledad que la de no saber caminar con ella porque para saber amar, hay que saber de soledad.  No pierdas el ritmo, no abandones la marcha.

Bien te digo: Si me escuchas – no me rindo… Si me buscas, estoy lista y aquí te espero.
GG

martes, 18 de noviembre de 2014

El ascensor

Tal cual como en un edificio cualquiera de una institución estatal, digo al subir en el elevador: “cuarto piso, por favor”…  Y me preguntaba mientras llegaba a mi destino, ¿cuál es el problema con llegar al cuarto piso, la cuarta década, los 40 años?  

En la vida pretendemos ascender en todo: riquezas, salario, bienes, familia, conocimiento, sabiduría, hasta aspiramos llegar al cielo (para los que somos católicos), todo – menos – la edad… Desde esta nueva perspectiva logro ratificar que la vida es una cuestión de actitud.  Me complace agradecer que no ha pasado un año, un día, un instante en este recorrido en el que no haya aprendido algo, algunas experiencias más complicadas que otras, pero ha valido la pena.  De no ser por las lágrimas no habría llegado a conocerme y de no haber sido por las risas jamás llegaría a ninguna parte… Disfruto hasta de las crisis existenciales, pero es tema para otro día, y me alegra saber que de “esas” me hago más fuerte.

Bailar bajo la lluvia, tomarme un shot de tequila y sal cuando llueven limones, agradecer que respiro, veo, escucho, camino y que tengo la potestad de abrazar en vez de ignorar, de decidir en vez de irritarme o amar en vez de resentir, lo valen todo.  La familia, los amigos, los detalles, los milagros, los momentos… hacen de los 40 una etapa mágica de plenitud, fortaleza mental y riqueza espiritual… Se comprende que la belleza de los seres humanos es que somos diferentes y de una u otra forma nos damos cuenta que se puede aceptar, incluso aquello que aspiramos cambiar.

Llega el ascensor y se abren las puertas a una nueva etapa que me abraza, que yo abrazo y arranca el idilio de 10 años de desafíos, pasión y bendición.  No estoy sola, porque estoy conmigo (y Dios como yo lo concibo, también lo está). Me agrada pensar que puedo girar el rostro hacia atrás, reír y decir: ¡Sí, llegué a los 40 y me encanta!

PD. Dedicado a todos los jovenzuelos de 40 y más.


GG