sábado, 28 de mayo de 2016

Un propósito

¿Qué arista darle a una asignación profesional y educativa cuando se es neófito en el tema?  Me temo que me voy a divertir tremendamente en este nuevo pinito intelectual y de paso aprenderemos mucho en el camino.  Si bien he iniciado un diplomado dirigido a periodistas con énfasis en responsabilidad social, al considerarme una comunicadora innata, pero sobre todo una ciudadana consciente de unos cuantos males que nos aquejan como sociedad, esto me obliga a compartir cada experiencia y si con eso se logra que al menos uno más se alinee, seremos múltiples gotas de agua que suman a la inmensidad del mar.

Hace unos meses quedó grabada en mi memoria la frase “dichoso aquel que encuentra propósito en lo que hace”. Heme aquí, trepada en el cuarto piso, reinventándome, redescubriéndome de muchas maneras, convencida, hoy más que nunca, de lo mucho que disfruto escribir y la inmensa pasión que siento al involucrarme activamente en los asuntos de comunicación y responsabilidad social, partiendo desde el hecho de que esto empieza por mí, de las acciones que hago para no destruir, los esfuerzos que hago para infundir y asegurar un mejor ambiente para quienes me rodean.

Mucho se habla de la RSE (Responsabilidad Social Empresarial), como si fuese una moda, una forma de marketing, algún tipo de mecanismo filantrópico o de caridad que asegura la buena imagen. Otros estudios y la práctica misma indican que la cruda realidad es que la RS (Responsabilidad Social) es un tema de todos, no solo de organismos internacionales, multinacionales o grandes corporaciones. Es un proceso de mejora continua y voluntaria que permite ser coherentes, tomar decisiones, dar más allá de lo que la ley exige y que sin duda es cada vez menos opcional.

La RS habla de sostenibilidad en los planos económico, social y ambiental, de allí que su fin sea precisamente eso, “el desarrollo sostenible”. A nivel empresarial contribuye con los objetivos estratégicos, determina una clara diferenciación y una ventaja competitiva, por lo que se convierte en una expresión de hacer negocios de manera responsable, que toma en cuenta el impacto circundante tanto interno como externo y de sus grupos de interés. A nivel personal, nos exige como seres humanos, ser cónsonos con nuestro entorno sin creer que los padecimientos de nuestra sociedad y de nuestro medio ambiente son responsabilidad de otros.  En ambos casos, al hacer las cosas bien, nos blinda, nos convierte en constructores eficientes con propósito de un mundo mejor, no derivado de una simple falacia o de un sueño superfluo.

Hay otro punto que llama poderosamente mi atención y es lo relacionado a la reputación. Según la Real Academia Española, se refiere a “la opinión o consideración en que se tiene a alguien o algo. Es el prestigio o la estima en que son tenidos alguien o algo”.  Desde un ángulo más simple, la reputación dice mucho del buen nombre y honor. Es como la confianza, cuesta mucho edificarla y muy poco para ponerla en entredicho o destruirla.  La RS juega un papel preponderante en el cómo nos ven y tiene un fin con propósito legítimo positivo. Sin ahondar en muchas estadísticas, hoy se sabe que los estados financieros representan un modesto porcentaje sobre el valor real de las empresas, porque son los intangibles (imagen, percepción y/ o reputación, RS), los que determinan esto.

En el presente, nos vemos impactados por el riesgo de reputación marca – país y nos enfrentamos a una crisis que vemos con absorto desconcierto y para el que tendremos que tomar acciones contundentes, a fin de rescatar el buen nombre de Panamá y de todos los que habitamos en este pequeño terruño. Esto es un claro reflejo de que no estamos  exentos de cometer errores y definitivamente es una oportunidad para corregir el rumbo, mejorar de forma integral y adaptarnos a las exigencias y necesidades del entorno.

En otro contexto, me satisface saber que hay organizaciones comprometidas con generar valor, empresas con visión y ciudadanos conscientes.  Como parte de este proyecto, fue grata la visita a la torre MMG, hogar de Morgan & Morgan. Esta edificación cuenta con certificación LEED Gold (LEED - acrónimo de Leadership in Energy & Environmental Design. Es un sistema de certificación de edificios sostenibles, desarrollado por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos -US Green Building Council). La aventura de iniciarse por el sendero de la RS, se convirtió en un caso de éxito sobre las buenas prácticas que le ha devenido en importantes reconocimientos y credenciales. Puntos clave para ello han sido la planificación estratégica, la determinación y la comprensión desde la cúspide directiva del rol que cada uno juega y el valor que genera a través de las decisiones. Ser ejemplo desde adentro es fundamental, como lo debe ser para cualquiera que predique.

Mencioné la palabra hogar porque fuera de la apariencia impecable, se deja ver el esmero que se le puso a cada detalle de la infraestructura; se respira calidez y es tangible la buena energía del lugar. La gentileza y sencillez de quienes nos recibieron hablaron más que mil palabras porque es obvio el orgullo que les representa ser parte de esa familia. La gobernanza como factor importante para que la organización se responsabilice del impacto de sus decisiones, está cimentada sobre indicadores relevantes como lo son: derechos humanos (crearon una política de derechos humanos y cuentan con el programa Pro Bono*); colaboradores (bienestar,  capacitación, desarrollo profesional, voluntariado corporativo); medio ambiente (reciclaje, ahorro energético, GEM – Grupo Ecológico Morgan & Morgan); comunidad (Fundalcom – Fundación de Asistencia Legal Comunitaria), clientes (canales de comunicación de la gestión de RSE); y, proveedores (capacitación y guía de compromiso ético). Y un común denominador que fortalece cualquier estructura de RS: las alianzas. En el caso de Morgan & Morgan, aunado al compromiso de todos sus integrantes, marca una ventaja competitiva interesante y con gran alcance.

Hasta ahora mi rol ha estado parcializado hacia una vertiente de pasión como voluntaria en diferentes equipos en los que he trabajado tanto a nivel profesional como personal. Reitero la convicción de que tengo mucho que aportar y en este andar lleno de aprendizaje he encontrado un firme propósito de lucha y servicio incansable, en el que deseo muchos se sumen para marcar la diferencia.

Puede que mi voz suene lejos, porque una golondrina no hace verano, pero mis palabras se leerán de cerca y quedarán como huellas indelebles de lo que está por comenzar.

GG


*Esta expresión latina significa “para el bien público” y hace referencia a los servicios gratuitos que profesionales de distintos campos prestan a la comunidad. Se usa para designar al trabajo voluntario y si bien generalmente se relaciona con el servicio que abogados prestan  de forma gratuita, respetando ciertos estándares de calidad, la diferencia del trabajo pro bono con otras formas de voluntariado, es que esta práctica busca que los profesionales se comprometan con los conocimientos que ya poseen. 

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