Hay costumbres y “hay costumbresss”. Los que me
conocen, saben que como IVR en automático respondo “en la lucha, que es mucha,
pero que…”, cuando me preguntan cómo estoy.
Y también saben que no suelo regalar los frecuentes deseos que se
ofrecen para estas fechas.
Con detenimiento he analizado esa frase y decidí “NO más luchas en mi vida”. Seré y les desearé que sean como el agua, que
fluye o se amolda, limpia, serena, hidrata y se convierte en un elemento
natural indispensable para vivir. Por ahí dicen que después de hacer lo mismo
por 21 días consecutivos adquirimos hábitos. Haré eso de “poner el práctica lo
que predico”, y así el día “interior” no sea precisamente un arco iris, responderé
al obligado saludo con un ¡excelente! Y si me agarran con el colorido en pleno,
entonces añadiré un ¡mejor se daña!
Esto es en definitiva “actitud”, la misma que les deseo para ver y
disfrutar de la amplia paleta de colores que nos regala la vida.
En este punto y a pocas horas de que el calendario
cambie en sus últimos dos dígitos, reitero que las transformaciones personales
son positivas siempre que el que las vive decida que ese ajuste es justo y
necesario para ser mejor persona y no por presión o factores ajenos a su
voluntad. No es que este año aprendí más
que en los anteriores, no es si fue peor o mejor, sencillamente, cada día,
independientemente del año, es una oportunidad para crecer y aprender. No se vive como si fuera el último, afirmo
que eso es una falacia, pero se debe vivir
bien. Hay una gran diferencia entre
vivir y sobrevivir… conozco las dos muy de cerca.
Con mis aventuras del cuarto piso, estoy
descubriendo cosas en mí, algunas de risa completa y otras de susto
terrorífico; lo degusto como manjar en helado, o mejor aún como el mismo aire
que respiro. El tiempo con sabiduría me enseña sí o sí a ser flexible,
adaptable, paciente, empática, consciente, observadora, leal (a Dios, a los que
quiero, al prójimo, a las cosas en las que creo, pero sobre todo a mí); me ha
curado de ciertos espantos, pero sin perder la oportunidad de sorprenderme. A
decir SÍ con convicción y NO sin remordimiento.
Me ha metido en una espiral de perspectivas, a cuestionarme y
cuestionar, a “hablar” sin reprimir emociones, a negociar, a aceptar mejor y no
idealizar tanto, pero sobre todo a “agradecer”… Y tremenda mi fortuna, porque
cuando se aprende bien esa lección, el universo te da el chance de retribuir
con creces las muchas bendiciones que el Supremo, como cada quien lo concibe,
nos regala.
Entonces, en el próximo “corto plazo” que nos
acontece les deseo:
- Mejor actitud y cero luchas sin sentido – escojan sus batallas, pero no claudiquen ante la guerra.
- Más acción y menos quejadera – los sueños no se materializan sin perseverancia y pasos concretos.
- Más besos, abrazos y expresiones de cariño presenciales y menos saludos cibernéticos.
- Objetividad y pasión – según necesiten, sin que una obnubile a la otra.
- Infinitamente la virtud de “agradecer” – sin comparaciones tétricas relacionadas con lo mucho o poco que tienen los demás. Agradezcan con más que palabras, den eso que les gustaría recibir, compartan, ayuden de corazón.
- Momentos gloriosos, instantes mágicos – que sepan ver y apreciar. Ver un amanecer siempre vale la pena e incluso la lluvia tiene su encanto.
- Momentos de reflexión, decisión y determinación – es cuando más aprendemos a responsabilizarnos por nuestras acciones, a medir consecuencias y sobre nuestros límites… especialmente los de la mente, y a madurar.
- Cultivar el amor propio – básico para tener relaciones sanas (de cualquier naturaleza), para conocerse y valorarse, ya que eso no lo puede hacer nadie por nosotros.
- A valorar lo que tienen – perdemos demasiado ocupándonos en pensar/ ver lo que no se posee o peor, en envidiar lo que tienen otros. ¡Vivan!
- Bendiciones multiplicadas, sobre todo en lo que dan, pero “ojo”, que aquello que dan para bien o para mal, siempre sobreviene.
- Y… al igual que este año, que no les falte en justa medida una dosis de VV (me vale… para no ser soez). Nunca está de más cuando se precisa no tomarse las cosas a pecho.
El elevador en este piso tiene sus exigencias, les
hablaré sobre ello con más frecuencia y en diferente tono; será mi forma de
agradecer, de agradecerles. Que el 2016 sea todo un alboroto de experiencias,
aprendizaje y valor… cada quien es el protagonista de su historia; marquen rating.
GG
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