miércoles, 17 de octubre de 2012

Sentencia de una aventura

La mayor carencia del ser humano hoy en día, es la del amor.  Esa ausencia de profundidad en los sentimientos, crea y alimenta todos esos males interiores que se convierten en conflictos que van desde el núcleo familiar hasta las grandes desproporciones bélicas. Dice Paulo Coelho en Aleph que el amor es superior a una persona y está hecho de decisiones.

Cuando algo bueno llega a mi vida, me es difícil no compartirlo.  Hoy, a través de estas canciones que nunca había escuchado y que tienen un enriquecedor contenido, les regalo amor.



Son para ser escuchadas en la cálida zona del alma porque es allí donde nos contemplamos a nosotros mismos. Pueden parecer canciones para enamorados, de hecho creo que lo son, pero las siento y las interpreto desde el romance que debiese arrancar desde adentro, del compromiso que tengo conmigo, que tienes contigo. Por ende, en la maravillosa aventura de vivir sentencio para todos lo siguiente:

§  Sentencio días de primavera permanente en nuestros corazones.  El poder de brillar desde nuestra recóndita existencia y ante las lluvias, siempre sonreír. Quien desee ver el arco iris, debe aprender a disfrutar de la lluvia.
§  Sentencio ser buenos padres, hijos, hermanos, amigos, compañeros, buenos ciudadanos. Sernos leales y por principio ser leales a los demás, sin desfallecer en la adversidad.  La realidad es que necesito de mí para salir adelante.  No hay mucho que los demás puedan hacer si no tengo voluntad.
§  Sentencio escapar del yugo de la memoria que a veces nos azota, que seamos como río que fluye y que las experiencias sean el propósito de nuestro aprendizaje y crecimiento.
§  Sentencio a la desesperanza, porque nunca una mañana ha vencido un amanecer; y, hasta el sol se oculta tras los celajes, sin perder su brillo. Donde haya desesperación, se siembre esperanza; y, donde haya duda, “fe”.
§  Sentencio abundancia de sabiduría para que tomemos decisiones, buenas o no tan buenas, tener la voluntad de decidir y emprender el o los caminos con osadía. 
§  Sentencio a amar como nos gustaría ser amados.  Con respeto, entrega, confianza y libertad. Amarnos a nosotros mismos, amar lo que hacemos, lo que somos, amar para dar, amar para recibir.  Amar hasta ser capaces de perdonar. Y sentencio el coraje para manifestar con hechos todos los amores de nuestras vidas, hasta el punto de que el amor esté celoso de tanto amor.

La mente tiene poder, así que lo que sentencies, eso será. Pero es importante no aferrarnos, evitar los apegos, a cosas e incluso a personas. La mayor parte de las veces, lo que queremos, no siempre es lo que necesitamos.  Dios lo comprende mejor que nosotros. La vida nos obliga a establecer prioridades y a veces nos lleva al límite.  Ninguna vida está completa sin un toque de locura. Cuando tenemos esas ganas locas de reconquistar nuestro reino, equilibrar nuestra armonía, nuestra paz – esa mezcla es la que nos permite aventurar, desafiarnos.

En estos días se celebró por primera vez el día internacional de la niña.  Y hay una frase muy cierta que me aplica: “los soñadores no pueden ser domados”.  Por eso cuando sueñes (que no cuesta nada), sueña en grande; sueña hasta que lo materialices porque el límite es el Universo.  Sirve de mucho cultivar nuestro niño interior, no reprimirlo. Me gustaría que todos tuviésemos la suficiencia para observar la vida desde la perspectiva de los niños, nos sería mucho más fácil y llevadero cada sendero.

Y como de amor he hablado, cierro con el siguiente extracto que modestia aparte, dice algo que vengo cantando hace mucho:
“Aprendemos en el pasado, pero no somos solo el fruto de eso.  Sufrimos en el pasado, amamos en el pasado, lloramos y sonreímos en el pasado.  Pero eso no sirve para el presente. El presente tiene sus desafíos, sea malo o sea bueno.  No podemos culpar ni agradecer al pasado por lo que está ocurriendo ahora.  Cada nueva experiencia de amor no tiene absolutamente nada que ver con las experiencias pasadas: es siempre nueva. 

El amor está más allá del tiempo.  O, mejor dicho, el amor es el tiempo y el espacio en un solo punto. 

No somos lo que las personas quisieran que fuésemos.  Somos quienes decidimos ser.  Siempre es fácil culpar a los demás. Puedes pasar tu vida culpando al mundo, pero tus éxitos o tus derrotas son tu entera responsabilidad. Puedes intentar detener el tiempo, pero estarás desperdiciando tu energía”. Aleph.

Tenemos mucho amor que entregar al mundo.  Enamórate de vivir. ¡Inténtalo!

GG
www.gina-atzel.blogspot.com

lunes, 15 de octubre de 2012

Perder con clase y vencer con osadía

Desconozco el autor de estas palabras, pero son tan significativas que “hoy” las quiero compartir, con la seguridad de que alguna línea siempre toque nuestros corazones y sean un reflejo de nuestras vivencias:

Ya perdoné errores imperdonables.
Intenté sustituir personas insustituibles
y olvidar personas inolvidables.
Ya hice cosas por impulso;
ya me decepcioné de personas que pensé que nunca me decepcionarían,
pero también decepcioné a alguien.

Ya abracé para proteger,
ya reí cuando no podía,
ya hice amigos eternos,
ya amé y fui amado,
pero también fui rechazado;
fui amado y no supe amar.

Ya grité y salté de tanta felicidad,
ya viví de amor e hice juramentos eternos,
pero fallé muchas veces.

Ya lloré oyendo música y viendo fotos.
Ya llamé solo para escuchar una voz,
y me apasioné por una sonrisa.
Ya pensé que me moriría de tanta tristeza…
Tuve miedo de perder a alguien especial
(y acabé perdiéndolo), más sobreviví…
Y todavía vivo…

No paso por la vida,
y tú tampoco deberías solo pasar: ¡VIVE!

Es bueno ir a la lucha con determinación,
abrazar la vida con pasión;
PERDER CON CLASE Y VENCER CON OSADÍA,
porque el mundo pertenece a quien se atreve y la
VIDA ES MUCHO PARA SER INSIGNIFICANTE.

Uno de mis queridos asesores espirituales, regaló la siguiente frase: “Cuando lo imposible se presenta y tus esfuerzos parecen haber llegado a su límite, ten calma; justo en ese momento comienza la acción de Dios. Lo que a los hombres resulta imposible, para Dios es más que posible”.

No tengo dudas de que la vida es una cuestión de actitud y que nosotros determinamos el sentido que le queremos dar. Dice Paulo Coelho, que “la sabiduría tiene valor solamente si puede ayudarnos a vencer algún obstáculo”.  En ese sentido, la constante de nuestro día a día nos pone en situaciones más complejas a medida que los años se convierten en cómplices.  Es importante aprender a determinar cuándo es el momento de soltar, descartar, desechar, como me dijo un buen amigo, sin perder la elegancia, ni la paz. Y estar resueltos cuando nos toca vencer y para eso, necesitamos mucha voluntad y osadía.  No se trata de nadar contra la corriente y desgastarnos en el intento, sino de materializar nuestras metas o propósitos inmediatos… La sabiduría, el trabajo, el amor, el dinero, no son cosas que llegan a tocarte a la puerta, requieren tenacidad, constancia, todas las ganas del mundo y hechos concretos, ya que ciertamente, éste, le pertenece y está diseñado para quienes se atreven.

En estos días me preguntaron, qué es lo que quería decir con eso de “amar es una decisión”.  Probablemente el cuestionamiento fue hecho desde la perspectiva sentimental, pero aplica para todos los planos de nuestras vidas.  Amar a Dios, amar al prójimo, a mis padres, a mi familia, a mi pareja, a mis hijos, a mi trabajo, amar lo que soy y quién soy. Creemos o sentimos que nos enamoramos sin darnos cuenta, pero estamos más que conscientes durante el proceso. Y en cada nivel, tenemos la potestad de elegir aunque por experiencia sé que eso se aprende con el tiempo. Decidimos amar, odiar, finiquitar, empezar, sufrir, seguir, dar, recibir…que la vida pase o VIVIRLA con pasión.

He estado en posiciones extrañas y muchas veces inverosímiles (como muchos), y me he dado cuenta que todo pasa por algo, pero pasa en el momento preciso, ni un segundo antes, ni uno después. De nada vale forzar; fluir es un arte. Lo que es para ti, aunque te quites y lo que no, aunque te pongas. Nadie, ni nada entra o sale de nuestro camino por casualidad, son causalidades. En ese trayecto es probable que debamos perder cosas, para ganar otras.  Cada quien es responsable de las líneas escritas en su libro.  Habrán situaciones fuera de nuestro control, que parecieran entorpecer la luz que nos guía hacia el punto que tenemos a la vista, pero ésta no es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Incluso tendremos detractores, la envidia y el ego se anteponen como defectos de carácter 100% humanos, ante eso: elevarse. Nuestra insensatez radica en “permitir” que esos factores nos arruinen de todas las formas posibles. Otra vez: elévate.

Ayer ya pasó.  No lo puedes cambiar, pero tampoco deberías olvidarlo porque hace parte de lo que eres hoy y te da la potestad de ser más fuerte o mejor persona (depende de ti). Ayer nos obligó a crecer. Mañana, es tan incierto que quemar neuronas en lo que podría ser, es anticiparnos a nuestros temores. La mente tiene poder.  HOY, está lleno de magia, de milagros, de certezas, de oportunidades.  Busca en eso que parece negativo el aprendizaje, dale la vuelta, y sácale ventaja.

Decídete, atrévete, experimenta, entre lágrimas o ante lo complicado, rétate y ríe; agradece y valora.  El brillo y la energía vienen de adentro. No dependas del factor suerte, haz que las cosas acontezcan.  ¡Triunfa!

GG

viernes, 12 de octubre de 2012

YO SOY PANAMÁ

Hace días que observé por un canal de cable, la campaña “Yo soy Panamá”. Como publicista, he de admitir que me gusta el concepto, los colores, el jingle.  Le eché un vistazo a la página web www.visitapanama.com y aunque hay cosas que legítimamente se pueden mejorar, la información básica es un atractivo turístico con gran potencial.  Sin embargo, no me interesa ahondar en temas de promoción, presupuesto, ni imagen.  Prefiero, como panameña, inclinarme por el concepto. 

En las oportunidades que he tenido de salir fuera de nuestras fronteras, generalmente suelen asociarnos con Roberto Durán, el Canal de Panamá e incluso con Noriega.  No importa si son 30 o 3 días; con una patria chica en tamaño, pero grande en sentimiento, es muy fácil llevarla en el corazón y aún así, experimentar la nostalgia de la propia identidad.  Quizás me estoy haciendo más vieja, porque en cada regreso cuando anuncian el inminente aterrizaje se me nubla la vista y termino enjugándome las lágrimas de pura emoción.

No me siento más panameña que nadie, solo sé que soy 100% orgullosa de serlo.  Dios ha sido tan generoso que me permitió nacer en esta cuna de sabor, estilo, riqueza; cuna de campeones, de guerreros optimistas y folclóricos… Y, mientras más conozco otros foráneos y más recorro nuestra corta extensión, más me enamoro de Panamá.  Es un idilio.

Hace varios años, cuando trabajaba en territorio C3, por accidente me tocó atender una entrevista con periodistas europeos y dentro del cuestionario, surgió la pregunta de ¿cuál es el patrimonio más importante de Colón? No me tomé tiempo para pensar porque siempre he tenido claro que la fortuna más grande en el 507 (como anda sonando en una canción), es su gente.

Los panameños somos juega vivo, sí, pero también somos individuos llenos de carisma, alegres por la vida a pesar de las contrariedades. Lo que no sabemos, generalmente lo inventamos. Con el panameño de lo que traes, llevas. Bailamos lo que nos pongan por delante y nos adaptamos rápidamente a las situaciones.  Amamos el sancocho, el arroz con pollo, los tamales, el bollo preñao, el arroz con coco y guandú, la carimañola, tortillita frita o asada, pero también le damos a la pizza, a las papas fritas, a la arepa, al falafel, los tacos, el chow mein y mucho más.

En este país de locos (locura selectiva), donde celebramos hasta al perro, privilegiados en posición geográfica y abundancia de flora y fauna, unida por el deporte o enfrentada por prácticas políticas o religiosas; con tanta variedad racial y toda la influencia multicultural, lo que más nos distingue es nuestro don de gente.

Me es fácil cerrar los ojos, transportarme a la infancia y llegar a hoy día sintiendo el aroma de mar, que no lo aprecias hasta que comprendes que muchas personas alrededor del mundo siquiera lo han visto.  Huelo comida casera, pulpo en coco, carne asada o tal vez ropa vieja, ensalada de feria, mmm… Me saboreo un duro de coco, una paleta de piña, un boli de tuti fruti, o quizás una pinta bien fría, una chicha de tamarindo… Me como un marañón curazao que me aprieta la boca y luego el rico olor de la semilla tostada en fogón. Se me antoja una ensalada de mango o un racimo de mamones.  Me sabe a huevito de leche, suspiros, pesada de nance, pastelitos de Panadería Colón, bon de la Baguette, queso de Chela o pescado frito del Chorrillo. Bailo al son de los combos nacionales, Rubencito, Celia Cruz, El Gran Combo, La Sonora Ponceña, Samy y Sandra, Ulpiano, Osvaldo Ayala, Nando Boom, Nigga, Real Phanton, el Roockie, Tabou Combo, Gilbertito Santa Rosa, Marc Anthony, Juan Luis Guerra, canto como Erika Ender y termino el bailoteo con el ritmo de los congos portobeleños.

"Yo soy Panamá", no es un llamado para el extranjero, es para todos y cada uno de los que aquí nacimos en este suelo fértil y hermoso.  La lucha viene desde adentro.  Ser Panamá, es ser responsable contigo, con tu familia, con tu trabajo, con tus obligaciones y con tus derechos.  Es no tirar basura en la calle, ser cortés al conducir, respetar las señales de tránsito, regalar una sonrisa no solo al turista, sino al hermano, al prójimo que tienes al lado.  Ser Panamá es aprender y ser competitivo; esforzarte por lo que quieres y luchar por lo que crees.  Te obliga practicar turismo interno y conocer este hogar antes de visitar el ajeno. Desde Darién hasta Bocas del Toro, vívelo, disfrútalo. Da la cara, sé honesto y leal. Apoya el talento nacional y defiende tu bandera.

Dice Ruben Blades en una de sus mejores canciones – aunque todas son buenas:  Patria son tantas cosas bellas…  ¡Cuídala, ámala, protégela! La mano y la magia de Dios reinan sobre nosotros porque cuando pensó en el paraíso, pensó en Panamá.
  
GG

jueves, 11 de octubre de 2012

Desde otra ventana

Un viejo hábito es el de asomarse por la ventana.  Pareciese el mismo paisaje, pero si le observo con atención, cada día hay algo nuevo que descubrir: el cielo, los árboles, el clima, los vecinos, el tráfico…  Cuando salgo de mi entorno, parezco tener el mismo hábito. No recuerdo con precisión las ventanas que me han reflejado diversas historias a través de mi vida, pero ciertamente cada una deja perdurables memorias. 

Hace unos días, desperté y entre la maraña de cortinas, lo primero que hice fue curiosear por la ventana de Los Nogales.  Era una vista diferente a la acostumbrada.  Estaba en territorio desconocido, pero hermoso.  Los árboles eran diferentes a cualquier tipo tropical que abunda en mi país. En la inquietud de mi mente y con poca información sobre flora o jardinería, buscaba en mi mente qué o para que servía un nogal.   Todo desde el sexto piso lucía apacible, el clima frío y la lluvia tenue.

A veces quedamos en lugares inesperados, que parecen no tener nada que ver uno, u otras, desafiamos al destino y vamos por la segunda oportunidad de aprender.  Así fue como llegué a Santiago de Chile.  Conocí ese país por pura obligación laboral en el 2004 y en aquella oportunidad seguí la ruta que por la iniciativa de mis jefes conocí: Valparaíso, Viña del Mar y Valle Nevado.  Lo mejor de lo mejor fue éste último, porque fue mi primera vez en la nieve y claro que amo las primeras veces.

Como si la historia no se hubiese completado, ocho años después, el Universo, por razones diferentes me hizo regresar y aún así fue la primera vez de todas mis aventurillas que fui a pesar de…  Con el ímpetu de guerrera cerré todo por internet, lo cual es tremenda hazaña para mí.

¿Qué puedo decir con tan pocos días en un lugar?  A pesar de ser latinos, es una cultura que si bien nos une por el idioma, nos diferencia por muchas cosas: clima, infraestructura, leyes, población y otros detalles que llamaron mi atención.  Nunca he estado en Europa, creo que lo más parecido a algunos paisajes del viejo continente ha sido Santiago de Chile, porque la tecnología cibernética me permite hacer pequeñas comparaciones, guardando las debidas proporciones. 

No hice bien la tarea, todo fue muy rápido así que no fui preparada para lo que me esperaba. Sin embargo, supongo que eso le puso más color a la aventura.  El clima cambió de un momento a otro (culpa nuestra y aún no entramos en razón), e igual que en tierra azteca, lo que suponía una febril primavera se convirtió inexplicablemente, incluso para sus habitantes, en un invierno lluvioso que duró exactamente los días que estuve allí.  Era como un pez fuera del agua.  Todos forrados de pies a cabeza, al unísono con ausencia de color (vestidos de negro) y yo con muchos colores, zapatitos de bailarina en cuero y un ligero y cobarde abrigo que era un vil “peor es nada”. Y ese nada era justo lo que no me iba a detener.

Pese a la lluvia, el mal tiempo y la alergia en su máxima expresión, salí a conocer el centro.  Muy lleno de historia, una vista singular desde el cerro Santa Lucía, un paseo por la Palacio de la Moneda y el Centro Cultural, un rezo a la Virgen de las Mercedes en la majestuosa catedral y un exquisito almuerzo en el mercado.  Sí, como lo escucharon: en el mercado.  Hasta yo me asusté cuando me lo dijeron e iba un poco a la defensiva porque “el mercado” no es el lugar más lindo ni más higiénico para comer, excepto en Santiago de Chile.  Comí como reina en el restaurante El Galeón.

La cerecita del pastel era conocer de primera mano un viñedo.  ¡Wao! Por más ignorantes que podamos ser, ¿quién no conoce la excelencia de los vinos chilenos? Llegamos a la viña de Concha & Toro y aunque el clima nos limitaba el recorrido, no hay cómo describir la sensación de estar en las bodegas y terminar caminando por el bien conocido “Casillero del Diablo”, es ver para creer, degustar y extasiarse.  Yo que presumo de ser una niña 100% tropical amante del sol, la arena y el mar, confieso que la experiencia, vale la pena.

Más fácil se me da subir Volcán Barú, montarme en un kayak, lanzarme de una pendiente amarrada de una cuerda o practicar canopy, que salirme sola a caminar sin conocer el área. Ajusté mis ovarios y llegué caminando a Costanera Center, un gigantesco edificio de 70 pisos, en donde los 6 primeros están dedicados al comercio, mejor conocido como mall.  Previo a un auxilio que felizmente recibí, me abrigué, cambié de unas bailarinas grises a otras en color crema y me lancé.   Belleza, pura belleza en el camino a pie.  Todo impecable, el paisaje parecía pintado.  A lo lejos se distingue el relieve de lo que son montañas nevadas.  Calles limpias y bien señalizadas.  En mis rondas quedé almorzando en un reconocido restaurante que también hay en Panamá (dicen que es mejor bueno conocido que malo por conocer). Hasta al cine fui a dar y como ya conocía toda la cartelera, compré un boleto solo por el hecho de que el detalle de la película mencionaba que era comedia y yo con tanto frío, necesitaba reír.  Gran sorpresa que el largometraje era de producción nacional. Lástima que no nos lleguen este tipo de cintas, pero con “Paseo de oficina”, reí hasta llorar.  Y, aunque el clima parecía ensañado conmigo, le reté.  Volvió a llover y la turista utilizó todo el efectivo, para no regresar al 507 con moneda extranjera, así que ni para el taxi le alcanzaba… Como hace mucho no hacía en mi tierra y dispuesta a pescar una pulmonía, recordé que la vida es una cuestión de actitud y me metí bajo la lluvia, sin perder el glamour (muerta antes que sencilla), regresé a Los Nogales como un pequeño pavo real mojado (pollo jamás), pero con una dichosa sonrisa de oreja a oreja. Dato curioso: en Chile manejan energía de 220.  Cuando llegué y aun habiendo comprado un adaptador, mi secador de cabello sencillamente pereció.

Luego de conocer los alrededores, la vida de la ciudad, sus habitantes que no son nada alegóricos como los caribeños, más bien de tipo reservado y tranquilo, puedo concluir que, con todo y el frío, la lluvia, el frío (otra vez), la alergia, la rinitis, las ampollas en los pies, la obligada estadía por un día adicional porque alguna persona o sistema electrónico canceló mi vuelo de regreso por error o por discriminación (viajé con millas) y casi quedo como indigente de no ser por la hospitalidad chilena, la pasé como decimos con acento panameño “del carajo”.  El clima ni siquiera tuvo la culpa, más bien fue mía por no haber ido preparada.  Extrañaré la tanda del once, que es el ratito en las tardes para tomar un buen té (mi cuerpo y mis manos lo agradecieron), pero me doy por bien servida, para mí fue misión cumplida. La comida genial, los vinos una delicia, el pisco sour que no puede faltar, la cortesía, las atenciones y los paisajes pagaron con creces mis días desde otra ventana.

 
La vida es una, vívanla.

GG

miércoles, 3 de octubre de 2012

¿Dónde está mi media naranja?

Probablemente el desdén por desmenuzar esa frase esté dirigido a la clase ávida y soltera, pero le cae un poquito la teja al resto: casados, revueltos o enredados, en concubinato escandaloso, amigos con derecho o casuales, y toda la gama habida y por haber.

En los sitios de citas, amor e incluso en las redes sociales, me causa gracia cuando leo que las personas colocan en su estado civil frases como: soltero(a) sin compromiso, es complicado, quiero nuevas emociones, entre otras originalidades. La que me llama la atención porque se ha convertido en una frase universal es “en busca de mi media naranja”.

¡Señores! no tengo nada en contra de la naranja, aunque por temas de salud tengo prohibido los cítricos.  Seamos honestos y justos, nadie en su sano juicio quiere “la mitad de algo”.  Por lo que a mí respecta, lo digo y siempre lo sostengo, soy una fruta completa.  Esta analogía que en realidad no tiene nada que ver con comer o con dietas, me sirve para explicar algo bien sencillo.

Nacimos completos, somos frutas completas – la que sea que creas que eres, para gustos, los sabores.  Por ende, tenemos la capacidad de generar por cuenta propia deliciosas chichas (jugos o refrescos para los no panameños), batidos, postres y demás.  El meollo de buscar la fruta o la pareja es una cuestión de “complemento”, no se equivoquen, no se engañen. Lo que deseamos es balance, esa fruta que mezclada con la nuestra produzca exquisiteces, delicias exóticas...  No pierdan de vista que hay mixturas que pueden desencadenar en un daño estomacal severo o reacciones alérgicas de temer, así que mucho cuidado en la pre selección. Tal vez, algunos nos consideremos frutas tan sustanciosas que podamos encontrar equilibrio con vegetales, licores y algo más… Para imaginar, no hay límites. ¿Quién dice que el ceviche de corvina no es más rico con manzana? ¿O que la margarita aparte de tequila necesita una buena fruta para combinar: limón, fresa, mango, tamarindo? ¿Ven? Esto suena a receta, pero las combinaciones son infinitas.

Lo básico es que hay combinaciones que por muy perfectas que parezcan a veces no resultan. En la viña del Señor, de todo hay.  En el camino empalagan, se dañan o ya no saben igual.  La buena noticia es que sin esa otra, sigues teniendo la misma capacidad y libertad de producir.  No lo olvidemos.

Todos buscamos el amor.  Es intrínseco en el homo sapiens. Eso que anhelamos no es la mitad de nada, merecemos el 100% de quien pueda darle equilibrio a nuestro plano emocional. No aceptemos menos de eso.

En estos tiempos de banalidad, pretensión, egoísmo, intolerancia, probablemente seamos más minuciosos a la hora de elegir; algunos porque no ven muchas opciones, otros luego de varios asaltos estomacales y muchos que no pierden la esperanza de hallar el ingrediente ideal, esa persona que adorne como estrella el esplendor de tu luna. Y no les puedo quitar esa ilusión porque he visto un par de cocteles, ensaladas y postres bien buenos, que no han pasado de moda y cuyo amor no se extingue porque el tiempo solo ha sacado lo mejor de cada uno y les ha hecho madurar.

¡Atentos! Que también pasa que puede que escudriñemos mucho y tengamos al lado lo que es obvio, bien cerca y por no decidir, perdemos instantes mágicos perdurables con ese ser especial. Recuerden: a partir de hoy, nada de media naranja… Si la quieren, si la necesitan, si la desean, pidan bien: “busco una naranja completa”.  ¿Y tú ya sabes que fruta eres?

PD. Los que ya tienen su frutilla, inventen nuevos postres para que no se aburran de lo mismo... ¡Romanticismo eh! Denle fuerte a la creatividad, pero nada de terceras frutas, tres son multitud.

GG

martes, 2 de octubre de 2012

Muchos colores, una cinta por la vida

No importa el color de la cinta, si la lucha es a favor de la vida, se apoya.  Hoy hablo en nombre de los miles de gladiadores que han batallado, que batallan y de otros muchos que fueron guerreros hasta el final.

Sostengo que se es más empático con las vivencias de otras personas cuando experimentas la misma situación.  No obstante, me ha tocado fraternizar muy de cerca con seres queridos que pasan por un proceso de salud tan delicado que en ocasiones es una sentencia de despedida.

No vale la pena enfocarse en el trauma psicológico y físico que esto supone; ni en el sufrimiento, el desgaste o las frustraciones que arrastra tanto para ellos, como para sus seres queridos.  Prefiero darle preponderancia a su voluntad, valentía, esperanza y al maravilloso poder de la fe. Soy declarante de que en oración, la fe mueve montañas y genera milagros.

Entre nuestros familiares, amigos, compañeros o conocidos, generalmente hay alguien que le toca demostrar a través de su enfermedad la supremacía de sobrevivir, que es sin duda, parte de nuestra condición natural.  Son personas excepcionales que lejos de inspirar compasión o lástima, iluminan con su actitud porque siendo testigos de la fragilidad humana, también representan testimonio y son la mejor expresión de fortaleza y perseverancia.

En ocasiones escucho con decepción que nos resistimos a cuidarnos en todos los planos posibles, incluyendo la ciencia. No sé si sea por ignorancia, por ego, por miedo o por simple estupidez.  Cuando me dicen: moriré virgen hasta el fin (refiriéndose al examen de próstata); o, yo estoy casado(a) para qué necesito una prueba de HIV; me voy a untar X remedio que me recomendó X y ese bultito en el seno cederá, seguro son ganglios inflamados; ¡ah!, si tengo cáncer prefiero enterarme cuando esté al borde porque no me voy a someter a quimioterapia ni nada de eso, de algo nos tenemos que morir…  Me pregunto ¿qué tanto amo o ama su vida?

En pleno siglo XXI aún hay tanto desconocimiento y tabú sobre cura, como sobre prevención.  Nuestros abuelos fueron más longevos porque se cuidaban.  No había tanto estrés, así que probablemente no tenían el hábito de hacer ejercicios, pero comían más saludable.  Somos lo que pensamos, lo que comemos, lo que hacemos… Cuidar del preciado don de la vida y de la salud (que no tienen precio), depende en gran medida de cada uno y aún así no es garantía porque nos anteceden las herencias genéticas.  Pero tomemos en cuenta que las cintas tienen mil colores y mil causas: para la prevención de cáncer y leucemia, de SIDA, el autismo, la parálisis cerebral, síndrome de down, alzhéimer, etc.  Hay quienes desarrollan o adquieren enfermedades y otros que nacen bajo algunas limitaciones o condición especial, viven con ello y nos dan grandes lecciones sin importar de cuántos asaltos sea la pelea.

No miremos para otro lado porque todos estamos expuestos, nadie quiere, nadie lo busca, pero es una realidad.  Importante: prevención, consciencia, solidaridad, aprendizaje/ información y amor.   

Solo tengo palabras de respeto, admiración y mucho amor para las heroínas y héroes que de una u otra forma han dejado o dejan huellas en mi vida: Carlos A. Gómez (mi abuelo), Marta Chong, Margarita Hepburn, Deborah Dorfmeir, Xiomara Shepherd, Marta Barrera, Judy Quiroz, Marissa Malo, Balbina Sánchez y todos(as) los que a punta de coraje siempre cogen impulso, se ponen de pie y dan la cara.

En este mes de prevención del cáncer de mama y de próstata, recordemos que esto es un día a día; mil colores, pero una sola cinta en honor a la vida. ¡Ánimo que no estamos solos y sonrían que Dios nos ama!
  
GG

lunes, 1 de octubre de 2012

Romanticismo: especie en extinción o fantasía anhelada

He buscado en frases célebres y no encontré nada.  En Wikipedia y lo explican en la línea literaria y musical.  La Real Academia de la Lengua Española ofrece 4 definiciones y la última dice: sentimental, generoso y soñador.

Este es un tema al que me negué a abordar de forma rotunda porque no estoy muy segura de ser objetiva.  Pero luego de unas lágrimas por absolutas carcajadas, prometí que lo haría.  Todo empezó así:

Fan: ¿Hoy día hay romanticismo o está desapareciendo? ¿O, es que necesitamos ser inyectados por la magia de Hollywood?
Gina: ¿No entiendo?

Fan: en el día a día existe romanticismo o es que necesitamos a través de una película entender que estamos diseñados para amar, pero que con el estrés de lo cotidiano, más todos los problemas que vivimos hacen que esto ya no sea como antes: las canciones y las poesías de antes eran un tributo al amor. Hoy se le compone a la violencia y al SEXO. Ojo, que no es malo, pero tampoco es lo que debe mover al mundo. 
Es que acabo de ver una película y ayer vi TED y percibí que aunque el osito era un maleante medio pervertido (ja,ja,ja), floreció el amor – por la amistad, por la pareja.  Hubo romanticismo en la película.

Comercial: yo ya sabía por dónde venía la vaina.
Gina: quisiera responder eso, pero en mi vida, hoy, hay tan poco romanticismo…  Quizás las películas se crean con ese propósito para que esto no se pierda.  Ahora, cantan y componen lo que se vende y no tengo que entrar en detalles al respecto. El sexo vende, el amor lamentablemente no. Muchos lo perciben como cursi, pasado, old fashion. No veo nada de romántico en lo que viven algunas amistades y conocidos que están pasando por un divorcio, esa moda no me gusta.  Quizás buscamos romanticismo en lugares o personas equivocadas.

Fan: ¿pero se supone que en principio hubo? Por lo menos las parejas de nuestra infancia (nuestros abuelos, padres, tíos, etc.). ¿O será que el romanticismo es algo cultural o de ciertas épocas? ¿O le damos romanticismo a las personas que no van en sintonía con nosotros?
Gina: ¡$&(%”)&$”(… ¿por qué me haces esto?  Yo no sé. Yo soy supremamente detallista y no sé si esto se defina como romanticismo.  Sé que quieres que hable de esto, pero ¿no podías pedir algo más fácil? Siento que el romanticismo está siendo tan efímero como el amor del siglo XXI.

Esta conversación por blackberry, fue editada, extraje lo principal para que se rían y vean cómo y por qué surgen algunos temas. Luego de esto mi mente empezó a divagar, salí de la comodidad de mi cama para buscar en internet inútilmente. 

Amar es una decisión y como tal no pasa de moda.  Siempre escuchamos que el amor se cultiva, aja… Nos están hablando de romance. He puesto a “romanticismo” desde todos los ángulos posibles, hice un flashback para buscar momentos románticos en mi propia vida y en las que conozco y noté que hay muchos.  El ejercicio fue sano porque me hice los mismos cuestionamientos que mi fan.  ¿Es el privilegio de algunos?  ¿La suerte de otros?  ¿Pertenece a una época en particular?  ¿Se practica más en otros países, otras culturas? ¿Dónde está?

Creo que sería interesante que se lo preguntaran porque descubrirán interesantes respuestas en su mente y en su corazón.  Antes de dar mi opinión “objetiva” (no quiero ser pasionista y menos escucharme insensible o desilusionada), me gusta regalar ejemplos reales:

ü  Creatividad: le comenté a mi fan sobre algunos hechos en su vida que me parecían románticos.  Recuerdo aquella ocasión (aniversario o cumpleaños), en que aún vivía con su pareja en casa de sus padres y esa había sido una quincena difícil.  Me dijo que como en la casa no había intimidad, le iba a tocar innovar y preparar una cena ligera, copas, un buen vino (o champaña, eso sí no preciso con exactitud) y la recibiría dentro del auto para celebrar y asumo que lo hicieron de todas las formas.  Probablemente para muchos esto suene a que él es un runcho o un miserable. No sé cómo lo interpretó la homenajeada, pero para mí fue lo más original y romántico, según las circunstancias del momento.
ü  Sentimiento: hace pocos días fue el primer aniversario del fallecimiento del papá de mi mejor amigo.  Le pregunté cómo se sentía, pero hice especial énfasis en cómo se sentía su mamá.  Después de más de 40 años casados, cosa que ya no se ve, y siendo mujer, me puedo imaginar los sentimientos encontrados de la tía. Pero también celebré este año las bodas de oro de otros tíos y verlos agarrados de manos y bailar nuevamente frente a todos… Me erizo de emoción solo de poner esa imagen en mi mente. 
Recordé que mis abuelos paternos, siempre iban juntos a recoger su cheque de jubilados y luego de compras al supermercado. Lo sé porque yo iba con ellos; es unas de esas memorias indelebles que no se borran.  Siempre juntos y sé que en esos matrimonios de antes, había mucho trapo sucio, pero duraban aún con los altibajos de cualquier relación, unidos por amor, por compañía, por convicción… Sé que ahora estarán pensando: es que se aguantaba mucho y eran otras condiciones.  ¡Sí! Pero duraban, porque era su decisión y eso es romántico.
ü  Sorpresa: ¿qué puedes hacer para que la persona que amas, a quien le apodan “el grinch” tenga una Navidad inolvidable?  Yo compré 17 regalos y los enumeré.  Había de todo lo que le gustaba (y más) en el paquete navideño: sweetars, un carrito a control remoto, una bata de baño, hasta un Waoooo, esto sí que no lo esperaba...  Claro, necesité la ayuda de un secuaz para esconderlos por toda la casa sin levantar la menor sospecha… Y ese 25 de diciembre fue inmortal. ¿romántico eh?
ü  Sagacidad: ¿te han dicho públicamente que te aman, sin que los demás lo sepan?  ¿Una clave secreta que te hace reír y te sonroja al mismo tiempo? A mí sí, y aunque también me lo dijeron a vox populi, para mí era la máxima puntuación del romance y no costaba ni un real.
ü  Complicidad: el esposo de una amiga quién pasó por quimioterapia, se cortó el cabello al ras, al mismo tiempo que ella para solidarizarse con esa traumática etapa del proceso… Muestra de amor, lealtad y romanticismo.

Como estos, muchos ejemplos tradicionales y locos: flores, serenatas, canciones dedicadas, cartas o tarjetas de amor, gringoladas (como un rótulo pegado a una avioneta que dice: ¿te quieres casar conmigo?), cenas, luz de luna o brillo de sol, en la tierra, en el mar, en el aire…

Antes parecía una iniciativa de género, se esperaba este comportamiento por parte de los hombres cuando estaban enamorando a una mujer.  Creo que luego, hubo igualdad de posiciones.  Hoy, parece una especie en peligro de extinción. 

El romanticismo no tiene mucho que ver con dinero, sino con detalles la mayor parte de las veces, inesperados. Claro que inviertes dinero, pero lo más importante es que dedicas tiempo y eso, no tiene precio. Es esa chispa que te recuerda a diario lo especial que eres para otra persona o que te empuja a hacérselo sentir a tu ser amado.  Lo puedo comparar con la belleza, maestría y admiración que producen los fuegos artificiales.  No los vemos todos los días, pero siempre que se puede, nos resultan hermosos, y por fuerza nos obliga a detenernos, inclinar la cabeza y disfrutar con la mirada el espectáculo. En mi caso, recuerdo levantarme a la 1, 2, 3, 4 a.m. o la hora que fuese a preparar café y una deliciosa lonchera, y los que me conocen, saben que no tengo hijos… Invertí tiempo, no dinero; porque podía, porque quería.

Hay una delgada línea entre el romanticismo, la ridiculez y la insensatez:
1.    Romanticismo: planear una fiesta sorpresa y pedir matrimonio de rodillas declarándole tu amor a la persona que amas (no solo los hombres declaran amor o piden matrimonio, que conste).
2.    Ridiculez: mandar un ramo de flores de US$100.00 para declararle amor a tu pareja, luego de que ésta se entere de que sales con ella y con cinco más al mismo tiempo (aplica para ambos géneros).
3.    Insensatez: invertir una suma extravagantemente absurda en un anillo de compromiso, una fiesta de bodas y no tener una casa donde vivir (el colmo de lo absurdo).

No soy maestra en esta cátedra, pero como todos, en algún momento he disfrutado de dar y recibir romance. En esto, todos somos jugadores, mientras más lo practiques, más perfeccionas la técnica y mejor te sale.  Se nos olvida algo que es parte de nuestra propia naturaleza, nacemos diseñados para amar y aunque en ocasiones duele, es un proceso que llena y deja aprendizaje. Por ende el romance está en cada uno, es la expresión de lo que somos cuando amamos. Que nada, ni nadie roben esa espontaneidad que se genera cuando quieres a alguien.  El romance entre pareja es sublime, pero es igualmente bello entre amigos, entre familia… No debe depender, ni perderse en aquellos que no lo aprecian, porque siempre habrá alguien que suspire, que agradezca, que sonría, que llore de felicidad por tu gesto… El tiempo pasará, tal vez tú pasarás, pero ese recuerdo siempre queda inmortalizado en la memoria de quien lo recibió, y eso paga con creces todo lo demás.

Atrévete a regalar instantes mágicos, desde un ¡que radiante luces hoy!, hasta cruzar kilómetros, romper con el tiempo y con la distancia, si fuese necesario.  Deja de envidiar o anhelar el romanticismo de otras parejas y practícalo en la tuya. No esperes, “da”. Dale romance a tu pareja, a tus padres, a tus hijos, tus amigos, tu hermano, dale romance hasta a tu mascota.

El romanticismo no es una cuestión de época, cultura, no es exclusivo de nadie, y por si las moscas, me alegra ver que los raperos (reggae latino), están dejando a un lado la onda de la violencia para cantarle al amor en todas sus facetas, poco a poco, pero hay cambio.  Y para cerrar con las definiciones de la Real Academia de la Lengua Española, sueño con el romance, creo en el amor a pesar de todo y estoy convencida de que Dios es muy generoso con nosotros, nos enamora, cada día, cada hora, cuando veo un amanecer, cuando veo un atardecer, cuando nos regala un arco iris, no importa qué tan aburrida o maluca fue mi jornada, esa manifestación de amor me arranca una sonrisa de oreja a oreja (aunque algunos quieran darme la explicación científica que produce el arco iris, se la ahorran porque eso es amor de Dios).  Enamórate de ti y enamora a todos aquellos a quienes amas, es tarea de hoy.