sábado, 14 de junio de 2014

Decálogo de una mujer alfa

No puedo dejar de reírme de este título puesto que el enfoque que le voy a dar, más masculino no puede ser. Mi frase favorita es “con el tiempo he aprendido”, pero como el tiempo transcurre sin detenerse, el aprendizaje es continúo.

Sin creerme experta en temas macho, masculino, alfa – primitivo, testosteronales (esta palabra la acabo de inventar y la RAE me va acribillar), etc., etc., etc., hay cosas que se caen de su peso y que es bueno que las féminas tengamos presente.

Hace unas cuantas semanas viví dos episodios que serían un preámbulo, una cucharadilla de lo que todas las mujeres en el mundo viviremos a partir del 12 de junio de 2014.  Estaba el asunto aquel de la final de la UEFA Champion League. A soga corta, recuerdo que un querido amigo veía un partido en el que la expresión de su rostro honestamente parecía la de perro con hambre… Su mirada, si a eso se le puede llamar mirada, era fija y cuando digo fija, ni siquiera parpadeaba. La boca a punto de baba y su rostro en general, mmm… Estaba ensimismado en una relación TV – juego – él. 

Días después, como cada jornada, me fui a la cafetería de la oficina a almorzar a eso de las 2 (cuando ya está vacía y puedo degustar mi comida con calma)… Cual fuera mi sorpresa de que esos 20mt2, estaban amotinados de homosapiens, primitivus, caverniculus (me doy por expulsada de la RAE). Ninguno se dio cuenta de mi presencia; me convertí en una especie espectro holográfico para observar en todos ellos -- sonrisa en cara-- el mismo pincel tipo Picasso dibujado en el rostro de amigo.  Todos embobados, concentrados como no es su costumbre y en posiciones tan homogéneas que de no ser por la aparente importancia de lo que captaba su atención, habría querido ponerles por delante un yogui o quizás algo más atrevido como un libro de kamazutra. Quienes no lograron puesto para las nalgas, deambulaban por el pasillo como no queriendo la cosa y asomaban la cabeza y recostaban el hombro junto al marco de la puerta. Otros más osados, disimularon ir a buscar café o agua, pero en general, muchos llegaron como abeja al panal.

Este decálogo que no es de diez, es para las mujeres.  Por la subsistencia de nuestra raza en los próximos 26 días que aún faltan, sobre todo aquellas que no saben ni pío de fútbol, que no les interesa aprender y que no tienen curiosidad femenina por ver piernas masculinas bien torneadas en los juegos:
  • No es solo un mes. Comprendan que el fútbol hace parte de su ADN. La diferencia es que este mes, cada cuatro años, su genética se afecta considerablemente, así que no luchen contra eso. Fluyan.
  • Tiempo. Cada partido dura en promedio unos 105 a 110 minutos. Dos tiempos de 45, un receso de 15 y la dichosa reposición que le pegue en gana al árbitro.  Si no te puedes sentar a ver el partido sin hacer preguntas tontas, busca otro oficio. Toma en cuenta que tu macho luego querrá otros minutos adicionales para escuchar los comentarios de “los expertos” (aunque su juicio no coincida con el de ellos).
  • Hay momentos y hay momentos. Si el día tiene 24 horas y él utiliza 1:45 para ese idilio deportivo, olvida invertir tiempo y esfuerzo en querer entablar una conversación ajena a lo que acontece en ese preciso instante. Si lo haces y se pierde un gol, no te lo perdonará. Nada de lo que digas o de lo que él responda por salir del paso, tendrá sentido.
  • No te expongas. ¿Por qué quieres ponerte el negligé comprado en diciembre y archivado en el ropero para captar su atención y pasearte frente a la televisión justo cuando está disfrutando del partido?  Esas viejas artimañas venusinas no funcionan cuando hay un Mundial de por medio… Y cuidado, no dejes la casa, a los niños o el arroz en la estufa a su cuidado mientras hay partido; eso puede terminar en caos.
  • ¿Enojarse? ¿¡Para qué!? Nada que explicar, no vas a ganar. Olvida el plan de víctima.


Finalmente, el asunto radica en ser una “estratega”… El día tiene más horas a las que puedes sacarle provecho si lo haces con inteligencia. Utiliza el fútbol a tu favor, nunca en contra. Prémialo con aquello que disfruta mientras ve el juego porque luego que este termine, gane o no su equipo, regresará a ti y ahí es donde tú… metes los goles.

GG

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