sábado, 14 de junio de 2014

¿Basta con el amor?

Con el amor no todo está dicho y cuando se habla de ello, hay millones de perspectivas y significados que se le pueden dar… La realidad que nos rodea enseña (no sé si bien o mal), que en cuestiones de carácter afectivo - emocional, se necesita más que amor, porque por ahí dicen que el amor no se refleja en la paila, ni paga las cuentas.

Más allá del contexto racional y/ o económico, pienso que hay situaciones particulares en el que el amor, con la intención con que fue concebido, no solo basta, sino que también “pesa”.  Y no me refiero a peso como carga, sino al valor que cubre todos o muchos de los espacios que necesita nuestro corazón y por qué no, hasta el alma.

No voy a hablar de lo afortunada que soy por tener dos padres, pero un claro ejemplo del amor que vivo a diario, es el que recibo de ellos.  “Mi api lindo” como le digo, que más allá de vínculos de sangre o de apellido, está conmigo 24/7 y me “apoya” en toda la extensión de la palabra, sin que yo tenga que “dar algo” a cambio.  Mismo signo zodiacal intenso y hasta explosivo, mismas loqueras, aunque debo admitir que él es 10 veces más divertido que yo.  Por el otro lado, “mi papi” con el indiscutible lazo genético, que viene cargado de mañas idénticas, parecido físico irrefutable, uff un mismo carácter tenaz y ese no sé qué, que nunca logro explicar cada vez que me roba una sonrisa con un mensaje de texto que dice: Hija, primogénita, tu papá te ama mucho.

El amor en las manos y el corazón de un padre es risa que encanta, miradita que endulza, abrazo que conforta, palabras que alientan, consejo que no engaña, cariño exclusivo y seguridad a prueba de todo… Papá es como dicen todos: “el primer amor de una niña”, nuestro galán, pero también nuestro fan; el mejor cuenta cuentos y quien nos mima aún consciente de que a veces abusamos…

Con tantos amores que he experimentado, me conformo con el de papá “al cuadrado”; me basta y me sobra. Nada que envidiar, solo sentimientos y más sentimientos para agradecer. 

De papis hay calvitos, con pelos, flacos, gordillos, altos, bajos, fuera de moda, fashion in, de todos los colores, culturas y religiones; algunos payasos, otros gruñones, su buen par de estrictos y su cualquier liberal; al que le gusta los deportes y al que los odia… Papás serios y papás sentimentales, paganinis o tacaños, pero todos y cada uno papá.

Esté físicamente o no, que tu amor por él sea grande y agradecido porque aunque no sea perfecto, para bien o para mal, alguna enseñanza te ha de regalar.  Somos una extensión de su amor y en esa medida estamos llamados a ser mejores seres humanos. ¿Basta con el amor? Sí, basta.


¡Felicidades a todos los buenos padres en su día! Bendiciones.

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